Hablamos con la cómica e ilustradora con motivo de su nuevo monólogo, ‘Pizza con piña: La última porción’, en el Teatro Luchana de Madrid. Nos explica su salida del programa presentado por Risto Mejide en Cuatro y su visión actual de la visibilidad trans en TV: «Nuestra existencia no se puede cuestionar ni debatir. No somos el monstruo del Lago Ness, el Yeti o la carrera musical de Leticia Sabater».
Fuente (editada): vertele! | Lorenzo Ayuso | 09.11.2020
Desde el pasado domingo 8, Elsa Ruiz está de vuelta en los escenarios teatrales con Pizza con piña: la última porción, un nuevo monólogo cuyo título alude al símil que ya popularizó en el pasado para referirse a la identidad sexual: «A quienes no os gusta, ¿consideráis que la pizza si lleva piña es una aberración, que deja de ser pizza, que si te gusta tienes un problema a nivel cabeza? La pizza es pizza, no es lo que le eches encima. Las personas no somos muy diferentes», reflexionaba la cómica en una intervención en La resistencia, allá por 2018. Dos años después, su popularidad mediática ha crecido exponencialmente, en buena medida gracias a la plataforma que supuso Todo es mentira en Cuatro.
En el magacín satírico encabezado por Risto Mejide estuvo desde el inicio de sus emisiones, en enero de 2019, hasta esta pasada primavera, cuando les espectadores comenzaron a notar la ausencia de la humorista en plató. Ruiz no se pronunciaría sobre esta salida hasta pasados meses. Lo hizo con un gag donde trataba de explicar los motivos, silenciados por el sonido de una licuadora. Bromas aparte, la artista asegura que la etapa «simplemente terminó»: «El programa sigue por un lado y yo continúo por otro. Es como cuando se acaba una relación de pareja», cuenta a Vertele.
Pese a desaparecer de las pantallas tradicionales, no puede decirse que haya tenido poca actividad. Además de haber comenzado a colaborar en Tarde lo que tarde de RNE, a las órdenes de Julia Varela, Ruiz ha estado muy presente en las reivindicaciones LGTBIQA+ y, en particular, en la conversación en torno a la ley trans. Elsa ha sido muy activa en señalar la transfobia de diferentes personalidades y activistas e insistir en la necesidad de incluir a las personas trans en el movimiento feminista. Algo que dio pie a una campaña contra ella por la que inició acciones legales: «Al parecer algunas personas dicen que solo me siento mujer y es verdad. Me siento mujer, me levanto mujer… Porque soy una mujer. Las personas trans no nos sentimos mujeres, hombres y personas trans no binarias, lo somos», diría en su día ante los ataques.
«No creo que me haya enfrentado a ningún movimiento feminista porque si dichos movimientos excluyen a alguna mujer entonces no son feministas», afirma con rotundidad en una entrevista donde nos habla de las bondades de su Pizza con piña, con la que estará hasta el 10 de enero de 2021 en el Teatro Luchana de Madrid. También de sus expectativas en televisión, donde el últimos tiempos hemos visto más ejemplos sobre la normalización de las personas tráns: «Nuestra existencia no se puede cuestionar ni debatir. No somos el monstruo del Lago Ness, el Yeti o la carrera musical de Leticia Sabater».
Estrenas ‘Pizza con piña: la última porción’, cuyo título ya parte de esa comparación que habías hecho en monólogos previos. ¿Qué ingredientes trae de nuevo este espectáculo?
En este espectáculo hay más de mis experiencias como persona trans. Como tener que aguantar continuamente preguntas personales e íntimas sobre tus genitales y tu vida sexual. Hablo de Hazte Oír y sus vídeos absurdos contra el colectivo LGTBIQA+. Son tan ridículos que los chistes se hacían prácticamente solos. También hay una parte del show donde el público participa y escoge los temas de los que hablo. Me gusta que en cada show haya algo distinto para que la gente que repite vea cosas nuevas.
Estrenar en estas circunstancias es todo un acto de osadía, con los problemas específicos que el sector de los espectáculos está atravesando por la crisis del coronavirus. ¿Cuesta más defender la cultura en nuestro país que la pizza con piña?
En nuestro país se trata a la cultura como si fuera un ingrediente que no te gusta de una pizza: quitándolo y dejándolo aparte.
Tu vuelta al escenario llega en un momento de mucha crispación también en torno a la ley trans y a los movimientos de ciertos sectores feministas contra la autodeterminación de la identidad sexual. Movimientos a los que te has enfrentado con ahínco. ¿Cómo ha afectado eso al «sabor» del monólogo?
No creo que me haya enfrentado a ningún movimiento feminista porque si dichos movimientos excluyen a alguna mujer entonces no son feministas.
De hecho, en julio ya anunciaste que emprenderías acciones legales debido a una campaña de acoso en redes sociales contra ti. ¿Cuesta más sacar ganas de hacer comedia con un clima tan bronco o ha sido un estímulo para reivindicarte como artista y cómica?
Más que clima bronco yo veo a personas intolerantes y conspiranoicas que buscan hacer ruido para negar derechos a un colectivo. No veo diferencia entre estas personas y VOX. De hecho, en este tema piensan igual.
¿En qué punto está esa querella?
La querella se ha interpuesto. Ya está en la fase de instrucción en el juzgado y se está investigando a las personas implicadas. El acoso en redes es un delito y debe ser investigado y castigado. Quien lo hace no es más que un bully con acceso a internet.
En las últimas semanas, la televisión parece haberse posicionado de forma más clara que nunca hasta ahora con las personas trans. Ahí está el éxito de ‘Veneno’, con sus tres actrices premiadas en los Ondas 2020. A tu juicio y por tu experiencia, ¿dirías que la transfobia va replegándose en los medios?
No creo que la transfobia se esté replegando de los medios, cada vez es más ruidosa por muy vacía que sea. Otra cosa es que las personas trans, por fin, podamos contar nuestras historias en primera persona y se nos escuche. Durante mucho tiempo se nos ha tratado como algo aparte, como personas enfermas o bichos raros. Nuestra existencia no se puede cuestionar ni debatir. No somos el monstruo del Lago Ness, el Yeti o la carrera musical de Leticia Sabater.
Recientemente, publicaste un vídeo en el que bromeabas con tu salida de ‘Todo es mentira’. Lo cierto es que durante meses la audiencia se había preguntado por tu ausencia del programa. Bromas aparte, ¿por qué saliste del programa?
Sencillamente se terminó. El programa sigue por un lado y yo continúo por otro. Es como cuando se acaba una relación de pareja. Así que productoras: estoy «soltera» y sin compromiso. ¿Por qué no hay un Tinder para esto?
Incluso Risto Mejide compartió el vídeo en Twitter: ¿podemos entender que fue una despedida cordial?
Me partí de risa cuando vi que lo compartió. En ese tuit Risto demuestra que tiene mucho sentido del humor.
En cualquier caso, ¿qué balance general haces de tu paso por ‘Todo es mentira’, ya desde la distancia?
Todo es Mentira fue una gran oportunidad para mí que me permitió aprender mucho de esta profesión y sobre todo de mí misma. También me sirvió a nivel de estilismo. ¡Nunca había tenido tanto vestuario en mi vida!
Te has ofrecido a colaborar en la competencia, en ‘Zapeando’, cuando Valeria Ros comience su baja de maternidad. ¿Ha habido alguna respuesta?
¡Ojalá! Por el momento no. Pero si te enteras de algo, dime.
Ahora estás colaborando en la radio, en ‘Tarde lo que tarde’ de RNE. ¿Hay opciones de volver a la televisión de manera regular?
La radio me encanta y estar en el programa de Julia Varela es un gustazo. En televisión estoy abierta a todo: algún papel en ficción, ser reportera, presentar las campanadas de fin de año… Esto último me fliparía.