Fuente (editada): Público | Vanessa Angustia | 10/02/2021

Las personas LGTBIQ+ estamos hartas de la infantilización, la negación y la tutela de nuestra orientación sexual y nuestras identidades. Siempre nos encontrareis defendiéndonos frente al odio y el olvido. Sí, es patriarcado la tutela de nuestra identidad. Sí, es patriarcado aquello que defiende su modelo de familia nuclear heterosexual y nos niega.

Milito orgullosa en una organización que defiende los derechos humanos, que defiende a quienes son más vulnerables y que se llama ‘feminista de clase’ porque lucha de la mano de toda persona agredida, oprimida y silenciada por la estructura patriarcal. Nos defendemos juntas hasta lograr los derechos que nos niegan y tener unas condiciones materiales de vida dignas. Milito orgullosa en una organización que acompaña con su trabajo el liderazgo imprescindible de las personas trans en cada barrio y en cada institución hasta llegar aquí. Mis compañeras y camaradas me enseñaron que si no estamos todas, con los mismos derechos y caminando juntas, no es feminismo.

Un 80% de personas trans en España vive en situación de desempleo; el 77% de las mujeres trans han sufrido discriminación al buscar un empleo. Nueve de cada diez menores LGTBIQ+ son acosades en su centro de estudios y el 17% ha intentado quitarse la vida. Más del 30% de personas LGTBIQ+ aún sufren discriminación laboral, el 21% la ha sufrido en el último año. El 45% de las personas mayores entrevistadas en el informe ‘Mayores LGTBI, Historia, Lucha y Memoria’, en 2019, no revela a los servicios socio-sanitarios su condición de persona LGTBIQ+ por miedo al rechazo y a la vergüenza.

Según el Ministerio de Interior, en 2018 y 2019 los delitos contra personas LGTBIQ+ (por razón de identidad u orientación sexual y expresión de género) fueron la tercera causa de delitos de odio y la que más creció tras el racismo. El 83% de las personas encuestadas en España en el Eurobarómetro sobre discriminación en la Unión Europea (2019) defiende los cambios registrales de las personas trans para que coincidan con su identidad sexual.

Salir del armario sigue siendo un acto de valentía; ningún derecho es real si ejercerlo te pone en peligro, si no se garantizan las condiciones materiales necesarias y así sigue siendo. Ningún derecho es real si no legislamos para hacerlo efectivo. Fallaremos si las olvidamos y desprotegemos. Lean los estudios para España de la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) y luchen por cambiar la realidad material. ¿Cuándo cesará la pobreza, la exclusión y el odio para las personas trans?

El proyecto de ley estatal trans es un proyecto de Unidas Podemos incluido en el Acuerdo de Gobierno que se cumplirá. La militancia de Izquierda Unida está orgullosa de decir que sus políticas orgánicas defendidas durante décadas se materializan en esta ley con la despatologización de las personas trans, su derecho a la autodeterminación, el derecho a acceder a todos los tratamientos necesarios y la protección de los derechos efectivos desde los poderes públicos como herramienta de igualdad. Si no son de todas, los derechos se convierten en privilegios.

Defender el impulso de todos aquellos acuerdos y herramientas internacionales para la protección de los derechos LGTBIQ+ nos convierte, tras analizarlo jurídica, política y éticamente, en pioneras a la hora de impulsar consensos dentro y fuera de nuestras fronteras para la defensa y la protección de los derechos humanos.

Las personas trans existen, las personas no binarias existen. Obligar a una persona a cirugías o tratamiento hormonal para ser quien ya es supone violencia y tortura. Negar el derecho a terapias médicas y cirugías a todas aquellas personas trans que lo necesitan, y libres e informadas lo escogen, es negar sus derechos más elementales y vulnerar el acceso universal a la salud. Los derechos de las personas trans son derechos humanos.

Sí, la identidad sexual existe. La identidad se define como la percepción que una persona o un conjunto de personas tienen de sí mismas. Sí, la identidad es autopercibida y puede no coincidir con el sexo asignado al nacer. Sí, la identidad es una cosa y las características sexuales son otra. No, el sexo no es tener uno u otro carácter sexual primario o secundario y confunden la identidad sexual bajo un código binario con el que tal vez presuman de conocimientos de la biología que no tienen. Condicionar la identidad, la vida libre, el desarrollo personal de cualquier persona a diagnósticos médicos e informes psiquiátricos, tratamientos y cirugías para tener un documento legal acorde con la que ya es su identidad es violencia, es contrario a derecho y nuestra ley las va a proteger con garantías. Las personas trans también deciden sobre sus cuerpos y sus vidas.

Sí, existe la LGTBIQfobia, existe la transfobia, que son el odio a las personas LGTBIQ+ y las personas trans por el simple hecho de ser, de existir. Los delitos de odio están recogidos en nuestro Código Penal y la Constitución blinda el derecho inviolable al libre desarrollo de la personalidad, la igualdad y la no discriminación. El delito de odio consiste en una infracción o acto penal motivado por prejuicios contra una o varias personas por el hecho de pertenecer a un determinado grupo social. Nos sentimos orgullosas de defender a las personas trans creando un marco legal que proteja sus vidas frente al odio.

Existe una figura jurídica llamada ‘abuso de derecho’ y hay doctrina para su aplicación. El abuso de derecho no ha lugar dado que la ley afirma que ‘la rectificación de la mención registral relativa al seo y, en su caso, el cambio de nombre, no alterarán los derechos y obligaciones jurídicas que pudieran corresponder a la persona con anterioridad a la inscripción del cambio registral, en particular a efectos de lo establecido en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género’.

Basta ya de mentir y confundir para mantener en el tiempo una falsedad que no se sostiene. La ley que defendemos aporta tantas garantías como es necesario para proteger a las mujeres contra la violencia machista y protege a las personas trans de manera que nadie pueda utilizarlas y fingir ser una de ellas para cometer un delito. Basta ya de argumentos sin pruebas, de alertas sin realidad.

No, las personas trans no están enfermas, escuchen a la ciencia, la comunidad médica y los organismos internacionales y nacionales. La transexualidad es una condición relativa a la salud sexual, también según la OMS, no es un trastorno ni una enfermedad.

Las personas trans no sufren disforia de género como sinónimo de su identidad, sufren el odio y la falta de derechos e igualdad que no puede durar un día más. Según el DSM-V y CIE-10 (clasificaciones internacionales de patologías), la disforia se define como la aversión manifestada por la persona a los propios genitales. El que algunas personas trans necesiten modificar sus genitales, tampoco implica necesariamente que los aborrezcan’ y, por tanto, la atribución de disforia de género nunca es inherente a las personas trans (tal y como recoge el propio Ministerio de Sanidad).

Existen 13 leyes autonómicas trans en España; existe la posibilidad de cambio de sexo en la mención registral; existe la Instrucción 7/2006 de 9 de marzo para los centros penitenciarios, por la que una persona ingresa en el módulo que decide acorde a su identidad, todas las personas que se hormonan y se hormonarán lo harán bajo pauta y seguimiento médico; existe la sentencia constitucional 99/2019, de 18 de julio de 2019 que casa el Tribunal Supremo, que dictamina el cambio de mención del sexo registral a personas menores sin patologización, esto es, sin tratamiento y diagnóstico psicológico o psiquiátrico por ser inconstitucional negarles su identidad y derechos. Cumpliremos escrupulosamente la ley para defenderles y garantizar su voz y el interés superior del menor.

Todo esto ya existe, se practica, todo esto es legal y nadie nos ha borrado a las mujeres, ni las personas trans nos violan ni hay colas para cambiar el DNI. Lo que ocurre, lejos de borrar a nadie, es que las personas trans son cada vez más visibles y estamos orgullosas de generar todas las herramientas necesarias para construir igualdad. Dejen de criminalizarlas, dejen de llamarlas delincuentes apelando a experiencias que saben que no han ocurrido, dejen de utilizarlas como otras personas hacen porque no les protegemos.

Decir que defender las políticas de izquierda, los avances en igualdad, la justicia social que les debemos a las personas trans y a todas las personas LGTBIQ+ que seguimos siendo discriminadas, agredidas o asesinadas por ser, nos devuelve a la represión es indecente, inmoral; falta al respeto y a la memoria de todas las víctimas del fascismo, lo diga quien lo diga. Las personas LGTBIQ+ somos también fuerza activa de la lucha antifascista.

De la lucha de las personas trans aprendemos cada día a no rendirnos, de la lucha de las personas trans aprendemos cada día cuánta vida queda aún por conquistar, cuántas herramientas faltan aún hasta la igualdad. De la lucha de las personas trans sacamos fuerzas para ver que este patriarcado va a caer. Esta ley salda una deuda histórica, para caminar aún más juntas, para ser aún mejores. Lejos de borrarme, su vida y su lucha me hacen mejor a mí también. Siempre, siempre, siempre caminando a vuestro lado por el derecho a ser.

VANESSA ANGUSTIA es portavoza federal de ALEAS-IU, Red de Políticas LGTBI de Izquierda Unida.