Nacida en Colombia en 1988, ex-apátrida y actualmente de nacionalidad neozelandesa. Es conocida internacionalmente por ser la primera persona intersex y trans a la que la ONU reconoce su identidad sexual en base al estatuto internacional de personas refugiadas.
Nació con insensibilidad androgénica, una condición intersexual denominada Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos (SIA), y le asignaron el sexo hombre al nacer.
En 2011, Rubashkyn obtiene su licenciatura en Farmacia y Química en la Universidad de Colombia. Después de estudiar Biología molecular en la Universidad de Granada y hablar fluidamente seis idiomas, recibe una beca para desarrollar estudios de posgrado en Salud Pública en la Universidad Médica de Taipei, donde inicia su tratamiento hormonal.
Un año después, debido al cambio en su apariencia física, las autoridades de inmigración taiwanesas le exigen que para renovar su visa de estudios tiene que actualizar su pasaporte en el consulado colombiano más cercano, para lo que viaja a Hong Kong, en cuyo aeropuerto fue detenida debido a su ambigua condición legal y retenida durante más de ocho meses en varios centros de detención, donde sufre maltratos y abusos sexuales.
Con la ayuda de Amnistía Internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas par la Personas Refugiadas (ACNUR), se le otorgó el estado de refugiada. Sin embargo, dado que Hong Kong no firmó la Convención de Personas Refugiadas de 1951, no la reconoce como tal y trató de deportarla a Colombia.
Su caso atrajo la atención internacional, particularmente en el sudeste de Asia y Colombia, donde las personas trans e intersex a menudo son perseguidas. Su caso también fue seguido en Nueva Zelanda, un país conocido por su defensa de derechos del colectivo LGTBIQ+.
En 2013 la ONU aprobó una resolución que la reconocía como mujer bajo el sistema de personas refugiadas del ACNUR. Se convirtió en la primera persona con diversidad sexual reconocida como mujer en China o Hong Kong sin haberse sometido a una cirugía genital.
En 2014 Nueva Zelanda la aceptó como refugiada y le otorgó el asilo, extendiendo su reconocimiento sexual a ámbito universal. Su caso fue el primero en el mundo en el que la identidad sexual de una persona fue reconocida internacionalmente.
Casada desde 2015, actualmente trabaja como investigadora científica en la reducción de los daños por nicotina, y desarrolla campañas de apoyo a solicitantes de asilo LGBTIQ+, personas refugiadas y personas intersex en Nueva Zelanda.