El grupo de las personas con identidades no binarias es quizás el más desconocido dentro del colectivo trans. A veces se suma al desconocimiento general de la sociedad el del propio colectivo LGTBIQA+.
Los mimbres que la sociedad cisheteropatriarcal nos ofrece para construirnos como personas son binarios y dicotómicos, por ello nos cuesta mucho entender a las personas que se sitúan fuera de esta dualidad. Cuando quien no tiene costumbre, se enfrenta a una persona cuya lectura le devuelve indefinición o mensajes contradictorios en cuanto a su identidad, siente desconcierto. Si la persona se identifica con pronombres y género gramatical neutro y así lo comunica, suele obtener una respuesta de resistencia expresada con rechazo.
Si esa persona es pequeña y no tiene herramientas para hacerse entender, o personas adultas a su alrededor dispuestas a escuchar y respetar, puede darse una situación de maltrato constante en todos los ámbitos sociales. Crecer en esas condiciones es una tarea casi imposible.
A lo largo de los años de activismo con las familias trans hemos podido observar la urgencia de muchas familias para que la persona se defina, a uno u otro lado, quedarse en tierra de nadie produce desazón en quienes ni sospechaban que esta realidad fuera posible.
¿Cómo es posible que no se sienta hombre o mujer?, ¿o que se identifique con las dos identidades a la vez?, ¿o con ninguna?, ¿o fluya entre las dos?, ¿cómo puede ser que haya personas que vean los colores de diferente forma?, ¿cómo puede ser que haya personas que no distingan la derecha de la izquierda?…
La diversidad es un hecho, no una realidad a cuestionar ni a debatir. Ser diferentes nos genera una visión más amplia de las posibilidades, nos aporta la posibilidad de relativizar, también de soñar y construir sociedades más justas.
El uso de palabras que representen las realidades no binarias no eliminan ninguna identidad, sino que amplían el espectro identitario y con él, amplían las posibilidades colectivas.
Desde Euforia aportamos en la muestra de referentes que tenemos en la web a un gran número de personas no binarias que, con su existencia, resistencia y visibilidad, nos posibilitan entender sus realidades e incorporarlas al imaginario colectivo.
Las identidades no binarias no tienen un reconocimiento jurídico en nuestra legislación, por lo que en muchos entornos niegan su existencia haciendo de las vidas de las personas no binarias una batalla cotidiana para existir. Es urgente que el Gobierno de España aborde esta realidad en una Ley estatal trans. Nuestres hijes, hermanes, amigues, adres… no sólo existen, también son querides por sus familias y amistades, pagan impuestos y forman parte de la sociedad.