En los proyectos artísticos anticoloniales y cuir de Río Paraná están presentes las matanzas de la población india durante siglos de conquista, pero también las formas contemporáneas de persecución a las disidencias: las desapariciones forzosas, el extractivismo de las transnacionales, la violencia institucional hacia las naciones indígenas o el travesticidio.

 

Fuente (editada): PIKARA MAGAZINE | June Fernández | 16 NOV 2022

Río Paraná bucea en los archivos históricos para recuperar la memoria y la dignidad robadas a los pueblos originarios de Abya Yala. Este equipo, formado por Duen Sacchi y Mag de Santo, artistas visuales, performers, escritores e investigadores trans argentinos, incluso ha realizado contraexpediciones a Europa para volver a narrar la historia desde el lugar de las personas exterminadas, profanadas y expuestas en museos antropológicos.

Catalina/Antonio Erauso aparece en la exposición La pisada del ñandú (o cómo transformar los silencios), que definen como “una constelación de intuiciones, saberes y prácticas sobre la invención colonial de los cuerpos”, especialmente la racialización y el binarismo identitario. A Sacchi y De Santo no les interesa Erauso como referente trans; prefieren honrar a les weyes, muxes o bixas, algunos de los nombres que recibieron las disidencias de género en los pueblos originarios. Del colono donostiarra destacan su participación en el genocidio indígena, que señalan como el elemento clave que explica su biografía y su celebridad.

«Si acaso el único rasgo celebrable de Erauso es el hecho de haber sobrevivido como una persona trans, la historia insiste en nombrarlo Catalina, la monja alférez, reunión sintética y oximorónica de los dos únicos modelos de humanidad occidental.»

Catálogo de La pisada del Ñandú (La Virreina de Barcelona, 2021 y Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, 2022)

¿Cómo conocisteis a Erauso?

Sacchi: Topé con Erauso investigando para esta exposición, pero de entrada no me interesó mucho. No estábamos buscando probar la existencia histórica de personas trans (eso lo dábamos por sentado) sino ejemplificar la codependencia entre colonialidad, racialización y construcción del binarismo identitario. Encontré en los archivos de la Inquisición en Sudamérica casos de masculinidades trans que fueron enjuiciadas, la mayoría negras o indígenas. No los mataron, pero tuvieron que salir de su comunidad y fueron borrados de la historia. En uno de esos casos, citan a Erauso, pero lo relacioné con esas historias de corsarios que resulta que son chicas.

Encontramos en las colecciones del Museo de América un montón de piezas que eran buenos ejemplos de registros de no binarismo de género. Además, habían incluido a Erauso en una exposición como ejemplo de identidad no binaria. Busqué en Google, me salieron miles de entradas sobre el personaje y vimos que el cuadro estaba en la Kutxa. Vimos que en el archivo de Chile era nombrado como conquistador, y ahí ya me empezó a interesar. El de alférez no es cualquier cargo, es el que planta la bandera en el territorio conquistado. Incluimos el cuadro del colono en la exposición de Barcelona, que además fue en la Virreina, no para homenajearlo sino para contextualizar esa estructura colonial e interpelar a sus descendientes.

De Santo: A mí me interesa otra línea de investigación, la que tiene que ver con la construcción de sí mismo en ese autorrelato de ficción que tiene un objetivo muy concreto: convencer al Papa y al Rey para cobrar honorarios vitalicios por su trabajo en la colonia. Realmente, lo que él cuenta no tiene ningún sentido, como que lograse cruzar los Andes caminando. Se afirma que recibió la bula papal, pero no hemos encontrado registro que lo demuestre. También es improbable que nadie se diera cuenta de que era trans. Yo me fasciné con la parte más novelesca y con que en el texto se cruzan dos géneros literarios que han funcionado respectivamente como dispositivos de feminidad y masculinidad: el diario íntimo de las monjas y la crónica de Indias. Me fascinó cómo pasa de ser el hombre heroico a la mujer que confiesa que es virgen; de un relato muy hacia afuera a narrar que las matronas comprobaron si tenía vagina e himen. Es un documento accesible, que no se perdió, que se ha reeditado: en Argentina lo ha prologado con perspectiva lésbica una escritora bastante conocida, Gabriela Cabezón Cámara. Evidentemente, esto ocurre porque es blanco. Sabemos que en México se vendía un folletín infantil sobre la Monja Alférez en los kioskos, que funcionaba como propaganda colonial.

La lectura del feminismo blanco es que, al igual que otras guerreras como Juana de Arco, sorteó la opresión de género disfrazándose de varón. Nosotres enfatizamos que fue un asesino mataindios, que así construyó su masculinidad. Heredó bienes como Antonio, lo que significa que hizo una transición completa, cuando en pleno siglo XXI no podemos heredar con nuestro nombre elegido. Él logró hacer esos cambios registrales por su posición económica y racial. Queremos hacer una contraexpedición del periplo que narró: hacer el camino inverso al del colono para encontrar otras lecturas.

Sacchi: Se tiende a ocultar la parte colonial o mencionarla como un pequeño problemita. Lo comparamos con otros personajes cuyo destino fue el castigo, el exilio o la muerte. Elegimos a [Eleno de] Céspedes porque era una persona nacida y crecida en el contexto español, un poco anterior. En el caso de Erauso, tenemos la carta que escribió directamente al Rey, y la respuesta de éste. En cambio, Céspedes solo aparece en los documentos de la Inquisición, no tenemos una primera voz de él.

De Santo: Céspedes fue esclavo y era liberto, pero logró el ascenso social porque era cirujano y trabajó para la Corte. Cuando descubrieron que era trans, lo castigaron, lo azotaron y dijeron que tenía un pacto con el diablo. Nos parece ejemplificador que el blanco tenga rostro y voz, libros y películas, y que en cambio no tengamos relato ni retrato del afrodescendiente. Se supone que lo mandaron a las Indias, pero no está confirmado. También incluimos en la exposición una pieza de Sebastián Calfuqueo, “Nunca serás un weye”, que hace referencia al exterminio y el arrasamiento de identidades sexuales en una de las comunidades indígenas de Chile donde Erauso mató a más personas. Así mostramos tres tratamientos distintos a las personas trans según su ubicación territorial. Esa asimetría se mantiene en la actualidad: las personas que tienen poder se narran a sí mismas y las señaladas como alteridad son narradas. Antes perseguía la Inquisición y hoy la policía.

Sacchi: Fue divertido ver que las autoridades culturales de Barcelona daban un gran valor al cuadro, porque estaba atribuido a Francisco Pacheco, el maestro de Velázquez. Nosotres priorizábamos contar con una buena reproducción de los documentos de Céspedes.

De Santo: La dirección de Virreina no dudó en gastar un montón de plata para traer el cuadro y garantizar su conservación. Había una fascinación por el objeto que no compartíamos; preferíamos destinar toda esa plata a artistas trans que viven. Ahí en medio, dijeron que no era de Pacheco, sino de un tal Juan Van der Hammer.

¿Qué habéis observado sobre el papel de los vascos en la colonización?

De Santo: En Buenos Aires tenemos una calle muy importante que se llama Elcano. Y la esposa de uno de nuestros llamados libertadores [Juan Manuel de Rosas] es [Encarnación] Ezcurra. Les primeres colones de acá son vasques.

Sacchi: Eran vascas la mayoría de las familias con poder militar y judicial en las llamadas guerras de independencia y, en concreto, en la Campaña del Desierto [una expedición militar dirigida por Rosas en 1833, en la que masacraron a los pueblos pampas, ranqueles, tehuelches y mapuches]. Rosas presentó al Congreso de la Nación y al presidente el proyecto de trasladar Euskal Herria a la Patagonia, que puede parecer una ocurrencia simpática, pero es bastante grave. ¡Les argentines se lo pensaron! Lo más triste es que se tomó como base para repartirse el territorio en una pluricolonialidad: vasques aquí, alemanes aquí, galeses aquí… El escritor David Viñas habla de la continuidad entre ese genocidio indígena del siglo XIX y los genocidios del siglo XX en el Cono Sur. Durante la presidencia de Néstor Kirchner se iniciaron los juicios por la verdad, la memoria y la justicia contra la dictadura cívico-militar, y una de las acciones de Estado fue bajar los cuadros de los dictadores. Nos inspiramos en esa acción y en la exposición bajamos el cuadro de Erauso para simbolizar esa continuidad.

De Santo: Subimos los archivos sobre Céspedes y repartimos unos cuadernos en blanco para que las personas tengan también ese espacio de creación de autoficción y construcción de identidad. En la última página aportamos nuestra lectura de la historia de Erauso.

Cabello/Carceller han pedido añadir Antonio a la calle Catalina Erauso. ¿Estáis de acuerdo o habría que quitarle ese honor? ¿Y qué hacemos con su busto?

Sacchi: Me parece perfecto restituir la identidad masculina de Erauso, porque se ha borrado en el tiempo algo que estaba instituido, pero habría que aclarar también que participó de la conquista y el genocidio. Si se retira un monumento (como ha hecho el Ayuntamiento de Barcelona con el del empresario esclavista Antonio López), es necesario dejar un dispositivo que aporte a la memoria y la verdad. En todo caso, nuestro acto de bajar el cuadro también busca recordar que una persona no es la culpable de todo, sino que hay una estructura inmensa que sostiene los genocidios. Podríais hacer un cuadro genealógico de todas las familias vascas que participaron en la conquista.

De Santo: En Argentina los activismos hacen sus propias intervenciones en los nombres de las calles. El espacio público es un lugar de disputa mucho más fuerte que en España. Como artistas, estudiamos una estrategia precisa y muy bien pensada para cada caso. Trabajamos sobre otro colonizador, Henry de la Vaulx, que había profanado tumbas y robado cadáveres en la Patagonia para exhibirlos en los museos europeos, y que tuvo un hermoso funeral en los Champs Elysées. Nuestro proyecto incluyó hacer una placa mortuoria que detallaba sus acciones. Otra estrategia es alumbrar a las víctimas, aunque no podamos acceder a sus nombres. Es lo que hemos hecho en Panamá, con la comunidad entera que mató Vasco Nuñez de Balboa cuando pisó el istmo. Preferimos honrar a las personas vencidas y a quienes resisten en vez de seguir enfatizando la figura del héroe que ha trascendido a la Historia.

Sacchi: La gente que trabaja en el museo entendió el concepto y participó poniendo flores vivas. Incluso desde el revisionismo histórico y las artes visuales decoloniales tendemos a olvidarnos de las víctimas. Por ejemplo, en esos grabados de Théodore de Bry [de matanzas coloniales] que se hicieron tan famosos el foco está puesto en el victimario. Otro error en el que intentamos no caer es hablar del genocidio como si fuera una entelequia. Queríamos mostrar que esa matanza ocurrió en este istmo, que tiene una localización a la que se puede ir, que aún hoy existen descendientes de la comunidad, que la colonización no terminó y sus efectos siguen hasta hoy. En el proyecto ¿Qué hacen con nuestros huesos?, sobre el caso de la Vaulx, nos hemos acompañado de científicos, de funcionariado del Estado, de gente europea que ha sido nuestra cómplice en la búsqueda de la memoria, la verdad y la justicia, al menos simbólica. Hemos logrado que sea material: Francia va a devolver algunos cuerpos.

De Santo y Sacchi tejen contrahistorias de las personas de Abya Yala que hoy nombramos como travestis, trans o no binarias. | Foto: Pep Herrero.

De Santo y Sacchi tejen contrahistorias de las personas de Abya Yala que hoy nombramos como travestis, trans o no binarias. | Foto: Pep Herrero.

 

Se afirma que Erauso es el primer hombre trans del que hay registro. Vosotros reconstruís la memoria ancestral de la disidencia de género. 

De Santo: Europa trae esa naturalización del dimorfismo sexual y, al mismo tiempo, Erauso impone una única forma homogeneizante y universal de ser trans: una masculinidad blanca, cerrada, con passing y reconocimiento institucional, dispuesta a construirse sobre la aniquilación de les otres. Hablar de él como el primer trans supone asumir que no hubo experiencias trans previas. Esas identidades múltiples fueron arrasadas por el proceso colonizador.

Sacchi: No es que acá no hubiese binarismo, pero no estaba generalizado ni pensado de la misma manera que lo pensaba el Occidente blanco. Erauso es una figura trans más inteligible para Occidente e incluso para nosotros que esa multiplicidad sexogenérica originaria, que no era puntual sino universal en los distintos continentes. Es importante dar cuenta de ello, porque un prejuicio muy extendido tanto en Latinoamérica como en África que nos preocupaba alimentar es que lo trans viene de Occidente. Eso es cierto solo si pensamos en ese modelo único globalizado.

De Santo: Ese empeño en destacar a “la primera persona que…” es muy europeo. ¿A quién le importa quién fue el primero? Lo fundacional, lo monumentalizable, son conceptos problemáticos para nosotros. Nos interesa algo más pequeñito, las inscripciones locales, porque creemos que ningún gesto épico puede llevarnos a lugares interesantes.

Sacchi: Esto me recuerda a Elcano: el primer hombre que dio la vuelta al mundo. En las zonas del Pacífico y del Atlántico había comunidades navegantes ancestrales, pero quizá no les interesaba dar la vuelta al mundo, porque es una ambición muy europea.

Cabello/Carceller dicen a favor de Erauso que su vocación no era de militar, sino de comerciante. 

Sacchi: Dedicarse al comercio en ese contexto implicaba el tráfico de esclavos, de tierras y recursos indígenas. ¿Qué otro comercio tenía la Colonia?

De Santo: ¡Y primero había sido pirata!

¿Sois partidarios de usar iconos como Erauso para la reflexión cuir y anticolonial?

De Santo: No queremos hacerlo más famoso; hay que bajarle la espuma. Si hablamos de él, hay que dar cuenta de sus actos para que no produzca una identificación a modo de espejo. Reconozco que, cuando leí la autobiografía de Erauso, me vi luchando contra mí mismo porque sentí cierto encantamiento. Yo vengo de un contexto urbano blanqueado, en el que la aspiración es parecerse al colono. Esa fascinación que produce el poder es un dispositivo que hay que romper. Tenemos que lograr que ese asesino sea un sujeto del que uno no quiera apropiarse.

Sacchi: A mí no me pasó, tal vez porque en mi historia familiar y en mi lugar de origen están más presentes la colonización y la resistencia indígena.

¿Hace falta encontrar otros referentes históricos trans para que no sea el único espejo en el que mirarse?

Sacchi: Un genocida nunca será un referente para mí. ¿Acaso cambiaría mi opinión hacia Videla si se descubriese que en realidad era trans? ¿Por qué no es Céspedes ese referente en Europa? Ahí entra el racismo.

De Santo: Y el clasismo.

Sacchi: Si yo encontré en los archivos de la Inquisición un montón de personas trans negras e indígenas en el continente, cualquiera puede encontrar en Euskal Herria otras figuras con las que identificarse, más aún cuando tenéis una particular relación con el binarismo… ¡Cualquier amatxu de los años cincuenta es mejor referente que Erauso!