«No podemos vivir en un Estado que se presupone de derecho, mientras a las personas trans se nos invalida, menosprecia o relega a un segundo nivel.»
Fuente (editada): CONTRAPORTADA | Darko Decimavilla | Abril 2021
Vivimos tiempos difíciles para las personas trans. En los últimos meses se nos ha puesto en el punto de mira, en el centro de un debate acerca de nuestros derechos, un debate que no debería de producirse porque los derechos humanos no son algo que se deba discutir. De lo que podemos hablar es de cómo plasmar o recoger en la ley estos derechos o protección a un colectivo tan vulnerable.
Uno de los principales puntos que queremos desde los colectivos y asociaciones trans es la autodeterminación de la identidad sexual, algo que ya se recoge en Andalucía, Aragón, Baleares, Extremadura, Valencia, Navarra, Madrid y Murcia. Mientras que en Euskadi y Canarias se pide un certificado o informe médico/psicológico, y en el resto de comunidades no hay ninguna ley que la recoja. Lo que se pretende con una ley estatal es unificar criterios y que las personas trans tengamos derecho al reconocimiento de nuestra identidad sexual libremente manifestada, sin la necesidad de prueba psicológica o médica para, a continuación, establecer los requisitos para la rectificación, sin que haya discriminación en función de dónde se viva.
Es importante recalcar que con esta ley lo que queremos es agilizar los procesos que ahora se retrasan entre dos y tres años para cambiar la documentación. Durante este tiempo la violencia que se sufre es brutal. Parémonos a pensar en todos los momentos de nuestra vida en los que exponemos nuestra identidad casi sin darnos cuenta: cuando vamos a una consulta médica, pagamos con tarjeta, abono de transporte, cualquier trámite burocrático, etc.
Desde algunos espacios se dice que esto va a borrar a algunas personas, en concreto a las mujeres, confundiendo muchas veces el género como etiqueta o categoría social, con los roles o estereotipos asociados a la misma. Para mí es importante separar y discernir bien entre ambos conceptos. Las mujeres sufren una violencia estructural ya que a su género se le han asociado ciertos roles y estereotipos que las colocan en una posición vulnerable y de clara opresión frente al hombre que está situado en un escalón superior y con mayores privilegios y oportunidades.
Creo que estaremos de acuerdo en que estos roles y estereotipos de género crean violencia y que habría que trabajar para romperlos y llegar a una sociedad más justa e igualitaria. Pero ¿qué pintan las personas trans en esto? ¿Cómo afectan estos roles y estereotipos de género a las personas trans? Pues bien, las personas trans no dejamos de vivir en una sociedad profundamente machista y patriarcal y estas cosas nos atraviesan como a cualquier otra persona. Habrá personas trans que dentro de su proceso de transición (si es que deciden hacerlo) querrán acercarse más a algo que denominamos cispassing, que no es más que llegar a un punto en el que se adecua tanto el cuerpo y el comportamiento a lo que socialmente se entiende como hombre o mujer que no se percibe que sea sea trans. Otras, en cambio, decidirán llevar su tránsito por otros caminos igual de válidos, pero alejándose un poco, o mucho, de esos estereotipos asociados al género.
Por lo tanto, en mi opinión, la abolición del género es un asunto complejo ya que lo que está mal o marca estas opresiones es lo que asociamos al género. Erradicando el género, a su vez, corremos el peligro de que la Ley de Violencia de Género cayera en un vacío y sinceramente no creo que debamos ir por ese camino. Pienso más en la abolición del género como una consecuencia más que como un objetivo. En el momento en el que no haya discriminación y violencia en base al género, ya no serán necesarias estas etiquetas o categorías sociales que tan importantes son ahora.
Una de cada diez mujeres trans ha tenido que dormir alguna vez en la calle
Hay que señalar que las mujeres trans, en tanto que son mujeres, son las más vapuleadas por esta sociedad misógina y patriarcal. Una de cada diez mujeres trans ha tenido que dormir en la calle al menos una vez en la vida y el 77% ha sufrido discriminación a la hora de buscar empleo.
Lo siguiente que nos encontramos es que no puede haber autodeterminación de la identidad sexual sin las personas no binarias que somos personas que no nos identificamos ni como hombre ni como mujer, al menos no totalmente. Es por ello que desde No Binaries España (primera asociación no mixta de personas trans no binarias del Estado) lo que se demanda es nuestro reconocimiento a nivel legal, social, institucional, etc. Lo que queremos es una tercera casilla que ponga “no binario” en el Documento Nacional de Identidad, que precisamente refleje eso, nuestra identidad. También apostamos por que cada persona puede decidir si quiere o no que haya una mención al sexo en su DNI.
Esta lucha desde las personas trans no binarias está siendo muy difícil ya que ni siquiera formamos parte del imaginario colectivo, no se conoce nuestra realidad ni existencia. Por este motivo, en numerosas ocasiones nos hace gracia que en ciertos debates se plantee en qué módulo se nos debería meter en las prisiones o cómo sería nuestra inclusión en el deporte. Obviamente las cosas no pueden ir por ese camino, creemos que lo primero es reconocernos y después ya trabajaremos en todo lo demás.
La ley trans no será una ley plena si no incluye y protege a las personas migrantes
Por otro lado tenemos a las personas trans migrantes, que tienen que pasar por procesos burocráticos absurdos y barreras, lo que multiplican las violencias y discriminaciones que sufren. La Ley Trans no será una ley plena sino incluye y protege a las personas migrantes. Yo no soy una persona migrante así que me voy a limitar a recoger sus propuestas a través de demandas de colectivos o asociaciones especializadas como Kifkif, que afirman que el hecho mismo de solicitar protección internacional y/o migrar ya es una forma de “acreditar” la persecución que enfrenta la persona en su país de origen, por lo que las personas trans migrantes no deberían tener que acreditar ni probar nada más.
También es importante tener en cuenta a las personas menores trans, ya que se quedan fuera de la Ley de 2007, algo que ya señaló el Tribunal Constitucional, diciendo que este trato de exclusión era inconstitucional. Como dicen desde Euforia (Asociación de Familias Trans-Aliadas) es necesario garantizar sus derechos no solo como niñes y adolescentes, sino también como personas trans. Por lo tanto, la Ley Trans debe incluirles y protegerles como a cualquier otra persona trans, respetando y reconociendo sus identidades.
En definitiva, la Ley Trans es verdaderamente necesaria. No podemos vivir en un Estado que se presupone de derecho mientras a las personas trans se nos invalida, menosprecia o relega a un segundo o tercer nivel, en función de otras intersecciones. Es una ley que no solo nos sirve a las personas trans y puede mejorar nuestra calidad de vida sino que beneficia a todas, todos y todes, ya que nos hace ir en el buen camino hacia una sociedad más justa e igualitaria. Y por muchos bulos y mentiras que se digan, las personas trans y aliadas somos más fuertes y confiamos, como dice Mar Cambrollé, en la verdad, la justicia y la reparación.
El colectivo trans lleva sufriendo décadas. y ya va siendo hora de que haya una ley que nos proteja, que defienda nuestros derechos, como a cualquier otra persona. Y frente a bulos: información. Sabemos que hay muchas campañas de desprestigio hacia nosotres, pero también las hay que desmienten todas estas falacias que al final se sustentan en una malísima educación sexual y una perspectiva cerrada y sesgada de la sociedad. Si necesitas más información o formación, seguro que puedes acudir a asociaciones como las que he mencionado anteriormente, o a cualquier otra que tengas cerca.