El libro de una familiar y una película rescatan la figura de un hombre humilde, víctima de la dictadura y los prejuicios, perseguido como un maqui asesino y humillado por intersexual
Fuente (editada): EL PAÍS | Ferrán Bono | 15 ABR 2023
“¡Que vendrá la Pastora y te comerá!”. Esta amenaza y otras similares eran una forma de atemorizar a les niñes que no querían irse a dormir. Aludían a un particular hombre del saco, un coco con nombre de mujer que infundía pánico durante el franquismo, sobre todo en las comarcas del norte de la Comunidad Valenciana y del sur de Cataluña. La dictadura lo convirtió en un mito tras unirse a les maquis. Fue una especie de monstruo, un asesino despiadado que nació con órganos sexuales convencionalmente considerados femeninos y masculinos. La prensa de la época lo presentaba como “una mujer de entrañas de pedernal, con una siniestra historia de crímenes, cruel, monstruosa y con rasgos hombrunos”.
En realidad, la Pastora siempre se identificó como hombre y así lo reveló cuando, acosado y humillado por la Guardia Civil, se pasó a la guerrilla, eligió el seudónimo de Durruti y se quitó las «ropas de mujer». Tenía unos 30 años. Luego cambió su nombre original por el de Florencio. Nacido en 1917 en Vallibona, pequeña población del interior montañoso de Castellón, fue bautizado como mujer “por las dudas sobre su sexo a causa de una malformación genital” y por evitarle el servicio militar y la posibilidad de ser llamado a filas tras las guerras de Cuba y de Marruecos, apunta el historiador Raül González Devís, en el prólogo de «Florencio Pla, la Pastora. La dignitat robada» (en catalán, en la editorial Sembra), de Elena Solanas.
Este es el último libro, y el primero de una familiar, destinado a rescatar a Florencio Pla Meseguer de las redes del mito creado por la dictadura. Fue una víctima de la represión franquista, de los prejuicios y de la ignorancia. Un hombre humilde que se quedó muy pronto huérfano y trabajó como pastor, principalmente, en las masías de la comarca de El Maestrat, algunas de las cuales proporcionaban suministros a maquis. Allí actuaba la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, a la que se sumó en 1949 y perteneció durante casi 20 meses. “Él no tomó una decisión política. Se hizo guerrillero para sobrevivir”, explica Elena Solana, sobrina nieta y autora de la obra, que plasma su esfuerzo por recuperar la dignidad de su familia, empezando por su tío abuelo. “Mi abuela, que vivía en casa, nunca nos quiso hablar de su hermano; luego lo entendí todo”, afirmó Solanas, en la presentación del libro el pasado mes en Valencia.
La autora ha tejido una red de complicidades con asociaciones y entidades diversas, ha reconstruido la vida de Florencio Pla y ha hecho justicia con su familia. “Nos lo ocultaron. Nos hicieron creer que había muerto a finales de los ochenta y principios de los noventa, pero no era así. Murió en 2004. Y yo no lo conocí. Me han robado mi historia, mi familia. Por eso he luchado por recuperarla, por contar la verdad, por saber todo lo que pasó, a él y a mi familia, perseguida y represaliada por el franquismo solo por ser su familia. Cuando empecé el sufrimiento, entendí los silencios de antes que decidí a romper”, explica.
Tras huir de su tierra y ocultarse en Andorra, siempre en las montañas, Florencio fue detenido y condenado a pena de muerte en 1961, acusado de hasta 29 asesinatos, y conmutada por 30 años de cárcel. Pasó 17 años en prisión hasta su indulto en 1977. Entonces se fue a vivir a la población valenciana de Olocau, con la familia de Mariano Vinuesa, un funcionario de prisiones con el que trabó amistad. Florencio intentó llevar una vida discreta sin perturbar a sus familiares.
“Fue un hombre corriente, que tuvo que sobrevivir a condiciones muy adversas desde que nació y a una adscripción de género con la que no se identificaba”, que no cometió “los crímenes que se le imputaban”, señala el historiador, estudioso de la resistencia armada antifranquista.
El cineasta y guionista Marc Ortiz escuchaba la amenaza esa de que viene la Pastora siendo niño en la población tarraconense de La Sénia. Ahora dirigirá un largometraje de ficción sobre la historia de Florencio Pla, para el que se ha documentado con testimonios de personas que lo conocieron. La productora es Paloma Mora, la misma que produjo el documental sobre la Pastora de la serie Valentes que emitió la cadena autonómica valenciana À Punt hace cinco años, para el que se recabó el testimonio de su sobrina nieta.
“Elena Solanas nos ayudó mucho y quedó contenta con el tratamiento. Estaba a la defensiva al principio por el amarillismo y sensacionalismo de antiguos trabajos”, apunta Mora. Así lo confirma en el libro la propia Solanas, que siempre se refiere a Florencio como hombre, tal y como él se identificaba. La productora también resalta la ayuda de Montxo Armendáriz, que conoció a la Pastora durante la documentación para su película sobre los maquis El silencio roto, estrenada en 2001. El cineasta vasco ha sido script doctor o asesor de un guion del propio Ortiz, que ha sido seleccionado en el primer campus de verano organizado por la Academia del Cine con la colaboración de Netflix y el Ayuntamiento de Valencia. Les productores son Paloma Mora y Marc Muñoz.
Está previsto que el rodaje empiece el próximo mes de febrero. El equipo de la película, que ficciona partes de la vida de Florencio, se encuentra a la espera de que un conocido actor confirme su participación como protagonista. El proyecto, una coproducción con Colombia y Francia, ha sido bien recibido en festivales como Toronto y Berlín, y ha recibido la ayuda del Institut Valencià de Cultura. Los derechos de emisión han sido preadquiridos por TV-3 y À Punt. “La historia está interesando mucho, porque plantea una cuestión sobre la intersexualidad muy actual”, apunta Paloma Mora.
La película y el reciente libro se suman a los diversos trabajos de investigación histórica, literarios y periodísticos que, ya en democracia, han recuperado la memoria de Florencio Pla, entre otras víctimas de la dictadura franquista. La dramaturga Núria Vizcarro destacó en 2019 con su obra «Instrucciones para no tener miedo si viene la Pastora», nominada a dos categorías de los Premios Max.
La escritora Alicia Giménez Bartlett se inspiró también en él para escribir la novela «Donde nadie te encuentre», que ganó el Premio Nadal en 2011. En una entrevista publicada en 1988 en la revista El Temps, Florencio Pla explicaba que siempre se sintió hombre y su accidentada vida. “¿Y ha vuelto a Vallibona? [su pueblo natal]”, le preguntaba el periodista Miquel Alberola. “Sí, y tan malo que me ponen y el pueblo se volcó nada más llegar. Bajaron de todas las masías y hubo quien me besó la mano y todo. Claro, no me habían visto nunca de hombre”. Hoy, en Vallibona, con 75 habitantes, un paseo lleva el nombre de Florencio Pla.