Lo más bonito de mi hijo: su sonrisa. Una sonrisa que le ilumina, que le nace de dentro y le sale por cada poro de su piel, por sus ojos, por su expresión. Una sonrisa sincera, sentida, cómplice… Una sonrisa que perdió por un tiempo, cuando se dio cuenta de que existía una sociedad que quería negarle, pero que, por suerte, ha recuperado.
El ser madre de un chico trans me ha hecho crecer en todos los aspectos. Me ha hecho preguntarme y cuestionarme muchas cosas. ¡Qué atrevida es la ignorancia!
He aprendido a no juzgar sin conocer profundamente el tema que se juzga. He aprendido a ver y no sólo a mirar. He aprendido a escuchar y no sólo a oír. He aprendido a ponerme en el lugar de las demás personas.
Sé que me queda mucho camino, hay tanto que aprender, tantas personas, tantas realidades que aún desconozco.
Pero hoy sólo quiero quedarme con la sonrisa de mi hijo.
Gracias Lucas por ser quien eres. Sólo espero que nunca nadie intente borrar quien eres, que nunca nadie borre tu sonrisa.