Hace no tanto tiempo, los medios de comunicación se hacían eco de algo insólito: la llegada de la primera persona trans a un registro civil para cambiar su nombre y mención registral del sexo sin haber tenido que pasar previamente ni por un quirófano ni por un tribunal. Era abril de 2007 y el motivo de los titulares era la norma que acababa de entrar en vigor: la Ley de Identidad de Género, pionera fuera de nuestras fronteras y apoyada por todo el arco parlamentario, con el único (más…)