Fuente (editada): PULZO | Metal to the Bone | 3 MAY 2022

Metal to the Bone tuvo la oportunidad de contactar a Paris Lakryma, una mujer trans de la escena metalera española, baterista de la banda One Second Faith y parte del proyecto Rockin’ Ladies. Ella compartió cómo fue su primer encuentro con el metal, su visión del feminismo, aspectos de su vida como mujer trans, su banda, gustos e influencias musicales y mucho más.

¿Cómo fue tu primer encuentro con el metal y cuáles fueron esas primeras bandas que escuchaste?

En mi familia no se escuchaba nada de música rock o metal, lo más cañero que podías escuchar en mi casa era a Sabina, así que ya podrás imaginarte. Creo que mis primeros encuentros con el metal fueron cuando tenía 11 o 12 años y empezaba a sonar Linkin Park y Evanescence en la radio, aunque realmente el momento en el que considero descubrí la caña de verdad fue otro.

Un día, dejando un video programado para grabar un canal raro que se pillaba en mi casa, en el que por la mañana ponían dos horas de videoclips de toda índole fue el que me marcó, el día en el que al volver del instituto y ponerme a ver los clips descubrí a Rammstein y su ‘Mein Teil’. Sencillamente fue un orgasmo auditivo para mí y ese es el momento en el que considero que descubrí el metal, y lo que me hacía sentir.

Eres baterista de One Second Faith, ¿por qué no nos cuentas un poco acerca de esta banda y tu rol aquí desde la batería?

Hace ya unos tres años que decidí que Galicia se me hacía pequeña, así que me fui para Madrid a probar suerte. One Second Faith fue la primera banda con la que hice una prueba y realmente fue casi la única porque encajamos muy bien ya desde la prueba. La banda además me flipa musicalmente y para mí suponía un reto técnico abrumador porque hasta la fecha no había tocado nunca temas tan chungos y rápidos a la batería.

Además, es una banda en la que se cuenta con la aportación de cada miembro, no nos limitamos de ninguna manera en lo creativo y eso es algo que yo no solo aprecio, sino que lo necesito. Podréis apreciarlo cuando saquemos el nuevo material que, pese a toda la situación con el virus y el hecho de que yo haya estado el último año y pico apartada de la banda trabajando en Almería, hemos conseguido grabar y que esperamos poder sacar a lo largo de este año. Creo que es una evolución con respecto a lo que ya tenía la banda y, en parte, será por las aportaciones que tanto Karl, el nuevo bajista, como yo, le hemos hecho a la banda.

Como mujer trans feminista, ¿encuentras mayor afinidad con alguna corriente dentro de los diversos feminismos que existen?

Me resulta muy difícil alinearme con una única corriente ya que creo que todas tienen argumentos y líneas con las que puedo coincidir en determinados puntos, pero desde luego para mí todo feminismo ha de ser interseccional ya que el machismo y el patriarcado son algo que existe en todos los ámbitos de la vida y para todas las personas, y creo que debemos aceptar y comprender que todas las personas somos víctimas de este sistema, aunque lo seamos de maneras diferentes y con consecuencias distintas.

Además, creo que, aún siendo las mujeres el sujeto político del feminismo, este ha de encontrar la forma de interpelar a los hombres de una manera que les haga conscientes de cuál es el problema.

Durante 28 años de mi vida viví creyendo que era un hombre y socializando como tal, y durante todos esos años jamás me interesé por el feminismo. Esto es un problema, y creo que la solución pasa, en parte, por revisar de qué manera el feminismo se relaciona con los hombres y viceversa.

Por supuesto, no concibo un feminismo que no acepte el hecho de que las mujeres trans seamos mujeres y sujeto político de este. Así como de las mujeres racializadas, pobres, prostitutas y cualquier otro colectivo de mujeres con características o capacidades que las alejen de la norma.

Entre las muchas barreras que encuentran las mujeres trans, como lo acabas de mencionar, está la negación de su reconocimiento como mujeres. ¿Qué decirles a aquellas personas que, a través del argumento biológico ya conocido, entre otros, piensan que las trans no son mujeres o no pueden serlo?

Depende, si son personas que abiertamente buscan impedir que las personas trans tengamos los mismos derechos que el resto, no les diré gran cosa. Mucha gente no solo no comprende nuestra existencia, sino que la rechaza con violencia, y ante este tipo de gente poco puedes hacer porque no quieren aprender, no les interesa cambiar de opinión ante algo que atenta contra sus pilares fundamentales como lo son el género, el sexo y todo lo que esto engloba.

Si por otro lado, son personas que no tienen claro cómo es esto, que no están seguras de qué somos, pero sencillamente el argumento de la biología les parece algo lógico y coherente, les diría que me conozcan. Que conozcan a personas trans y convivan con ellas, viviendo nuestra realidad y aprendiendo de ella. No podemos teorizar por encima de las vidas de las personas.

Mencionabas en una entrevista que “siendo una mujer trans que ha participado en la música, unos 6 años siendo percibida como hombre y otros 5 siendo percibida como mujer, tengo una posición privilegiada a la hora de observar cómo el medio trata a unos y a otras”. ¿Podrías profundizar en este tema y contarnos más aspectos de este trato diferencial que existe para hombres y mujeres?

Para mí el asunto más claro en todo esto es el de cómo la gente reacciona ante tu presencia. Cuando socializaba como un tío jamás me sentí fuera de lugar en la música, o sobre un escenario… no había miradas, no había juicios (más allá de los musicales). Sencillamente, todo era “normal”.

El caso es que esas comillas sobre lo que es “normal” se justifican cuando transicionas y cuando la sociedad empieza a verte como una mujer. Ahí es cuando te empiezas a dar cuenta de que pasan cosas que antes no pasaban, sobre todo miradas, muecas y extrañezas. Cosas muy sutiles al principio, pero que antes no estaban ahí y que hacen que empieces a darte cuenta de que hay algo que no encaja en ese “normal”, y eres tú.

Tú eres lo que no encaja, tú eres lo que la gente se gira y se revuelve en sus sillas para ver en una prueba de sonido en la que antes todo el mundo pasaba del tema, tú eres el objeto de risas y muecas grotescas que te enjuician antes de que empiece tu concierto, restándote valor por el hecho de ser una mujer. Eres tú cuando el técnico de sonido pregunta quién va a tocar la batería y se queda callado y quieto cuando le dicen que tú.

Y sí, también eres tú cuando acaba el concierto y la gente viene a felicitarte, y a decirte que nunca habían visto a una mujer tocar así. Y estoy obviando el terrible: “tocas como un tío”.

El hecho de que todas estas cosas solo existan ahora, cuando lo único que ha cambiado es como la sociedad percibe mi género, es muestra para mí, más que suficiente, de como todo en la música es sexista, aunque a muchas personas les cueste verlo. Y no, el metal no es para nada mejor que cualquier otro estilo musical en eso.

Los relatos de muchas mujeres trans en torno a ese paso importante con su identidad sexual son bien complejos. ¿Podrías compartirnos tu experiencia, lo que implicó para tu vida esta decisión?

Antes de nada diré que en www.parislakryma.wordpress.com narro con un poco más de detalle como fue mi historia, es muy difícil contarla con pocas palabras, así que quien quiera conocerla con más detalle, ahí podrá.

Dicho esto, hay que entender que es muy difícil describirle una experiencia a personas que no tienen la capacidad de experimentarla, es similar a tratar de explicarle los colores a una persona que nació ciega (yéndonos un poco al extremo, pero para ilustrar mis palabras de una forma clara).

También hay que tener en cuenta que dentro de esa complejidad que tú muy bien mencionas, cada persona trans es un mundo y tiene su propia historia con sus propias características, con lo cual es un error tratar de generalizar o concretar lo que implica una transición, por más que habitualmente veamos nexos y similitudes entre ellas.

Para mí el transicionar fue una cuestión vital. No sé qué habría pasado conmigo si no hubiese tomado la decisión de lanzarme a ello, pero sé lo que era de mí antes… sé lo que era vivir con una sensación incesante de no pertenecer a una realidad en la que ni encajaba ni quería encajar y de la que romantizaba con escapar, generalmente recurriendo a la muerte como única alternativa en mi cabeza. Llegué a intentar suicidarme una vez, con 16 años. No tuve el valor de hacerlo cuando estaba al borde del abismo.

Tampoco pretendo que creáis que esto se debía al hecho de ser una mujer trans y no saberlo hasta muchos años más tarde, sencillamente el mundo me resultaba un lugar hostil que hacía que vivir no mereciese la pena -y sí, estoy sonando terriblemente derrotista, pero es como me he sentido gran parte de mi vida-.

El caso es que transicionar, y aceptarme como mujer trans, fue lo que de alguna manera me ayudó a conectar con el mundo. No hizo que este fuese mejor, no me malinterpretéis, pero conectar con mi propia identidad fue lo que me dio las herramientas con las que poder vivir e incluso disfrutar de vivir en este mundo hostil con el que aún hoy me sigo peleando.

Eso fue lo que me permitió conectar a un nivel muy distinto, mucho más real, con las personas que me rodeaban. Hasta ese momento no puedo decir que me hubiese sentido feliz en algún punto de mi vida. Pude tener ilusiones de felicidad, cuando estaba enamorada, por ejemplo, pero ya sabemos como les gusta a las drogas enmascararnos la realidad (risas).

Tomar la decisión de transicionar, aceptarme a mí misma y luchar por mí y por mi identidad, sencillamente ha implicado que yo pueda conocer la felicidad.

Háblanos de tu rol en el Proyecto Rockin’ Ladies y su importancia dentro de la visibilización de las mujeres dentro del rock y metal.

Creo que salvo Raquel García, que es quien creó el proyecto y quien le dedicó varios años de esfuerzo en solitario (además de todos sus ahorros), no podemos hablar de roles dentro de quienes gestionamos el proyecto.

Raquel, María Neila, Steffi y yo trabajamos desde la horizontalidad y tratamos de repartirnos las tareas lo mejor que sabemos y podemos, aunque sí que es cierto que yo soy la que tiene más inclinación hacia las redes, y junto a María montamos lo que fue el evento de presentación de Madrid, que fue un trabajo titánico de más de 6 meses junto a las chicas que participaron en él.

Creo que la repercusión que hemos llegado a tener y cómo el proyecto ha dejado de ser únicamente una colección de fotografías para convertirse en un movimiento social, son los indicadores de la importancia de proyectos así. Proyectos que señalen y traten de aportar luz a todo lo que tiene que ver con la invisibilización de la mujer en el rock y el metal.

Creo que de alguna manera en Rockin’ Ladies hemos conseguido aunar a muchísimas mujeres (y no solo mujeres) que están hartas de que las cosas no cambien o, al menos, no al ritmo que deberían, y entre todas estamos consiguiendo remover conciencias y hacer que mucha más gente sea capaz de darse cuenta de cómo elles mismes, de muchas formas, perpetúan toda esta situación.

Pasemos ahora a tus referentes musicales, ¿quiénes son y cómo han influido en tu carrera musical?

Curiosamente, me cuesta hablar de referentes. Obviamente, he tenido a grandes bandas y músicos a los que admirar siempre, como Mike Oldfield cuando era muy pequeña, o Slipknot siendo adolescente (y estando muy cabreada con la vida).

Siempre he tenido de alguna forma una conexión profunda con la música que me acompañaba, pero he tendido mucho a despersonificarla, a no dejarme llevar mucho por el fenómeno fan y esas cosas. Nunca tuve un póster de alguien concreto ni nada por el estilo.

Lo más curioso del asunto es que ahora, siendo más adulta, es cuando más fuerte me está pegando el rollo fan y, curiosamente, me da mucho con gente más joven que yo como Baard Kolstad (baterista de Leprous) o como Aric Improta (baterista de Night Verses).

Creo que el hecho de que me causen tanta admiración no es únicamente porque me parezcan unos músicos increíbles, sino también por el hecho de que lo sean gracias a haber tenido tan claro lo que querían desde muy jóvenes. Creo que me dan mucha envidia sana por ello.

¿Qué bandas conforman tu lista de reproducción ahora?

Tool (mi banda favorita desde que los conocí), Gojira, A Perfect Circle, Cult of Luna, Jinjer. Y en cuanto a bandas españolas, creo que me pasaré el resto de mi vida escuchando a las chicas de Agoraphobia, la mejor banda gallega que vais a escuchar, estoy aún con el último disco de Vita Imana enquistado en el cerebro y empezando a fliparlo mucho con la línea que llevan Rabia Pérez.

Tengo que añadir que toda mi vida me costó mucho escuchar metal español y descubrir que tenemos tantísima calidad y, además, tantísima calidad femenina en este país que me reventó la cabeza. Tengo que recomendaros también a ‘Eternal Psycho, Barbara Black, Alien Rockin’ Explosion…

¿Qué se viene para One Second Faith y Rockin’ Ladies?

La resurrección (risas). En ambos proyectos la pandemia nos ha pegado muy fuerte y nos ha tenido muy fuera de juego. El proyecto sigue creciendo y con la vuelta de los festivales y… bueno, no voy a haceros spoiler, esperad y ya veréis.

Con One Second Faith también habrá novedades, aunque aún no puedo deciros cuándo. Lo que si puedo deciros es que, con mi vuelta a Madrid, podéis esperar mucha caña por nuestra parte no dentro de mucho porque me arde el culo por volver a subirme a los escenarios (risas).

Y para despedirnos, ¿algo que quieras compartir con las personas lectoras de Metal to the Bone?

Ante todo quiero daros las gracias por cederme este espacio en vuestra plataforma. La realidad trans es algo que aún es muy desconocido para demasiada gente, lo que hace que vivir y sobre todo visibilizarnos sea hasta peligroso para nosotras. Encontrarse con medios que crean importante hablar de ello, naturalizarlo y hacer que más gente pueda conocer esta realidad tiene para mí un valor enorme.

A quienes lean esto… lo siento por el tostón que os acabáis de tragar. A mí me dijeron que no me cortase con las palabras, así que quienes hayáis llegado hasta el final tenéis vuestro mérito (risas). No, en serio, muchas gracias por estar ahí, por querer conocer, por vuestra apertura, a observar realidades que probablemente os sean totalmente ajenas. Espero que de mí hayáis logrado sacar algunas pinceladas de lo que somos, de lo que implica ser como yo. Espero que queráis conocer más gracias a ello, que incentive vuestra propia curiosidad natural y que todo esto, poco a poco, ayude a que este mundo sea una pizca mejor cada día, para mí, para vosotres y para todas las personas que lo habitamos.