Fuente (editada): LADO B | Ámbar Barrera | 17 de mayo, 2020

«Hay quien dice que hay múltiples identidades sexuales, por ahora me enfocaré sólo en dos de ellas. Una es la identidad cis, de las personas que declaran una identidad femenina o masculina y que nunca se van a preguntar si esa identidad les conviene o no porque se reivindican todo el tiempo ya que el sistema las reconoce, y está la identidad sexual trans, cuando una persona se autodetermina, y esa autodeterminación no corresponde con el sexo que tiene en su acta de nacimiento».

Cuando Clémence habla de autodeterminación, explica que se refiere a algo que sólo la persona que lo vive puede determinar y que empieza con la frase “yo soy…” y ni profesionales en medicina, psicología o psiquiatría, debería decidir sobre otras personas respecto a quiénes son. Es el derecho humano a la identidad.

Clémence Zamora es una activista por los derechos de las personas trans, tiene la nacionalidad francesa y, cuando viaja a México, presenta su pasaporte francés porque, aunque es mexicana, su pasaporte nacional presenta el nombre y la fotografía de una persona que no corresponden con su identidad.

Clémence estuvo en Puebla, en Etcétera Espacio Experimental, el 1 de agosto de 2017 presentando la conferencia Identidad sexual: La urgencia de reconocer y proteger los Derechos Humanos de las personas Trans, donde habló de los procesos legales en algunos países para el cambio de identidad y cómo algunos de ellos violan los derechos humanos de las personas trans. Actualmente, Clémence Zamora tiene 45 años, es vocera de la Federación LGBT de París, Francia, y es integrante de la Asociación Transgender Europe (TGEU) en el Comité de Dirección desde el 2015.

Clémence nació en Puebla, creció en el Mercado Morelos y, como ella misma cuenta con orgullo, se manifestó junto a estudiantes y el colectivo LGBTIQ+ en el zócalo de Puebla de adolescente. Entonces ella tenía otro nombre (el que le asignaron al nacer) y por la violencia que la amenazaba por ser una mujer trans, en cuanto tuvo la oportunidad en 1996 que tenía 20 años, huyó a Francia donde consiguió no sólo la nacionalidad sino el cambio legal de su identidad sexual.

Ella pudo volver y cambiar sus papeles mexicanos en la Ciudad de México, el único lugar en el país donde era posible que una persona trans cambiase su identidad legalmente, sin embargo, Clémence decidió continuar con su labor de activista por los derechos trans hasta que esa posibilidad sea una realidad en todo el Estado en el que nació.

La situación de los derechos humanos de las personas trans

En 2006 durante una reunión en Yogyakarta, Indonesia, personas expertas de todo el mundo establecieron los Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la identidad y la orientación sexual, donde se definió por primera vez la identidad sexual:

“Se entiende por identidad sexual la vivencia interna y sentida experiencia interna e individual del sexo de cada persona, que podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo el sentido personal del cuerpo (que, de tener libertad para escogerlo, podría involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole) y otras expresiones de género, incluyendo el vestido, el modo de hablar y los amaneramientos”.

Sin embargo, son pocos los países en el mundo que reconocen los derechos de las personas con identidades trans y menos aún los que desde el aspecto legal protegen su derecho a la identidad.

En Francia, explica Clémence, hasta apenas hace tres años los requisitos para el cambio de identidad incluían exhaustivos exámenes psicológicos, exigían el divorcio en caso de que la persona estuviera casada y, lo peor, es que debían someterse a una cirugía de esterilización.

Clémence participó desde las organizaciones de las que forma parte, para realizar una modificación a la Ley de identidad sexual en Francia, todo en un contexto político de urgencia, pues en las siguientes elecciones el país corría el riesgo de entrar a un gobierno de extrema derecha, en el que sin una modificación en la ley podrían perder cualquier posibilidad de contar siquiera con el derecho al cambio de identidad.

El resultado fue una ley que, si bien no satisface las necesidades del colectivo trans porque sigue incluyendo un largo proceso legal, el logro fue eliminar el requisito de esterilización.

—Este tipo de requerimientos son humillantes e inhumanos, además acarrean muchos problemas de discriminación.

Clémence considera que la poca accesibilidad al cambio de identidad y este tipo de requisitos establecidos no sólo en Francia sino en otros países como Noruega o Italia y otra decena de países, conllevan a discriminación institucional cuando se le niega a las personas trans su “derecho a ser” y, por ende, el derecho a votar, además de generar otros tipos de violencia como el bullying sistemático en las escuelas por parte de compañeres y profesorado (lo cual aumenta casos de deserción escolar), el difícil acceso al campo laboral, falta de acceso a la salud, violencia policial o acusaciones de fraude por doble identidad.

—Suelen decir que los índices de transfobia son muy bajos ¿Cómo? Esto pasa porque no hay derecho a la privacidad. Si somos violentades todo el tiempo, pero para denunciar sabemos que nos van a pedir nuestra identificación y que seremos estigmatizades, por eso no se denuncia. Así que no es que los índices sean bajos, sino que no podemos denunciar.

La violencia contra las personas trans también existe dentro el hogar, donde la familia violenta a sus hijes o hermanes y, más adelante, la propia familia es violentada por otros miembros de la sociedad por estar relacionada con las personas trans.

—México es el segundo país donde suceden más crímenes de odio contra personas trans, sólo después de Brasil, y eso sólo contando los casos identificados.

Los países que funcionan como buenos ejemplos para el resto del mundo en materia del derecho a la identidad para personas trans son:

  • Argentina: En 2012 entró en vigor su primera ley de identidad sexual donde se establece que “cada persona es propietaria de su identidad”. el proceso para el cambio es sencillo, dura unos 15 días y no es necesario ningún proceso psicológico ni de otra índole.
  • Dinamarca: Este fue el primer país del mundo en contar con una ley de identidad sexual, aunque como primera generación incluía todos esos requisitos médicos discriminatorios. En febrero de 2017 Dinamarca se convirtió en el primer país que elimina la transexualidad como enfermedad psíquica, un primer paso importante para cambiar sus leyes y un ejemplo a seguir para la OMS, que sigue sin sacar a la transexualidad de su lista de trastornos mentales.
  • Malta. El 2015 este pequeño país europeo aprobó una de las leyes de identidad sexual más avanzadas. Esta ley no sólo incluye un trámite sencillo para el cambio de identidad sino que incluye leyes que protegen los derechos humanos de las personas trans e intersex.
  • Irlanda: Poco después de que Irlanda hiciera historia en 2015 al aprobar el matrimonio igualitario a través de una votación ciudadana, este país aprobó una ley que reconoce a las personas transexuales y les permite cambiar su identidad sexual sin intervención médica o del Estado.

Clémence afirma que el problema con la ley de cambio de identidad en la Ciudad de México es que, ya que cada Estado tiene su propias leyes, el problema de cambiar de identidad en la CDMX si no se vive ahí es que en tu propio Estado puede no reconocer el cambio e incluso acusar por un asunto de “doble identidad”. Esto sin incluir que la ley vigente también incluye la intervención del Estado al obligar a las personas trans a pasar obligatoriamente por un proceso psicológico y a un tratamiento hormonal.

El 13 de julio de 2017 se aprobó una reforma a las leyes de Michoacán que lo convirtieron en el primer Estado de México donde las personas pueden hacer un cambio de identidad sexual sin la necesidad de procedimientos o acreditaciones médicas. Además desde las estrategias de la organización de México Igualitario se buscará, a través de amparos, que el cambio de identidad sea una realidad en otros Estados.