A partir de ahora, cualquiera que deliberadamente trate de cambiar la identidad u orientación sexual de una persona tendrá que enfrentarse a fuertes penalizaciones

Fuente (editada): SER | Carmen Viñas | 08/05/2020

Con los votos de conservadores, socialdemócratas y liberales, el Bundestag, el parlamento alemán, ha prohibido en Alemania los llamados “tratamientos de conversión” para menores de edad. A partir de ahora, cualquiera que deliberadamente trate de cambiar la identidad u orientación sexual de una persona tendrá que enfrentarse a fuertes penalizaciones, incluidos les progenitores u otras personas con derecho a atención o tutela, quienes pueden recibir un castigo por la “violación grave del deber de atención y educación”. La prohibición incluye también el asesoramiento pastoral o psicoterapéutico.

Los métodos para suprimir la identidad y orientación sexual estarán completamente prohibidos hasta los 18 años. Sin embargo, también se amenaza con penas si las personas afectadas, aunque sean mayores de edad, han sido inducidas a adoptar esas medidas de “conversión” mediante coacción, amenaza o engaño. De la nueva ley han quedado excluidos los tratamientos de los trastornos sexuales como el exhibicionismo o la pedofilia, así como los tratamientos que tratan de expresar la identidad sexual autopercibida de una persona o su deseo de una imagen corporal más acorde a lo que la sociedad espera de su identidad.

El ministro Federal de Sanidad Jens Spahn (CDU), uno de les principales impulsores de esta ley, asegura que la aprobación del Parlamento constituye “una importante señal social para todas aquellas que están luchando con su homosexualidad o su transexualidad”. “Ni la transexualidad ni la homosexualidad son una enfermedad. Por lo tanto, el término mismo de terapia es engañoso”, explica el ministro. La Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales en 1990 y la transexualidad en 2019. En 2013, la Asociación Médica Mundial condenó las denominadas terapias de conversión como una violación de los derechos humanos y como incompatibles con la ética de la acción médica, y la Asociación Médica Alemana advirtió en 2014 sobre los efectos negativos de dichas “terapias” en la salud.

La llamada terapia interfiere con la autodeterminación sexual y de género, según la exposición de motivos de la norma, que tampoco olvida los daños a la salud que suponen estas pseudoterapias como la depresión, los trastornos de ansiedad, la pérdida de sentimientos sexuales y el aumento del riesgo de suicidio. Por lo tanto, el incumplimiento de la prohibición se castigará con hasta un año de prisión o una multa. También se considerará un delito administrativo “anunciar u ofrecer” este tipo de terapias. Su infracción puede ser sancionada con una multa de hasta 30.000 euros.

La Asociación de Lesbianas y Gays (LSVD) ha saludado la nueva ley, aunque considera que se ha perdido la oportunidad de ir mucho más lejos. Reclama, entre otras, que se eleve la edad de consentimiento, porque al menos en el grupo de edad entre 18 y 26 años detectan una necesidad de protección comparable a la de las personas menores. Algo que también han pedido Los Verdes y La Izquierda, que prefirieron abstenerse en la votación. Los castigos no se aplicarán a las personas que actúen como tutores o cuidadores, “siempre que el acto no viole gravemente su deber de cuidado o educación”. Un enunciado que la LSVD considera demasiado laxo, por lo que insta a que, en cualquier caso, se les obligue a rendir cuentas. Asimismo, solicitan que no haya ningún tipo de financiación pública para las instituciones que ofrecen estas pseudoterapias.