El siglo XXI, sin lugar a dudas, será el siglo de la liberación de las personas trans
Fuente (editada): HUFFPOST | Mar Cambrollé | 10/12/2020
Hace unos días conocíamos a través de declaraciones de la ministra de Igualdad, Irene Montero, que el resultado de la consulta pública sobre la ‘ley trans’ había arrojado que el 96% de quienes habían participado en ella apoyaban reconocer la igualdad plena de las personas trans a través de una ley que se fundamentara en los principios de la despatologización y la libre determinación de la identidad sexual y expresión de género.
En los últimos meses se ha podido sentir el clamor social en esta dirección. Con ello, los colectivos de personas trans y sus familias hemos visto una luz al final del túnel, una esperanza a nuestra lucha incansable iniciada en 2015 por una propuesta legislativa, específica e integral, que viniera a reparar una discriminación anacrónica, una deuda histórica de la sociedad española y una asignatura pendiente de la democracia.
El análisis y balance que podemos hacer en este punto del trayecto es que solo un colectivo organizado y empoderado es capaz de tener incidencia social, política y mediática.
La existencia desde finales de los 80 de organizaciones especificas trans ponía de manifiesto por parte de nuestras antecesoras que la discriminación de las personas trans solo es posible subvertirla con la acción del sujeto político, tras décadas de haber sido un colectivo “tutelado” por el cisgaycentrismo que paradójicamente ha actuado tras el acrónimo LGTBI.
La coordinación y acciones emprendidas en la última década lo reafirman: la concreción de leyes específicas e integrales trans en las CCAA, la organización y visibilidad de las familias de menores trans, la creación de una federación de colectivos trans específicos que representan a más de 2.200 personas trans de todo el Estado español… Las personas trans han comenzado su proceso de emancipación y empoderamiento, abandonando el discurso del cuerpo equivocado, construyendo su propia narrativa sobre la vivencia del cuerpo, la identidad y las soluciones políticas ante sus propias demandas. En consecuencia, y como parte imprescindible de la estrategia de emancipación, era clave constituirse en sujeto político con voz propia a través de la auto organización en asociaciones específicas.
Nuestro empoderamiento como colectivo organizado y con voz propia, siendo parte activa en el diseño de propuestas, estrategias y normas que nos conciernen, que no ha sido bien recibido por quienes hegemónicamente se erigieron en portavoces y negociadores de nuestras demandas, ha hecho posible por primera vez en nuestro país marcar la agenda política, mediática y social; así la ley trans forma parte del acuerdo programático del Gobierno de coalición, hemos situado nuestro discurso en las bocas de la representación pública y como una prioridad de emergencia la ‘ley trans’ estatal.
Llevamos milenios siendo expulsadas de la vida pública y el camino ha supuesto una lucha titánica con múltiples obstáculos, una carrera de fondo donde lo único que estaba claro es que no nos íbamos a rendir. NosoTrans, que habíamos sido despojadas del más básico de los derechos nada más nacer, arrojadas al desierto de la indiferencia social, podíamos constituir uno de los activismos más poderosos, el de quienes nada tienen que perder, y estamos preparadas para traspasar, como dijo el catedrático de Derecho Constitucional, Javier Pérez Royo, la ultima frontera de la igualdad.
No se construye una sociedad igualitaria bajo el falso debate del cuestionamiento de algo inherente como son los derechos humanos, estos jamás pueden ser objeto de debate, sobre ellos solo cabe hacer pedagogía, sustentada en el pilar de la educación en todos los niveles. El reconocimiento de derechos a quien no los tiene no supone nunca restárselos a otras personas; sin embargo, la privación de estos sí supondría elevar a privilegio su uso, algo radicalmente contario a la propia naturaleza del derecho humano.
El pasado 10 de diciembre se cumplieron 72 años desde que se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de la ONU. Es el momento de que el Estado español reconozca los nombres y las vidas de las personas trans en esa declaración. Por el Día Internacional de los Derechos Humanos hacemos un llamamiento a todo el movimiento feminista, y a la sociedad en general, a cerrar filas en la defensa de la dignidad y la igualdad de las personas trans, puesto que cada derecho humano reconocido es una victoria indiscutible para toda la humanidad.
El siglo XIX fue el siglo que puso fin a la esclavitud, el siglo XX fue el siglo del reconocimiento de las mujeres, personas racializadas, gays y lesbianas. El siglo XXI, sin lugar a dudas, será el siglo de la liberación de las personas trans.