La dirección de ERC definió que Fina Campàs y Clara Palau ocuparán lugares de salida en las listas para el 14-F
Fuente (editada): EL PAÍS | Camilo S. Vaquero | 09 DIC 2020
Fina Campàs y Clara Palau comparten varias cosas. Ambas militan en Esquerra. Han tenido que luchar contra el estigma social de no ser quienes la sociedad les impuso al nacer y ven en la política y la educación herramientas clave para cambiar su entorno. Las dos han sido votadas por sus compañeres de agrupación de partido (en Osona y Vallès Occidental, respectivamente) como elegibles para las listas electorales del próximo 14-F. La última palabra la tuvo la Ejecutiva, que confeccionó las candidaturas que la militancia ratificó el pasado sábado 13. ERC puede lograr que, por primera vez, Cataluña tenga diputadas trans.
“Es mi última oportunidad”, dice medio en serio medio en broma Campàs, de 64 años y nacida en Vic (Osona). Se afilió a ERC hace cuatro años y es vicepresidenta de la coordinadora LGTBI del partido. Ya ha ido a las listas electorales hasta en tres ocasiones distintas (municipales, generales y suplente en las europeas), pero en posiciones con pocas posibilidades. Palau, de 63 años, fue la número 10 en las listas al Ayuntamiento de Sabadell en las pasadas elecciones, pero no logró entrar (el partido consiguió siete ediles).
Sus trayectorias, evidentemente, están marcadas por su decisión de vivir según su identidad, pero insisten en que son mucho más que una mera representación o cuota. Y están seguras de que su partido también lo ve así. “Supongo que la edad hace que crezca como un chubasquero. Si alguna persona te mira y piensa que eres un hombre disfrazado, eso ya te resbala. Me siento y soy una mujer”, asegura Palau, que hizo el tránsito cuando ya estaba en el partido, en el que decidió afiliarse “cuando Carod Rovira” era su máximo responsable.
Campàs es consciente de que el mensaje que transmite como política trans es fundamental para normalizar la diversidad sexual, pero cree que hay que alejarse del encasillamiento. “Por eso he intentado moverme siempre en un marco más amplio, que es el del feminismo”, explica. De su historia familiar también le viene el interés por los temas del pequeño comercio. Ambas, de hecho, también participan de la sectorial de mujeres del partido, además de la LGTBI, algo que, defienden, muestra la posición del partido republicano en ciertos debates que se dan hoy en el feminismo.
La confianza depositada por sus compañeres de partido para ir a las listas es lo que más valoran de todo el proceso de primarias de ERC. De Vic a Sabadell hay un mundo. Y un universo si se compara con los grados de libertad que permite Barcelona, por ejemplo. “La realidad de Osona es otra, el mundo rural, otras problemáticas que no están en la cabeza de la gente de la capital. Me siento muy feliz de que gente que nunca me imaginaría me haya dado su apoyo”, agrega Campàs. La actividad de Palau tiene origen en la asociación de vecinos del barrio de la Creu Alta, “los problemas del día a día”, explica. La misma motivación que le llevó a presidir la asociación de vecinos la empujó después a dar el paso a la política. “No me gusta que las cosas las decidan otras personas. Por eso me implico”, sostiene. Palau está casada hace 40 años con una mujer y tienen descendencia juntas: “Somos más felices desde que hice el tránsito”.
Ambas también comparten un largo historial de activismo. Campàs, que hizo su tránsito en 2010, recaló en el partido después de colaborar, entre otras cosas, en la plataforma Transforma la Salud, que buscaba darle una óptica trans al sistema sanitario. Palau estuvo vinculada a Actúa Vallès, una entidad que lucha contra los estigmas sociales y dirigida, entre otras personas, a trabajadoras sexuales. Pero insisten en que si llegaran a ocupar un escaño en la Cámara su agenda irá mucho más allá.
El sistema del partido republicano para confeccionar sus listas permite que territorial y sectorialmente se propongan candidaturas. Las dos quedaron en segundo lugar en sus respectivas agrupaciones. Pero la Ejecutiva del partido se arroga la potestad de jugar con los nombres de cara a hacer listas que, en principio, reflejen la diversidad no solo de la militancia sino también de Cataluña. Las encuestas les sonríen y podrían superar los 18 escaños por Barcelona.
La primera diputada trans en España fue la socialista Carla Antonelli que, en 2011, llegó a la Asamblea de Madrid. La serie que cuenta la historia de La Veneno es mainstream pero crecen los ataques transfóbicos. Campàs y Palau coinciden en que hay avances, pero aún quedan muchas victorias por conseguir. Una muy actual, la de la reforma de la ley catalana contra la violencia machista, que ha generado choque entre las feministas. Se busca extender la protección más allá de las mujeres cis para incluir también a las trans. “Se tiene que dar cobertura a las personas que ante la ley, por muchos motivos, no viven el sexo que dicen sus documentos. La visión no puede ser biologista”, defiende Campàs. “Muchas mujeres llegan buscando refugio y se encuentran con que legalmente les cerramos las puertas”, dice Palau.