Alejandro por fin verá reflejada su identidad sexual en los documentos oficiales. Con cinco años su familia tramitó el cambio de nombre registral, y hace unos días, a sus ocho años, el Registro Civil de Orense dictaba un auto favorable en cuanto a la rectificación registral de sexo en su partida de nacimiento.

Fuente: EUFORIA | Natalia Aventín Ballarín | 27 JUN 2022

El camino para obtener esta rectificación no ha sido sencillo administrativamente hablando. En mayo del año pasado la familia de Alejandro iniciaba el trámite obteniendo en septiembre un auto denegatorio que argumentaba la falta de madurez, a pesar de haber autorizado previamente, con cinco años, el cambio de nombre. La familia asesorada por la entidad Euforia Familias Trans-Aliadas recurrió el auto ante el organismo competente, en este caso la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública. El fallo dictado por este organismo consistió en revocar el auto del Registro Civil, que argumentaba falta de madurez sin haber tan siquiera entrevistado a Alejandro, instando a “retrotraer las actuaciones para que, en comparecencia personal ante el encargado del registro, se valore el grado de madurez de la persona inscrita y, en función del resultado, se dicte una nueva resolución”.

Afortunadamente en ese momento había otro responsable del Registro Civil de Orense, el Magistrado-Juez Darío-Carpio Estévez Pérez, que realizó una investigación jurídica sobre la situación y dictó un auto favorable acompañado de una extensa justificación basada en las sentencias de los Tribunales Supremo y Constitucional, la Constitución Española, la Carta Europea de Derechos Humanos entre otros textos. Extrayendo referencias como que “Si el derecho a la rectificación registral del sexo se orienta al libre desarrollo de la personalidad, limitar su disfrute a las personas mayores de edad es una privación de dicho principio constitucional a los menores” o que “la falta de legitimación de los menores de edad para rectificar su sexo en el registro civil supone negarles su derecho a la identidad sexual, que es imprescindible para el libre desarrollo de su personalidad y dignidad, para evitar el menoscabo a su derecho a la integridad moral, a la intimidad y a la vida privada y para evitar repercusiones lesivas en su salud en sentido amplio”

Esta resolución “es un avance muy importante para la lucha por los derechos del colectivo trans”, reconoce Natalia Aventín, presidenta de Euforia Familias Trans-Aliadas, destacando dos asuntos importantes: “se ha dictado sin presentar informes médicos de ningún tipo y para un niño de ocho años”. A pesar que desde los registros civiles se suele pedir la presentación de los informes de diagnóstico y tratamiento médico, en este caso la familia argumentó la negativa a presentarlos, actitud que fue ratificada por el informe forense recogido en el primer auto: “la Organización Mundial de la Salud no considera la transexualidad como una enfermedad o patología, sino como una condición consistente en una incongruencia entre el género asignado y el género sentido por lo que no se trata de un proceso que deba estabilizarse. Esta identidad de género acostumbra a formarse en diferentes etapas entre los dos y los cinco años de edad mediante ciertos comportamientos sociales (forma de vestirse, de llamarse, de jugar o relacionarse) y no se trata de una decisión de la persona, sino un sentir de la misma”

La fiscalía ya en el inicio del proceso reconoció que, atendiendo a la nueva Ley del Registro Civil, carece de legitimidad en este tipo de expedientes. Situación que nombra Natalia Aventín como relevante, en cuanto al contraste con la fiscalía del Registro Civil de Puerto del Rosario en Fuerteventura hace pocos meses recurrió el auto favorable de rectificación del sexo de Lois, una niña de nueve años. Recurso sobre el cual la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública todavía no se ha pronunciado.

Alejandro con su madre, María José

Alejandro con su madre, María José

Para valorar la madurez de Alejandro, el Juez Magistrado, mantuvo un conversación distendida con Alejandro de la que relata retazos en la resolución. Hablaron de las cosas que se puede hablar con un niño de ocho años, sus deportes favoritos, las expectativas de las vacaciones, de sus amistades y las actividades que realiza. María José, madre de Alejandro, dice que “tiene claro que es el desconocimiento social lo que hace dudar sobre la capacidad de que en la infancia se pueda reconocer la identidad propia. Todas las personas cis lo hacen, porqué no iban a hacerlo las personas trans, se pregunta”. Natalia, de Euforia Familias Trans-Aliadas añade “no existe un limbo de la identidad, en el acto de denegar el reconocimiento de la identidad libremente manifestada se impone, de forma obligatoria y expuesta socialmente, una identidad que no representa a la persona y que va a ser una fuente de violencia y de conflicto”

En los días del año que se celebra el Orgullo, como fiesta reivindicativa de la diversidad sexual y de género, esta buena noticia ilumina el camino que ha de seguir el Gobierno, para legislar sobre el reconocimiento de la identidad en menores basándose en nuestro régimen jurídico y de derechos fundamentales.

 

Contacto:
Natalia Aventín
Presidenta de Euforia Familias Trans-Aliadas
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