Punta Arenas, Chile, 1959 – Münich, Alemania, 1994. Artista multidisciplinar. A los 8 años sufre un accidente al trepar por un poste eléctrico en busca de un nido de pájaros y pierde los dos brazos. De vuelta a Alemania, es institucionalizada junto a otres niñes nacides con extremidades modificadas por el efecto de la talidomida.
Desafiando el diagnóstico médico y las expectativas sociales, estudió en la Escuela de Arte y Diseño de Kassel, y comenzó a pintar con la boca y los pies y a hacer performances públicas. Utilizó la fotografía, el dibujo, la danza y la performance como formas de reivindicar su derecho a existir libremente frente a la opresión y la institucionalización a la que se somete a los cuerpos trans y con diversidad funcional. Su obra es un himno a la disidencia corporal, y su propio cuerpo constituye una de sus obras centrales.
En 1982, cuando se celebró la Documenta 7 (una de las exposiciones de arte más importantes del mundo que tiene lugar cada 5 años en Kassel), no fue invitada, ni ella ni ningune otre artista que no utilizara las manos. Entonces Lorenza ocupó una de las avenidas más concurridas de la ciudad donde interpretó su singular performance plástica, de «danza pintura» o «pintura bailada», transformando así la calle en un espacio expositivo de guerrilla. En 2017, 35 años después, el gran autorretrato que pintó con las huellas de sus pies como trabajo de licenciatura en 1984 sería expuesto en la Documenta 14, en la mismísima Neue Galerie, ocupando uno de los lugares emblemáticos de la exposición, en el gran hall.
En 1988 Lorenza se transladó a Barcelona, donde se convertiría en la encarnación viva de Petra, la mascota paralímpica diseñada por Mariscal en 1992. Después de haber viajado intensamente por Europa y América, murió en Münich, en 1994, por complicaciones relacionadas con el sida. En noviembre de 2018, se inauguró, comisariada por Paul Preciado, la exposición dedicada a su obra ‘Réquiem por la norma’, en el Palau de La Virreina (Barcelona).