Un estudio publicado en ‘The Lancet’, realizado en Holanda, indica que el arrepentimiento tras estas terapias es residual
Fuente (editada): EL PAÍS | Pablo Linde | 21 OCT 2022
La gran mayoría de adolescentes trans que comienzan un tratamiento hormonal no lo abandonan. Investigadores holandeses han publicado este viernes en la revista The Lancet una investigación que evalúa la continuidad de este tipo de medicación en menores de edad: de 720 pacientes estudiades que lo iniciaron, 702 (un 98%) lo mantuvieron entre tres y seis años después, tiempo que dura el seguimiento en la mayoría de casos.
El estudio se centra en pacientes del Centro de Disforia de Género en el Centro Médico de la Universidad VU de Ámsterdam, pionero y de referencia en estos tratamientos, que ha atendido a miles de personas trans, personas cuya identidad sexual no coincide con la asignada al nacer.. A adolescentes o preadolescentes trans se les administra una medicación de supresión de la pubertad (agonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas) que detiene los cambios físicos asociados con la adolescencia de aquelles adolescentes que no quieren estos cambios y les da tiempo para explorar su identidad. Además, es reversible. Si deciden seguir adelante, se les prescribe hormonación cruzada.
A través de los registros clínicos, el equipo de investigación comprueba cuántes de estes adolescentes que tomaron los bloqueadores de la pubertad antes de los 18 e iniciaron posteriormente un tratamiento hormonal siguieron con la prescripción de estos fármacos al final del estudio. La mediana de edad del comienzo del tratamiento fue de 14,1 años a quienes al nacer les asignaron como hombre al nacer y 16 para a quienes les asignaron como mujer. El seguimiento duró hasta los 20,2 y 19,2 años (de mediana), respectivamente.
Lo que sugieren los datos es que solo una mínima porción de quienes se sometieron a estos tratamientos hormonales se arrepienten después. Al ser datos cuantitativos, les investigadores no indagan en las razones de quienes dejaron los tratamientos: no necesariamente se tiene por qué deber a un arrepentimiento, puede haber efectos secundarios, por ejemplo. Respecto a la limitación del tiempo de seguimiento del estudio, les investigadores indican que lo más frecuente si se abandonan los tratamientos es que se haga durante los primeros años.
Marianne van der Loos, una de las autoras del trabajo, cree que los resultados son “tranquilizadores en el contexto de una mayor preocupación pública reciente con respecto al arrepentimiento de la transición” en personas trans. Como explican les autores, el tratamiento de supresión de la pubertad y el de hormonación cruzada para personas menores de 18 años se ha convertido en un tema de debate público y en algunos países se han tomado medidas legales para prohibir o limitar su uso, como sucede en EE UU y el Reino Unido. “Aunque los estudios a corto plazo han demostrado los efectos beneficiosos del tratamiento de supresión de la pubertad para la salud mental y física de les adolescentes, faltan datos de seguimiento a largo plazo”, señalan.
El estudio en todo momento habla de “disforia de género”, un término que la Organización Mundial de la Salud desterró en 2018 (año en el que concluyó la recopilación de datos de la investigación), cuando descatalogó las identidades trans como enfermedad, para tratarla como “una condición relativa a la salud sexual” y nominarla como “incongruencia de género”.
“Evidencia que apoya el abordaje actual”
Adrián Carrasco Munera, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y miembro del Grupo de Salud LGTBIQ+ de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria, considera que el trabajo complementa estudios previos en esta línea que “ya demostraron que no había evidencia científica para avalar la sospecha de la supuesta discontinuación de tratamiento hormonal en adolescentes”, lo que socialmente se conoce como personas que detransicionan. “Además, demuestra que tampoco hay diferencias respecto a qué edad se empezó la transición con bloqueadores hormonales, siendo éste otro de los argumentarios que habitualmente se esgrimen contra la atención de menores trans”, según declaraciones que recoge Science Media Centre (SMC).
“Los resultados del trabajo de Van der Loos van en la línea de los resultados de estudios previos y aportan evidencia en este campo que apoya el abordaje actual de menores trans”, explica a SMC Gilberto Pérez López, especialista de Endocrinología del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y director del Curso Experto Universitario en Medicina Transgénero de la Universidad de Barcelona. “Aporta desde la evidencia tranquilidad a profesionales sanitarios sobre los resultados del abordaje actual. Estos hallazgos pueden y deben ayudar y servir de guía al debate público y legal actual sobre el inicio del tratamiento médico en menores trans”, añade.
El estudio se publica en pleno debate en España sobre la conocida como ley trans que, entre otras cosas, postula la libre autodeterminación de género. La administración de los tratamientos hormonales dependerá de los servicios sanitarios de cada autonomía, ya que en España las competencias en Sanidad, como en Educación, están transferidas a las comunidades. Una de las novedades con respecto a la legislación actual es que ya no se obligará a quien quiera cambiar su mención registral del sexo en el registro a presentar un informe psiquiátrico con un diagnóstico de disforia de género. Sobre los requisitos para un tratamiento hormonal no se pronuncia ni la norma en vigor ni el borrador, aunque sí lo hacen en distintos grados las leyes de hasta 15 autonomías españolas, en vigor algunas desde hace una década.