Fuente (editada): LA REPÚBLICA | 15 SEP 2021

«Quien quiera a Tessa, tiene que votar a Ganserer» se lee en letras blancas sobre carteles verdes. En ellos se ve a una mujer con largos cabellos rubios recogidos de forma desenfadada detrás de la oreja. Sonríe feliz.

Sin embargo, la candidata al Bundestag (Cámara Baja del Parlamento federal) Tessa Ganserer, oriunda de Núremberg, está todo menos feliz por esos carteles. Son solo una solución de emergencia.

Y es que en las boletas electorales Ganserer aparece con otro nombre de pila, uno masculino, que esta mujer trans de 44 años dejó hace casi tres años y con el que no se identifica. «Para mí es muy doloroso y humillante», dice.

Ganserer representa a Los Verdes en el parlamento regional bávaro desde 2013. En los primeros años, aún con su nombre de pila registral. En noviembre de 2018, se reveló como la primera política trans en un parlamento alemán.

Desde entonces, se presentó en público como Tessa Ganserer, la mujer que siempre fue, según explica.

En el parlamento bávaro, Ganserer lucha desde entonces como portavoz política queer por la igualdad de derechos y la aceptación social de las personas trans. Una pelea que también es personal y que ahora quiere continuar en el Bundestag «con la esperanza de lograr algo para que otras personas después de mí lo tengan más fácil».

Y es que como muchas otras personas en su situación, Ganserer se niega a modificar su nombre de pila y su género de acuerdo a la ley trans vigente. La ley, que tiene 40 años, exige que la persona se someta primero a un peritaje psicológico y una decisión judicial. Y eso implica muchas veces responder a preguntas muy íntimas.

Por eso, en el documento de identidad de Ganserer aún figura su nombre anterior. En la vida cotidiana eso significa que debe aclarar su identidad constantemente: cuando se somete a un testeo de coronavirus, cuando alquila un coche o cuando le controlan el billete en el tren.

La Asociación Alemana de Identidad Trans e Intersex estima que el porcentaje de personas trans en Alemania es de entre el 0,3 y el 0,6 por ciento. Según la asociación Trans* e.V., no todas viven su verdadera identidad en todos los ámbitos de su vida. Según los estudios, en el ámbito laboral, dependiendo del sector, lo revelaron entre el 50 y el 70 por ciento de las personas.

En el Bundestag hasta ahora solo ha habido una persona trans, que hizo la transición una vez concluido su mandato. «Las elecciones de 2021 en ese sentido son un momento histórico», dice Gabriel_Nox Koenig, de la asociación Trans* e.V.

Y es que con Tessa Ganserer, sus compañeras de partido Victoria Broßart (Baviera) y Nyke Slawik (Renania del Norte-Westfalia), y la política socialdemócrata Ria Cybill Geyer (Brandemburgo) por primera vez están representadas las personas trans en las listas electorales.

Al menos en el caso de Ganserer y Slawik se considera bastante probable que ingresen al Bundestag, aunque también Broßart tiene posibilidades.

El cambio climático, pero también su historia personal, llevaron a Nyke Slawik, de 27 años, oriunda de Leverkusen, a presentarse por Los Verdes en las elecciones legislativas. «Tras mi transición, experimenté muchas cosas que sentí como discriminatorias«, escribe en un correo electrónico. «Como el humillante, largo y caro proceso de cambio de nombre».

A ello se suma que ella misma creció sin modelos, porque hasta ahora no había personas trans en la política. «Quiero cambiar eso», dice Slawik, y añade: «Espero que se vuelva más difícil discriminarnos como minoría cuando por fin ocupemos nuestros escaños».

En mayo, Los Verdes y los liberales del FDP iniciaron un intento en el Bundestag de derogar la actual ley trans y reemplazarla por una de autodeterminación sexual. Pero no lo consiguieron porque los grupos parlamentarios del Gobierno y de la derechista Alternativa para Alemania (AfD) votaron en contra.