-
Entrevista a la presidenta de la Federación Plataforma Trans, Mar Cambrollé
Fuente (editada): cuartopoder | María F. Sánchez | 4 de febrero de 2021
Esta semana ha aparecido en los medios de comunicación el contenido del borrador de la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans del Ministerio de Igualdad, que se quiere llevar al Consejo de Ministros a mediados de febrero. El texto, que había sido consensuado entre Igualdad y los colectivos afectados, ha contado con el rechazo de Carmen Calvo. La vicepresidenta primera ha indicado que solo refleja la postura de Podemos y que las posturas entre el PSOE y Unidas Podemos en esta cuestión siguen estando alejadas. Hablamos en cuartopoder con Mar Cambrollé, pionera de la lucha trans y presidenta de la Federación Plataforma Trans para conocer sus impresiones. Una parte del feminismo y del Gobierno se oponen a esta ley, así que los pasos adelante para el colectivo tienen un regusto amargo.
– ¿Cómo estás viviendo tú y otras personas compañeras de la Plataforma Trans las reacciones negativas al borrador del Ministerio de Igualdad sobre la Ley Trans?
– Mal. Me parece muy triste que a las personas trans, solamente por querer ser iguales, nos pongan como un saco de boxeo que eternamente está condenado a recibir golpes. Sobre todo después de lo que hemos tenido que pasar en la dictadura y en la entrada de la democracia. Creo que la serie Veneno es un testimonio vivo del maltrato que hemos tenido a nivel de oportunidades de acceso al trabajo, a estudiar o al calor humano de un hogar… Eso está pasando en democracia y es triste que después de tantos años de lucha se inventen mil excusas y nos demonicen.
– De esta nueva Ley Trans, aún en borrador, ¿cuál es el aspecto que consideras más importante?
– El aspecto más importante es precisamente la autodeterminación. Lejos de ser la bomba nuclear que va a acabar con todos los derechos, es el principio que viene a reconocernos como sujetos de derechos. La patologización nos convirtió en objetos de la medicina. Para acceder a un cambio de la identidad legal debíamos aportar un informe psicológico y, para acceder a los tratamientos hormonales, una evaluación psicológica. La ley recoge la despatologización por un lado y la autodeterminación por otro y da una respuesta a todos los ámbitos donde estamos discriminades: la salud, el deporte, el trabajo, las infancias, el derecho de las personas no binarias…
Se habla de inconstitucionalidad, pero lo que es inconstitucional es que las personas trans no tengamos derecho al trabajo, que nos consideren enfermas mentales… La OMS dijo en 2018 que la transexualidad no era una enfermedad. Lo que es inconstitucional es mantener a una población en desigualdad de acceso a derechos.
– Sostenéis que esta ley sería constitucional y acorde a las recomendaciones de los organismos internacionales
– Hay algo que marca las líneas rojas de nuestros derechos: las once comunidades autónomas que tienen ya aprobadas leyes bajo estos mismos principios (la autodeterminación de las personas trans). Y no se ha borrado a nadie ni se ha destruido nada, ni son inconstitucionales. Por otro lado, el Tribunal Constitucional en una sentencia del 2019 dijo que excluir a las personas menores, como establece en su texto la Ley de Identidad de Género de 2007 (la ley vigente), es una vulneración de la dignidad de las personas trans. Incluso el Constitucional dice que exigir requisitos o tratamientos médicos o quirúrgicos para tener acceso a la identidad es una vulneración de la dignidad de las personas trans. Hay varias directivas de Europa en este sentido. En 2015 hay una directiva clara y contundente que habla de la autodeterminación como una herramienta para acabar con la discriminación. En Latinoamérica nos adelantan también. Ya hay 25 países de la ONU donde se legisla con este principio.
– A ese sector del feminismo le preocupa que la autodeterminación de la identidad sexual pueda hacer que algunas personas utilicen el sistema para usurpar espacios de las mujeres
– No se puede apelar a que puede haber un fraude. El fraude en la ley está castigado y apelar a eso es tan ruin como cuando se apela a las denuncias falsas por violencia machista. Existen, pero son muy pocas, un 0,01%, y para prevenirlas no se quita la Ley contra la Violencia de Género.
Es una banalización de la situación de las personas trans. No es fácil que te estén cuestionando desde pequeña que no eres una niña, que eres un niño.
No es fácil no tener acceso al mercado laboral, enfrentarte a tu propia familia que te niega, el abuso en las escuelas o tener el mayor índice de agresiones por delito a la comunidad LGTBI, un 25% más que el resto de colectivos.
Hay una falta de respeto brutal, pero aparte hay ignorancia. Cuando se habla de cárceles, por ejemplo, las mujeres trans en concreto podemos entrar al módulo de mujeres desde 2006. Han pasado un muchos años: que alguien nombre una mujer que haya sido violada (por una mujer trans) en estas cárceles. ¿Sabes por qué se aprobó esta directiva? Porque en las cárceles de hombres nos violaban. Fue para sacarnos precisamente de un riesgo de violación en los módulos de hombres.
– También se ha criticado la parte de las personas menores trans que se refiere a los bloqueadores hormonales y a una posterior hormonación cruzada.
– La ley andaluza fue pionera en España. Estoy reviviendo esto como si esto fuera un déjà vu de la misma. Aquí en Andalucía ya se está haciendo desde hace siete años. Hay estudios que aseveran que los bloqueadores no son peligrosos, sino que pueden ser adecuados para la pubertad trans porque minimizan los intentos de suicidio. Un 80% piensa en el suicidio, el 40% lo intenta y mas del 8% lo lleva a cabo. Reducen el estrés, la ansiedad y los pensamientos suicidas. Y este tratamiento es reversible. Si une niñe desea no continuar no pasa nada, porque vuelve al desarrollo donde empezó el bloqueo. Esto sirve para evitar agresiones posteriores al cuerpo, porque, por ejemplo, si no hay mama no hay que extirparla. Les niñes no se pueden hormonar, no se pueden operar, no pueden ir a cambiarse el nombre sin sus tutores legales. Aquí la patria potestad de las personas menores la tienen sus progenitores. Y con la ley se eleva su derecho constitucional del libre desarrollo de la personalidad y se atiende a la Convención Internacional sobre los derechos de la infancia.
– Hace poco la Plataforma Trans se reunió con Carmen Calvo, quien ha manifestado que este borrador “no es del Gobierno”, haciendo explícito el desacuerdo del PSOE con la Ley Trans del Ministerio de Igualdad. ¿Qué os transmitió la vicepresidenta?
– Fue un encuentro en el que esta señora quería arroparse de los colectivos, como si fuéramos una marioneta a la que pueden manejar. Hemos estado en la mesa de un partido político y en la mesa del Ministerio de Igualdad. Hemos consensuado un borrador que se ha alimentado de una Propuesta de ley que se registró de 2018 (Unidas Podemos), que fue una propuesta de la Plataforma Trans. Este borrador ha sido consensuado por los colectivos que se han sentado en la mesa, familias y grandes organizaciones, como la Federación de la Plataforma Trans. Esta señora ahora nos dice que vamos a tener una mesa de trabajo con su partido, como si no hubiéramos trabajado nada. De oca a oca y a la casilla de salida. No, mire usted, el borrador se acuerda con el Gobierno, no con un partido político. Un borrador además que tiene toda la legitimidad de los colectivos de familias y de personas trans de todo el Estado español. Si lo llevan al Constitucional como llevaron al matrimonio igualitario en su día, el Constitucional estará a favor de los derechos de las personas trans.
Me parece grotesco. Creo que el PSOE tiene un problema de identidad que van a pagar caro. Ahora entiendo que si en 42 años, habiendo tenido la mayoría absoluta en varias legislaturas no han sido la solución para las personas trans, es porque son parte problema.
– ¿Qué os parecería la fusión de las leyes LGTBI y Trans que parece perseguirse desde el PSOE?
– Nos parece tan perverso como que la Ley contra la Violencia de Género desapareciera para tener una ley de violencia doméstica. Eso lo ha defendido siempre la ultraderecha para no reconocer la violencia especifica que sufren las mujeres y obedece a unas causas estructurales. Que seamos parte del colectivo LGTBIQA+ no significa que no suframos violencia especifica. Es necesaria una ley especifica para visibilizar la opresión específica que sufren las personas trans. Nos parece muy bien una ley LGTBI amplia que nos proteja a todo el colectivo, con un régimen sancionador. Eso es una cosa, y una ley para las personas trans es otra. Queremos nada más y menos que se cumpla el acuerdo programático de Gobierno que contenía dos leyes diferenciadas. Y además, mira, hay una cosa que nos hace fuertes y peligrosamente disidentes: no tenemos nada que perder, y mucho que ganar: derechos y dignidad.