Indagando en los conceptos de belleza y género, la autora de estas imágenes ha concebido «Being», un proyecto que llenó las redes sociales y las fachadas de Manhattan de bellezas marginadas por los cánones. Bienvenides a un gran desfile de reinas, reines y reyes de nuestro tiempo.
Fuente (editada): EL PAÍS | Camila Fálquez | 12 SEP 2020
La idea de belleza va ligada a las ideas de bondad y poder. Quienes aparecen en la iconografía de lo bello son quienes, por extensión, tienen acceso al poder, a oportunidades de trabajo y a reconocimiento social.
Soy colombiana y vivo en Nueva York, pero crecí en Europa, donde visitaba museos como el Prado, el Louvre o el d’Orsay, admirando un único tipo de belleza, la misma que aún posee el poder: una belleza blanca y de género binario. Con este trabajo, mi intención es incluir en la historia de lo bello a quienes nunca formaron parte de ella, dar luz y dignidad, espacio y presencia a quienes no vemos.
Empecé este proyecto hace algo más de un año retratando y experimentando con algunas de mis amistades. Cuando recibí el revelado de los primeros retratos y los miré con atención, sentí la responsabilidad de continuar con esta serie. Y lo hice a través de una iconografía inspirada en la de la realeza, con telas que simulan vestidos de época y elementos como los pedestales, con la intención de demostrar que no necesitamos mucho más para existir en la historia.
No tenía una idea clara sobre qué iba a ser de estas fotos, pero entendí rápidamente que no habría mejor oportunidad para compartirlas con el mundo que este preciso momento de nuestra historia. Decidí publicarlas independientemente, una por una, dando a cada sujeto el poder sobre su foto —sin que nos editasen ni censurasen—, y el proyecto «Being» (beinginhistory.com) se convirtió sin darnos cuenta en todo un movimiento en las redes.
Con la venta de las fotografías recaudamos fondos para tres organizaciones que protegen las vidas de mujeres trans en Nueva York. Sentí que estas imágenes necesitaban trascender el algoritmo de Instagram, y decidí realizar una intervención urbana con ellas. Después de una búsqueda exhaustiva, conseguí permiso para empapelar siete edificios de Manhattan con las fotos del proyecto a gran escala.
Los murales ocuparon las calles del West Village y Chelsea, las mismas donde hace 50 años empezó el movimiento de liberación LGTB de la mano de Marsha P. Johnson. Fue, además, durante el fin de semana en el que cualquier otro año se hubiese celebrado el Orgullo y durante los días de las marchas del Black Lives Matter. Esta fue nuestra forma de ocupar ese espacio urbano en estos tiempos tan convulsos