Sin sexo, binaria, para todes… así es la moda que firman las grandes marcas y que tiene en Timothée Chalamet a su nuevo icono, con permiso de David Bowie…
Fuente (editada): LA VANGUARDIA | Margarita Puig | 08/04/2020
Los tacones fueron un símbolo de estatus para los hombres antes de que los llevaran las mujeres. Y los llevaban los jinetes persas en el siglo X, para llegar a los estribos…, y doscientos años más tarde, en el XVII, se impusieron entre los aristócratas europeos, donde se convirtió en símbolo de virilidad y poder militar. Egipcios, griegos, romanos y aztecas vestían de forma habitual túnicas, togas y faldas…Y, por mucho tiempo (en la extravagante Francia de los siglos XVII y XVIII) se puso de moda el maquillaje, los lunares postizos y las pelucas. sobre todo gracias a Luis XII que las popularizó al quedarse calvo a los veintipocos años.
Así que el hecho de ver que de nuevo esa estética invita a vestirse, peinarse o maquillarse como cada cual quiera, y que se imponga poco a poco ya no debería sorprender a nadie. Ahora el pantalón no es exclusivamente masculino (en 1701 el zar Pedro I aprobó una ley que obligaba a todos los hombres rusos a usar esa prenda, a excepción de granjeros y clérigos; siglos más tarde, Coco Chanel se lo llevó al terreno femenino tras la II Guerra Mundial), del mismo modo que las faldas y los bolsos también entran sin complejos en los armarios de todo el mundo.
Igual que los tacones (que en realidad no fueron para mujeres hasta el siglo XVIII superando en altura al masculino, que desapareció casi prácticamente con la Revolución Francesa) e igual que hay líneas de maquillaje para todes. Para ellas, elles y ellos. Hombres, mujeres, agéneros o personas de género binario. La moda, a día de hoy, no entiende de sexos.
Tacones para todes
Y faldas, y maquillaje, y bolsos… todo entra sin complejos en los armarios de quien lo desee
Por eso hace ya tiempo que se ven en los desfiles. Grandes marcas como Louis Vuitton, Gucci, Dior, Hermès, Yves Saint Laurent o JW Anderson para Loewe llevan tiempo exponiendo sobre la pasarela su ropa sin fronteras.También hace ya tiempo que vemos que en las campañas de publicidad se apuesta por darle protagonismo al hombre capaz de maquillarse y de llevar una diadema de flores si le apetece, o una camisa con el cuello anudado con un lazo. De dar a entender esa idea de que maquillaje, faldas, tacones y los bolsos son perfectamente compatibles con la masculinidad de la nueva era
También nos hemos ido acostumbrando a esos desfiles mixtos que al principio parecían ser exclusividad de firmas como Prada. Y no nos sorprende la decidida androgenia de Céline, más allá de las pioneras y más experimentadas provocaciones agénero de los hermanos Dean y Dan Caten que inauguraron la moda de hacer desfilar a sus modelos masculinos con faldas y zapatos de tacón para Dsquared2. Todo se suma a ese impulso por hacer desaparecer el binomio hombre-mujer que Marc Jacobs ilustró muy bien al comenzar a enfundarse, cuando nadie se atrevía, faldas, lentejuelas y todo tipo de transparencias, y que firma con autoridad sin precedentes Thom Browne con un tailoring de maestro. Lo mismo que Palomo Spain, el diseñador español que viste a divas de todo el mundo (y también a sus modelos y a sí mismo) con sus faldas, corpiños, transparencias y brillos sin género.
Precedentes
Es la máxima exaltación de lo unisex, un término acuñado en 1960
Esa máxima exaltación de lo unisex (término que por cierto se acuñó ya en 1960 y que en los setenta acogió a los primeros hombres con melena y a las mujeres con pantalón y peinados pixie), ya no sólo es una provocación en mano de quienes dictan la moda. Es un hecho que ya ha cogido el ritmo de la cotidianidad a pie de calle. Y que tiene hoy por hoy a uno de sus máximes representantes a Timothée Chalamet.
Por eso se lo rifan Louis Vuitton (Virgil Abloh lo vistió en el estreno de The King en Londres con una sudadera bordada con perlas y lentejuelas) y Haider Ackermann (es su diseñador favorito. El protagonista, con Elle Fanning, Selena Gómez y Liev Schreiber, de Día de lluvia en Nueva York (la última entrega de Woody Allen) está haciendo más que nadie, aseguran las personas más entendidas, posible la revolución en este sentido dentro del mundo del cine (ya sorprendió en Call me by your name y Beautiful boy) pero más en el de la moda sin género.
Una melena andrógina, que vale tanto para hombres como para mujeres, y su apuesta por la moda que a ojos de los gustos clásicos (cada vez más superados) tampoco es ni masculina ni femenina, le ha llevado a empapar de estampados, perlas, lentejuelas, color, capuchas y sneakers y toda suerte de atrevimiento sus apariciones en la alfombra roja. Tiene muy claro cómo debe vestirse y peinarse tanto en el día a día como en los grandes acontecimientos: exactamente como le apetece en cada momento. Un día irá con traje de lo más sobrio, otro con brillos y colores, pero no dejará nunca de lado su personal manera de vivir su masculinidad. Y menos su firme intención de adscribirse a este “mundo nuevo y valiente, sin complejos ni dictados” por el que luchan las personas de su generación.
Compromiso
Más allá de la estética, lo que impulsa esta tendencia es un cambio de valores que lucha por la igualdad
Lo cierto es que este actor ya no tan novato tiene tablas y suficientes seguidores para dar un vuelco para siempre (y de verdad, a conciencia y con un acentuado sentimiento ecologista) a la estética de su generación, la que tiene ahora la palabra. A sus 23 años (cumple 24 el 27 de diciembre) su generación es la Z. Opta por vivir la vida de un modo fluido. Sin demasiados excesos pero con gestos meditados. Como la donación de todo lo ganado en la película de Woody Allen (estrenada un año más tarde de lo previsto y sin demasiada pompa tras la denuncia de Dylan Farrow que acusaba al director de abusos sexuales) a organizaciones como The LGTB Center de Nueva York, Time’s Up y RAINN, que ayudan a personas LGTBI víctimas de abusos sexuales, violaciones e incesto. Lo anunció en Instagram donde describió, además, su felicidad por haber podido vivir “el nacimiento de un poderoso movimiento que persigue acabar con la injusticia, la desigualdad y, sobre todo, el silencio”.
Ambisexual
En 2016, Jaden Smith protagonizó, vestide con faldas, la campaña femenina de Louis Vuitton
Pero antes que él, le gran abanderade de les gender bender (la joven tribu urbana que ha adoptado esta estética y filosofía de vida) fue Jaden Smith. Le hije mayor de Will Smith protagonizó en 2016 una campaña más decidida en este sentido de Louis Vuitton, vestide exclusivamente con prendas femeninas para presentar la colección femenina de la firma, exaltando así su condición de icono ambisexual.
La idea de la ropa sin género encaja con celebridades y también es una realidad cotidiana a la que han ido adaptándose las grandes firmas de moda, pero también las lowcost e incluso cadenas de la talla de Selfridges, que desde hace años tienen una sección agender que, desde hace ya cinco años reúne las firmas que tienen más recorrido en el asunto como Metro, Commes des Garçons, Jeremy Scott, Maharishi o Yohji Yamamoto.
Pero más allá de la moda, el gender style se impone como una necesidad. En estos tiempos en que los que salen del armario las identidades trans (Caitlyn Jenner, primero, y luego las hermanas Wachowski lo han vivido con toda naturalidad), en los que se van aceptando los géneros no binarios y todo lo queer va cogiendo ritmo, parece que lo de intercambiarse la ropa se impone como el paso natural.
Movimiento cultural
Anohni Hegarty ha defendido desde la música y con sus estilismos la identidad trans
Un paso que ya dio hace mucho tiempo la intérprete, pianista y compositora Anohni Hegarty que se posicionó sin complejos en la identidad trans,.Siempre fiel a sus capas, sus vestidos hasta los pies y el maquillaje más exagerado, también ha hecho su propia aportación a esta nueva tendencia de la moda, incluso desde antes de realizar el tránsito social.
De hecho está bien posicionada y relacionada en el sector de la música: para su single Drone bomb me, contó con la colaboración de la top model Naomi Campbell y con Ricardo Tisci –director creativo de Givenchy– como director artístico del vídeo. El de Anohni es un ejercicio enriquecedor en que moda y música se confabulan para la desaparición de la discriminación de sexos en la vida y en los armarios…
Vuelta a los 60
Los estilismos femeninos para ellos fueron la seña de identidad de David Bowie y la “peacock revolution”
Es un postura que ya habían potenciado Prince y su apuesta por el glam rock o el fotógrafo Helmut Newton. Y Lenny Kravitz y su vocación de fashionista capaz de vestir lo que sea según la inspiración del momento (hasta botas de caña alta con tacón de cuña) o el grupo Kazaki, formado por musculosos cantantes y bailarines que en 2011 sorprendieron con su vídeo Love en que combinaban trajes de corte masculino con stilettos de un tacón de vértigo. Un éxito que replicaron en la pasarela porque fueron fichados para cerrar el desfile de Dsquared2 en la semana de la moda de Milán de ese mismo año.
Pero quienes más y mejor lo impulsaron fueron sin duda David Bowie y Mick Jagger gracias a Mr Fish. Ese era el nombre de la tienda (y de su dueño) que en los 60 impulsó lo que se conoció como la peacock revolution, o la revolución del pavo, de la moda masculina. Situada en Clifford Street, entre Savile Row y Bond Streett marcó una forma de entender la masculinidad que hoy está de vuelta. Primero lo hizo Celine (cuando la marca se refundó en 2011 se inspiró en los estilismos de David Bowie) y han ido sucediéndose las nuevas aportaciones. Es una tendencia que volvió para quedarse y que ahora está más fuerte que nunca.