Fuente: Anticapitalistas | 12/06/2020
Comunicado del Área LGTBI de Anticapitalistas
Desde hace un tiempo asistimos a un ataque a las personas trans, especialmente a las mujeres, desde algunos sectores del movimiento feminista. El último ha sido el argumentario tránsfobo del PSOE, que viene a repetir los argumentos que ya oímos a Amelia Valcárcel y cía. en aquellas jornadas de Gijón y que vemos, día a día, que una y otra vez aparecen, cada vez de forma más agresiva.
Quienes hoy señalan a la teoría queer como un caballo de troya en el feminismo se olvidan de que fue Simone de Beauvoir quien dijo aquello de “la mujer no nace, se hace”, muchos años antes que apareciera la teoría queer. La idea de que el género es algo construído es una pieza clave en la teoría feminista para derribar el patriarcado. Lo que la teoría queer aporta es hablar de nuestros cuerpos también como una construcción social y aporta a la teoría feminista herramientas para la crítica a la normatividad de género, para deshacernos de esa opresión, desde la crítica al binarismo sexual.
Desde Anticapitalistas nos reivindicamos trans-inclusivas y transfeministas. Somos trans-inclusivas porque las mujeres trans son mujeres y forman parte de la lucha feminista, son también nuestra manada y nosotras somos la suya. Somos transfeministas porque lo trans cuestiona al sistema desde su raíz, al plantear que eso que el patriarcado hace —el asignar a unos genitales un sexo y una orientación sexual, exigiendo coherencia entre las tres piezas del puzzle— no es así. Son categorías diferentes. Tus genitales no definen tu identidad ni tu orientación sexual. El sexo no se reduce a los genitales, es mucho más complejo. Esencializar el sexo, asignándole además una posición social desigual a cada género, vinculándolos al reparto de los trabajos productivos y reproductivos, es precisamente el corazón del patriarcado que sustenta las violencias machistas, la desigualdad, la lgtbiqafobia, etc, etc, etc.
Porque no sólo existen hombres y mujeres en este mundo, porque hay más sexos, porque nuestros cuerpos son diversos, porque no hay una sola forma de ser hombre o de ser mujer, porque no hay una norma en la que encajar. Ni nuestros cuerpos ni nuestro deseo ni nuestras vidas caben en sus normas. La transgresión de esas normas supone un desafío a quienes no quieren perder sus privilegios y hoy hay sectores del movimiento feminista que se sienten amenazados por la irrupción de mujeres trans, organizadas, que no están dispuestas a dar un paso atrás.
Se sienten amenazadas por un feminismo que pone en el centro la vida, la de todas, que visibiliza a las más invisibles: las trans, las precarias, las migrantes, las racializadas, las trabajadoras sexuales, las bolleras… aquellas que limpian los cristales del suelo cuando otra rompe el techo de cristal, aquellas a las que les vale con eliminar la brecha salarial o con medidas que no cambian nada. Aquellas para quienes la cuarentena no ha sido un cuento de hadas, con una familia heteronormativa; aquellas que por ser trans rozan el 90% de desempleo. No nos vale con poder cambiar nuestro nombre y nuestro sexo en el DNI, queremos que se apruebe la Ley Estatal Trans para dejar de estar patologizadas. No nos valen leyes que reconozcan nuestros derechos sobre el papel y no en la práctica. No basta con el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos si ese derecho no es para todas y para todo. Nos excluyen aquellas que no quieren que nada cambie, aquellas que pretenden convertir el feminismo en eslóganes vacíos.
Para que nuestros derechos sean reales necesitamos auto-organizarnos, como mujeres, como personas LGTBIQA+, como trabajadoras, como cada una quiera, juntas, sin confundirnos de enemigue, para seguir desafiando sus normas y sus privilegios. Hoy más que nunca necesitamos de un feminismo de todas y para todas, para hacer frente a la crisis social, política y económica provocada por el covid19, para que no paguemos siempre las mismas. Poniendo nuestros derechos y nuestras vidas en el centro.
LA REVOLUCIÓN SERÁ TRANSFEMINISTA O NO SERÁ