Una década después de embarcarse en una arriesgada aventura, Luis Venegas conmemora el aniversario de su revista ‘Candy’, dedicada a celebrar la transexualidad, el travestismo y la androginia en todo su esplendor. El editor y director creativo reúne a sus colaboradoras para charlar sobre cómo hemos cambiado –nosotres, la sociedad, y ellas, las protagonistas– en la década que ahora se cierra
Fuente (editada): VOGUE | Mario Ximénez | 30 DE MARZO DE 2020
Tomar la decisión de dedicarse a fundar revistas impresas en papel parece, en pleno siglo XXI, una idea un tanto romántica. Pero esto es exactamente lo que Luis Venegas (Vitoria-Gasteiz, 1979) hizo cuando fundó en 2009 Candy, una suerte de almanaque de moda y estilo con una vocación tan fresca como arriesgada: ser la primera publicación periódica impresa dedicada a celebrar “el travestismo, la transexualidad y la androginia”. No era la primera aventura editorial en la que Venegas, coleccionista compulsivo de revistas desde que era apenas un crío, se embarcaba en su vida. Había hecho lo propio con títulos como Fanzine 137, EY! Magateen o The Printed Dog (todas ellas fundadas y dirigidas por él), pero la elección de construir un producto que rindiera homenaje a la cultura trans en todo su esplendor era una apuesta, cuanto menos, arriesgada. “Creo que fue en torno a 2008, cuando me di cuenta de cómo cambiaba la forma de vestir en la calle y en la gente que iba a los desfiles de moda. De repente, podías ver a un chico de 20 años con una blusa de mujer y a las chicas rapadas, más andróginas. Si esa nueva generación estaba empezando a rechazar las formas tradicionales de moda y existía una nueva expresión, más libre y sin prejuicios de géneros de por medio, de entender el estilo, pensé que debía existir una publicación que se dedicara a reflejarlo”, recuerda. Un primer asalto cuya portada mostraba al modelo Luke Worrall travestido de mujer, y cuyo número incluía colaboradores como Kim Jones (hoy director creativo de Dior Homme), Christian Lacroix, la musa de la Factory Candy Darling o fotógrafos de la talla de Tim Walker y Karim Sadli.
Diez años después, a juzgar por la celebración, la jugada no pareció salir exactamente mal: la editorial Rizzoli –máxima valedora de ese género literario al que alguien bautizó como coffee table– le dedica The Candy Book of Transversal Creativity, donde resume en 272 páginas diez años de retratos y periodismo en torno a la diversidad de género desde un punto de vista propio y personal. “Es un punto de encuentro para algo tan cambiante como el tránsito. Esta revista nunca pretendió ser un almanaque exhaustivo, sino un medio de estilo que celebrara lo transversal, entendido como la unión de los conceptos ‘trans’ y ‘universal’. Todos estamos en constante cambio, ya sea en nuestro cuerpo o en nuestras mentes, así que aquí se cruzan muchísimas personalidades que en un momento de su vida nos mostraron eso precisamente: su cambio”.
Una de las mujeres que mejor conocen cómo ha cambiado la visión de este colectivo y su cambio en el imaginario social es la artista Roberta Marrero (Las Palmas, 1972). “Candy nació para ser como Vogue, pero para nosotras”, razona. Instalada en la cultura española desde los años noventa y autora de la autobiografía ilustrada El bebé verde (Lunwerg, 2016), se encontró en 2013 con un mensaje suyo cuando salía de ver la exposición David Bowie Is en el museo Victoria & Albert de Londres. “Me pidió que posara para la revista y, aunque intenté disimular mi entusiasmo al responderle, fue de las mejores noticias que he recibido en mi vida”. En un número cuya portada compartían Lady Gaga y Marilyn Manson retratades por el fotógrafo Steven Klein y que incluía reportajes a Viktor & Rolf, Rick Owens o la artista Florence Derive, Marrero debutaba con una serie de imágenes de Daniel Riera que sirvieron como germen de una relación personal y profesional. “Creo que el talento de Luis es tan esencial porque ha sabido mostrar todo el espectro que existe más allá de lo que la sociedad entiende por hombre y mujer. Cuando muchas personas escuchan la palabra trans, se imaginan a mujeres voluptuosas y barrocas obsesionadas por la belleza femenina, pero hay que acostumbrar a la gentea que ser trans no es solo la transexualidad de ser femenina, de participar en un concurso de belleza. No todas las mujeres trans aspiran a ser un estereotipo concreto, como tampoco lo pretenden todas las mujeres cis. Y eso se refleja muy bien en estos diez años de Candy, lo que nos hace un gran favor”, zanja.
Un argumento que también sostiene la periodista y escritora Valeria Vegas (Valencia, 1985). “Si algo hemos superado en esta década en España, son los estereotipos. Comienza a haber una pluralidad que antes no existía, y que poco a poco nos ayudará a eliminar las barreras de género que tantos años han castigado y marginado al colectivo”, añade. Vegas ya investigó la evolución de los prototipos de mujer trans en el libro Vestidas de azul (ed. Dos Bigotes, 2019), tomando como punto de partida la película homónima dirigida en por Antonio Giménez-Rico en 1983, y es la principal responsable de que se cumpliera uno de los deseos de Venegas para su retoño editorial: que Cristina Ortiz, o mejor dicho, La Veneno para el país que la descubrió en los noventa a través de la pequeña pantalla, apareciera en la revista. Lo consiguió en el número de primavera/ verano de 2017, unas semanas antes de su fallecimiento. “Ella no conocía la revista, porque su sueño era aparecer en la prensa del corazón, para que pudieran verla en su pueblo, Adra (Almería). Pero estuve explicándole que esto era algo mucho más importante, porque iba a estar en la misma revista que había publicado editoriales a Lady Gaga o Tilda Swinton. “Te van a ver en Francia”, le dije. Me preguntó: “¿Pero pagan?” Y, aunque no era el caso, la acabé convenciendo”, recuerda Valeria. Veneno, a cuya historia Los Javis dedican desde abril una serie de ficción para A3Media, no llegó a ver impresos los retratos que le hizo el fotógrafo Matías Uris, pero las fotos estuvieron a punto de convertirse en portada de aquel número. “No lo fue porque nos daba miedo caer en una frivolidad gratuita, pero es uno de los temas más especiales que he publicado”, cuenta Venegas.
Es exactamente ese equilibrio entre celebración y reivindicación el que ha hecho un éxito de la fórmula urdida por Venegas. En los 12 números que ha dirigido –eufemismo para una labor incansable que también se extiende a la coordinación, producción y edición de cada uno de los reportajes–, Candy ha capturado a iconos de la cultura pop como Tilda Swinton, tomando inspiración de David Bowie, Miley Cyrus, en gesto masculino y chulesco, o James Franco, travestido y cigarro en mano, hasta personajes trans, andrógines o no binaries como las actrices protagonistas de Pose (la serie de HBO); Violet Chachki (antes de su salto a la fama por RuPaul’s Drag Race) o Hari Nef, que ejerció de editora invitada.
Con todo, no es baladí que al título que ahora presenta la editorial Rizzoli le acompañe la frase “lo mejor de Candy, supuestamente”, ya que en estos dos lustros hay rostros e historias que no están incluidas en el tomo deliberadamente. “Hemos llegado a un público más amplio de lo que cabía esperar gracias a haber mostrado otra cara de estrellas como Miley o Lady Gaga, pero el espíritu de este libro es otro. Empezamos con iconos minoritarios por reivindicar, de Candy Darling a Divine, para mostrar a otros personajes que merecían su protagonismo por las historias que traían detrás. Elles son quienes han tejido esta historia”, concede, para zanjar con una última reflexión personal. “En todos estos años, he aprendido infinidad de cosas sobre género, diversidad, sexualidad y, sobre todo, libertad. Les personajes que aparecen en las páginas de este libro están ahí por un motivo doble, la admiración y el respeto que siento por elles. Cuando la motivación que te mueve tiene que ver con uno de esos dos conceptos, es difícil que te equivoques”.