Después de meses de acoso, la ‘streamer’ Clara Sorrenti ha ganado la campaña contra el foro extremista Kiwi Farms
Fuente (editada): EL PAÍS | Jordi Pérez Colomé | 10 SEP 2022
Al abrir la puerta de casa, la activista trans canadiense Clara Sorrenti vio el cañón de una pistola. La policía la detuvo y registró la casa porque habían recibido un email donde ella presuntamente amenazaba con una masacre. Solo que no era verdad. La denuncia era falsa y la policía se disculpó, pero para Sorrenti era la prueba de que empezaban semanas terribles de su vida.
La denuncia falsa tenía su origen en un foro online llamado Kiwi Farms. Fue creado hace más de una década como escisión de 8chan, otro foro más célebre dedicado desde lo políticamente incorrecto al extremismo cercano al terrorismo. Kiwi Farms se había especializado en desvelar la identidad y publicar detalles privados [doxing en inglés] de gente que por algún motivo odiaban. La comunidad trans era uno de sus objetivos favoritos.
Last month, @keffals traveled over 3,300 miles from her home in Canada to Belfast to try and get away from those threatening her safety. It didn’t work.
I traveled to Belfast to speak to her & @ellenfromnowon about their battle to bring down Kiwi Farms
https://t.co/wNMeAaYvcY pic.twitter.com/2ho0XnaE4o
— David Gilbert (@daithaigilbert) September 7, 2022
Sorrenti es una célebre streamer en Twitch, conocida como Keffals, que suele comentar políticas anti trans en EE UU. En julio denunció en su canal la actividad de Kiwi Farms y el acoso que recibía. Sorrenti era una víctima más. Medios estadounidenses vinculan a la actividad de la página con al menos tres suicidios en los últimos años. Su notoriedad era tal que sus propios usuarios discutían si eran de verdad “la peor página de internet”.
En julio, unas semanas antes de la aparición de la policía en su casa de London, Ontario (Canadá), Keffals hizo un directo en Twitch donde habló de Kiwi Farms. Ir a la guerra contra un foro como Kiwi Farms es un riesgo difícil de asumir para una persona sola: es llamar la atención de miles de personas que controlan una gran manguera de estiércol y la pueden apuntar en cualquier dirección.
Clara Sorrenti abandonó su casa y fue a un hotel. Para anunciar que estaba bien, tuiteó la foto de su gato encima de una sábana. Los foreros de Kiwi Farms repasaron montones de fotos de hoteles de la zona para saber a cuál pertenecían. Cuando lo encontraron empezaron a mandarle pizzas. Sorrenti continuó huyendo, pero hackearon su cuenta de Uber, le enviaron pagando con su dinero, pedidos de comida y amenazaron a su familia con mensajes en el contestador.
Sorrenti decidió irse al extranjero. Cuando llevaba unos días en Belfast (Irlanda del Norte), un tipo se presentó ante su casa con un cartel amenazante. También llegó la policía, pero esta vez pudieron explicarles qué ocurría antes de ser encañonada. Aún no sabe cómo la encontraron. La solución para Sorrenti, antes de que ocurriera una desgracia mayor, era evitar que los usuarios de Kiwi Farms pudieran coordinarse. ¿Cómo? Eliminando el foro de internet.
Cómo se borra una página de internet
El esfuerzo de Sorrenti y de la gente que apoyó su causa apunta a uno de los grandes problemas de internet: cómo es posible intentar suprimir una página. Un post en una red social tiene un responsable claro: la compañía que lo publica, con sus reglas de moderación. Pero una página de internet es más complicado. Keffals encontró el único punto de presión razonable: Cloudflare. Cloudflare es una gran corporación global que se dedica a alojar, redirigir y proteger millones de páginas en internet. Presumen de dar servicio al 20% de la red. Uno de ellos era Kiwi Farms.
En plena polémica, el 31 de agosto, Cloudflare sacó un post donde, sin citar a Kiwi Farms, decían que no podían abusar de su posición de poder en internet. No les tocaba ni podían convertirse en la policía de la libertad de expresión ni el último recurso para el discurso inmoral: “Algunos dicen que deberíamos cancelar nuestros servicios con el contenido que consideramos censurable para que otros puedan lanzar ataques y dejarlo sin conexión”, escribía el presidente ejecutivo, Matthew Prince. “Es un argumento equivalente en el mundo físico a que el departamento de bomberos no responda a los incendios en los hogares de personas que no poseen suficiente carácter moral”.
Cloudflare, entre otras cosas, ofrece el servicio de protección ante ataques masivos de negación de servicio. Son el presunto equivalente de bomberos en el mundo real. En el mundo real, los aliados de Kefalls hubieran dicho, según Cloudflare: aparta, porque queremos quemar esta casa. En el mundo digital decían, en cambio: quita la protección que queremos lanzar miles de bots contra esta página para que no sea accesible. Es, sin embargo, un argumento inexacto: Cloudflare es una empresa, no un servicio público, con el problema añadido de que es demasiado grande y le caen decisiones que igual no le tocan.
El deseo de no ser bomberos les duró cuatro días. En otro post anunciaban que dejaban caer, a su pesar, Kiwi Farms: “Es una decisión excepcional y, dado el papel de Cloudflare como proveedor de infraestructura de Internet, es una iniciativa peligrosa con la que no nos sentimos cómodos”, escribía Prince. “Sin embargo, la retórica en el sitio de Kiwi Farms y las amenazas selectivas se han intensificado en las últimas 48 horas hasta el punto de que creemos que hay una situación de emergencia sin precedentes y una amenaza inminente a la vida humana”.
We won. Kiwi Farms is dead. #DropKiwifarms pic.twitter.com/C2PFWYcYCj — Clara Sorrenti (@keffals) September 5, 2022
Es un asunto extremadamente delicado. Da para largos debates. Cloudflare es una empresa privada quien finalmente decide cuándo cede a presiones externas. En este caso había gente en peligro real. Los gobiernos y las fuerzas policiales nacionales no tienen capacidad o ganas para controlar este tipo de foros globales, donde miles de jóvenes aburridos y odiosos intentan destrozar la vida de otros solo para entretenerse. En Alemania ha habido un caso donde la policía ha detenido a una joven por publicar datos privados en internet de una de las víctimas de Kiwi Farms.
Kiwi Farms pasó en internet a otros proveedores, pero ninguno le aseguraba la protección de Cloudflare. Ahora, unos días después, sigue sin poder volver a internet. Son un canal de Telegram con 10.000 seguidores. Su caída parece que se ha llevado por delante a las otras dos páginas que Cloudflare había expulsado: en 2017 el sitio neonazi Daily Stormer y en 2019 el foro conspiranoico y extremista 8kun, heredero de 8chan, origen de Kiwi Farms.