Entrevistamos a le escritore y traductore Bel Olid, que acaba de publicar ‘Pots ser (Puedes ser)’, un abecedario ilustrado inclusivo, y aprovechamos para hablar sobre la elección de definirse como una persona no binaria.
Fuente (editada): EL PÚBLICO | Lídia Penelo | 25 DIC 22
La letra D sirve para dar paso a la palabra diferente. La B a brutal y la F a feliz. Pots ser. Un llibre per descobrir-te de la A a la Zeta (Puedes ser. Un libro para descubrirte de la A a la Zeta), es un abecedario escrito por Bel Olid (Mataró, 1977), que sirve para que los más pequeños conozcan las letras desde una perspectiva inclusiva.
Publicado en Pol·len Edicions y con ilustraciones de Eider Eibar, Marlen Krause, Alba Domingo y Aida Iglesias de Prada, se trata del primer título de la colección Som-hi totis! (¡Vamos todis!). Una apuesta pionera en lengua catalana en la que la ficción se articula desde la inclusión. Como dijo Einstein, si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.
¿Este abecedario es un encargo o un deseo?
Es un deseo. Es una propuesta que hice en la editorial porque en mi entorno hay muchas familias que están intentando criar a sus criaturas de una manera mucho más flexible en cuanto al género, y nos faltan referentes de todo tipo, tanto de personas que abren camino, como de todo tipo de ficciones…Mi forma de contribuir a poner estos referentes al alcance de todos es mediante los libros, por eso propuse hacer una colección donde los personajes sean no binarios. Este título es el primero, y es un poco la presentación de los personajes.
Es un ABC, porque puedes hablar con las criaturas de una manera que no las marque, que no les cuentes cómo deben ser. En ese primer título salen adjetivos invariables. Y en el segundo la historia gira en torno a la no binariedad. Como en catalán no hay nada escrito que hable de este tema, pensamos que los dos primeros títulos debíamos ceder a una forma de hacer cuentos que quizás no es la que más nos interesa, y después de estos dos primeros, ya podemos hablar de
historias y ya está. Y nos hace mucha ilusión porque estamos viendo muchos cambios en las criaturas de nuestro entorno, en su forma de crecer, de probar cosas, de pedir…
¿Y para adultos qué está escribiendo?
Gané el premio Finestres de ensayo y estoy terminando el libro que seguramente se publicará en el 2023 si todo va bien. Y la verdad es que me gusta cómo está quedando. Es sobre los costes ocultos de la reproducción asistida. Y claro, cuando ves la fotografía de una familia ves la de todas las criaturas que han nacido vivas, no ves todas las que se han perdido antes, no ves los años que han pasado de tratamiento.
He entrevistado a muchas personas que han pasado por procesos de reproducción asistida, en su mayoría mujeres cisgénero, algunos hombres trans, alguna persona de género no binario, y entonces te cuentan historias muy diversas. Desde una pareja de lesbianas que el único problema que tenían es que les faltaba el esperma hasta personas que han estado cinco años haciendo tratamiento, han parido una personita muerta a los ocho meses, han tenido varias pérdidas gestacionales más y no tienen ningune hije vive, porque después de tantos años y tantos problemas han decidido que ya es suficiente. De la ovodonación tampoco se habla demasiado…y este libro lo que busca un poco es hablar de todo lo que no nos cuentan.
¿Cómo le vino la idea de escribir sobre los costes ocultos de la reproducción asistida?
A mí, lo que me mueve es la pregunta sobre que cuando entras en un proceso de reproducción asistida, ¿tú puedes tomar decisiones informadas? Y la conclusión que he sacado después de realizar muchas entrevistas es que no, no tomamos decisiones informadas porque nos ocultan mucha información. En la clínica te explican lo que cuesta un ciclo de in vitro, y das por supuesto que con un ciclo tienes bastante y que va a funcionar. Entonces puedes endeudarte con 30.000 euros y no tener ninguna criatura. Y debes seguir pagando. Y no solo eso, nadie te informa de cómo afectará esto a tu salud tanto física como mental. De alguna manera es como si todo el sufrimiento que pasa una persona para llevar una criatura al mundo no tenga ninguna importancia, y podemos darlo por descontado. Y el libro está escogido como los de elige tu aventura, cada capítulo es un testigo y tú debes ir siguiendo el proceso y tomar decisiones.
¿Cómo va la vida en Chicago?
Tanto mi pareja como yo teníamos muchas ganas de realizar un cambio. Toda mi vida había querido realizar un cambio y por muchas cuestiones no lo había podido hacer y ahora me parecía un momento bastante ideal porque mis hijes mayores ya tienen 19 y 21 años, van bastante soles y están estupendes. La criatura portátil está con una edad que no puede quejarse, y nos parecía que podía ser una buena experiencia. Chicago es una ciudad maravillosa en la que hay también muchas zonas de mucha violencia y en la que hay también muchas contradicciones, muchísimas desigualdades, muchísima segregación.
¿Y el trabajo en la universidad?
El trabajo increíble, tengo una supervisora que es una maravilla, Alba Girons, muy generosa, me ha ayudado mucho a adaptarme. Yo he trabajado catorce años en la Universitat Autònoma de Barcelona, pero aquí es otra historia. Hay muchas oportunidades de formación, en tres meses he realizado cursos de formación de todo tipo desde didáctica de la fonética hasta prevención del suicidio entre los estudiantes. Aquí una parte de mi trabajo es formarme y me pagan por dedicar horas a la formación. Es la universidad número 6 en el ranking de Estados Unidos.
¿Y cuál es el perfil del alumnado que se apunta a sus clases de lengua y literatura catalanas?
Tenemos a gente supermotivada. Cuando estudias una lengua que no es evidente lo primero que te encuentras es que la gente que viene sabe dónde se mete y le interesa mucho. Aparte son estudiantes académicamente muy buenos y es una pasada. Ahora en el segundo trimestre, la asignatura es de literatura contemporánea queer y empezamos con Marçal y leeremos La passió segons Renée Vivien, también leeremos a Eva Baltasar y La luxúria de Anna Punsoda. Aparte tenemos un fondo de poesía en catalán traducida al inglés y esto nos permite hacer una degustación y leer a Mireia Calafell, Pol Guasch, Ian Bermúdez, una serie de autores representatives de lo que está pasando ahora, y que no les tenemos traducidos al inglés al completo, pero sí en fragmentos suficientes para ver el panorama.
Desde fuera, ¿cómo se vive lo que ocurre en el Congreso de los Diputados, como por ejemplo los recientes ataques a la ministra de Igualdad Irene Montero?
Estoy intentando no seguirlo. Para mí, irme fue también para descansar mentalmente de algunas cosas. Es un paréntesis. Lo que sucede es que es inevitable que te lleguen cosas e intento tomármelo en plan que cuando vuelva ya me preocuparé de ello, ahora intento descansar y ocuparme de otras cosas. Y hacer una pausa, que lo necesitaba.
¿Presidió la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC), fue en las listas de la CUP al Parlament, volvería a ocupar un cargo institucional?
La idea del cargo institucional no lo entiendo demasiado. Para mí la AELC fue cuestión de activismo por los derechos de las personas que nos dedicamos a traducir y escribir, y yo era la cabeza visible, pero había un equipo maravilloso. Y el presidente actual, Sebastià Portell, formaba parte. Presentarme a las elecciones no, tuve suficiente con un mes de campaña para ver que no es para mí. Mi carácter no me permite integrarme en ningún partido político, incluso un partido tan distinto como la CUP. No fui miembro, me presenté como independiente, en unas circunstancias muy concretas en las que había una situación que me permitía pensar que algunas cosas podían cambiar.
Cuando gestionamos esta entrevista, desde la editorial me advirtieron que había decidido definirse como persona no binaria, y que no te llamara la Bel. ¿Cuesta hacer respetar esta decisión?
Yo me lo tomo con mucha tranquilidad. Entiendo que he vivido públicamente durante 44 años como mujer, he intentado muy fuerte ser una mujer, y al final me he rendido. No lo soy y ya está. No ocurre nada. Y una de las cosas que me había impedido moverme de esa identidad es que un hombre tampoco soy. Cuando empiezas a ver y leer otras posibilidades, ves que hay gente que está haciendo otras cosas y me defino como persona no binaria. También tenemos las limitaciones lingüísticas que tenemos.
Ahora quería entrar en ello. La identificación sexual afecta a la forma de escribir, afecta a la lengua…
Si nuestra lengua, el catalán, no puede representar realidades que existen es cuando nos la cargaremos, porque entonces existe la deserción lingüística. Conozco a muchas personas, que como en castellano la E se utiliza bastante abundantemente, se pasa al castellano. Vivimos en una sociedad donde todo el mundo que habla catalán también habla castellano, a la inversa, no tanto. Por tanto creo que lo mejor que podemos hacer por la lengua es pensar cómo representaremos realidades que ya existen. Los primeros problemas que se ha encontrado la comunidad de lingüistas es que deben traducirse libros donde aparecen personajes no binarios, y la comunidad de lingüistas que era súper reticente ha empezado a hacer cosas, aunque algunas me parecen inadecuadas.
¿Por ejemplo?
No quiero dar ejemplos concretos porque estamos en el principio y es normal que se vayan probando cosas. Pero existe un grupo de personas no binarias que está elaborando una guía que saldrá en algún momento para aplicar el neomorfema con ‘i’, sobre cómo podemos describir realidades no binarias. Los círculos queer cada día son más numerosos y yo creo también que la juventud lo ve diferente, y en unos años o la extrema derecha nos ha exterminado o se estará globalizado.
¿Cree que la extrema derecha seguirá expandiéndose?
Depende de quién la alimente. Creo que depende de las personas que se consideran moderadas, que da mucho miedo esta palabra, para mí moderado es ser de derechas. Pero la gente que se autoetiquetaría como normal, puede hacer dos cosas: puede alimentar el odio contra los colectivos marginados y, por tanto, alimentar a la extrema derecha, o se puede ahogar la extrema derecha apoyando a toda la diversidad que existe. Si pensamos en el discurso racista de la extrema derecha, somos nosotros los que debemos detenerlo, las personas que votamos, no los que no pueden votar. ¿La extrema derecha triunfará?, pues depende de la gente normal; si la gente normal prefiere ser facha a ser inclusiva, la extrema derecha triunfará. No depende de nadie más que de la gente normal.