Sofie Van Bauwel, María Rodó-Zarate, Jack Halbertam o Lucas Platero fueron algunas de las personas ponentes en el Congreso de Medios, Géneros y Sexualidades celebrado en Benasque. Pese a mi escepticismo en la academia, siento que hubo tiempo y cuidado para tejer alianzas que generen cambio.
Fuente (editada): EL SALTO | Natalia Aventín Ballarín | 17 JUN 2023
En el borde de una legislatura agotada que hemos vivido de forma intensa y complicada quienes nos hemos comprometido con la lucha de las personas trans y sus familias, con extenuantes e innumerables reuniones, con otras entidades, con los partidos políticos, con las instituciones, entre manifestaciones, concentraciones e incluso una huelga de hambre, notas de prensa, odio en redes sociales, risas, lágrimas, logros y lamentos por lo que no pudo ser, aparece la oportunidad de cambiar de hábitat y por tres días hacer una inmersión intensiva en la Academia.
El Congreso Internacional en Medios, Géneros y Sexualidades: representaciones, alfabetizaciones y audiencias, se celebró del 7 al 10 de junio en el Centro de Ciencias Pedro Pascual de Benasque, entorno en el que también se ubica el domicilio social de Euforia Familias Trans Aliadas y mi lugar de residencia, por lo que se me brindaba una oportunidad única de desconectar de la lucha en las calles y los problemas cotidianos e introducirme en un mundo que solo visito de forma esporádica cuando desde una universidad o sociedad científica se me invita para participar en alguna mesa o ponencia. Ya es complicado para alguien que vive en el mundo rural que se alineen los astros para que se pueda producir la casualidad de esta confluencia y que derive en una oportunidad que aprovechar.
Mentiría si dijera que no acudí al congreso con un poco de escepticismo, fruto del contacto diario con los problemas cotidianos que les surgen a las personas trans y sus familias a las que asesoramos, pensando que quizás sería un entorno muy alejado de las realidades que me son cercanas. Afortunadamente me equivocaba y pude disfrutar de cada ponencia, taller y sesión, al final los medios de comunicación, las redes sociales, el cine, las series… forman parte de nuestras vidas, por lo que los usos y análisis que se hacen de ellas no nos son ajenos.
De las ponencias me quedo con algunas pinceladas que destacar: Sofie Van Bauwel (Universidad de Ghent) puso en el debate los afectos y las emociones que involucran a quienes investigan, valorando de forma positiva el compromiso que aportan y no entendiéndolo como algo a evitar. Quizás la objetividad y la equidistancia están sobrevaloradas y necesitamos más compromiso emocional para generar entornos más seguros. María Rodó-Zarate (Universidad Pompeu Fabra) habló de interseccionalidad, siempre tan necesaria, de una aplicación informática para medir la intensidad de esta interseccionalidad en puntos geográficos concretos y de un interesante proyecto de avatar que con la información personal genera una imagen representativa de los ejes de opresión que atraviesan a la persona usuaria.
Me costó mucho entender el mensaje de Jack Halberstam (Universidad de Columbia), creo que por lo abstracto de su exposición, pero pude sacar la reflexión de que pasamos mucho tiempo intentando poner parches al sistema para que las barreras u opresiones que genera sean menos evidentes, pero que lo que realmente se necesita es una refundación del sistema que no se apoye en el actual paradigma.
Dejo para el final a Lucas Platero (Universidad Rey Juan Carlos) ya que me une una relación de amistad que nace de años de coincidir en diversos espacios de activismo o de esporádicas inmersiones en la academia. En su ponencia planteó la exposición en medios y redes sociales de la infancia y juventud trans, con sus familias —concretamente con las madres— o por parte de estas.
El dilema entre la visibilidad y la sobreexposición, este dilema lo comparto y muchas de sus reflexiones forman parte de las mías, como madre de una persona trans que no tuvo más remedio que la visibilización en un momento donde poca gente conocía la existencia de niñez trans y que a lo largo de los años ha tenido que sopesar entre la necesidad y las consecuencias de esa exposición. Me gustó compartir con Lucas el entorno natural que me rodea, caminar por las calles de los pueblos y las sendas, hablando relajadamente sobre cosas banales, personales o académicas, fortalecer esos vínculos que hacen que las sinergias fluyan.
La proyección como pre-estreno del documental colombiano Todas las flores, presentado por Alejandro Ángel Torres, su productor, fue otro de los momentos que atesoro, el extraordinario y cuidado relato de unas historias de vida duras, alegres y tristes a la vez, tan cercanas y tan lejanas, junto a la coincidencia de que aparezca la marcha del Orgullo del Barrio de Santa Fe de Bogotá grabada en el mismo año que yo la viví en Medellín, junto a otras familias activistas de América, me dejó un poso de emociones al que recurrir cuando las fuerzas flaquean.
La organización consiguió que hubiera suficiente tiempo y oportunidad para que dentro de un programa muy intenso hubiera momentos para conversar, conocer y compartir con el resto de personas asistentes al Congreso, a alguien le oí decir que era lo más le había gustado. Sin quitar valor al contenido formal y la emoción de ver tantos trabajos e intereses académicos en temas que son tan necesarios, siento que las conversaciones de pasillo, o del café, son la semilla de esas nuevas oportunidades de interacción que tejen las alianzas que generan los cambios.