Justa cogió la mano de otras feministas cuando la dictadura aún era una amenaza, Yolanda asistió a las grandes marchas en defensa del aborto y Jesse participa este año por primera vez en la Comisión 8M de Madrid
Fuente (editada): INFOLIBRE | Sabela Rodríguez Álvarez | 7 MAR 2024
Cuando Justa Montero dio el paso de organizarse con sus compañeras, sin mucho ruido y no sin cierto temor, Yolanda Díaz Serra no había nacido y a Jesse García le quedarían décadas para llegar al mundo. Este viernes, las tres mujeres saldrán a la calle, movidas por el mismo motor y de la mano de otras muchas. Es 8M, Día Internacional de las Mujeres. Y son las feministas quienes toman las calles y la palabra, en un momento especialmente convulso debido a la reacción machista. Los derechos conquistados, recuerdan ellas, no pueden darse por sentados…
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Los primeros pasos de Jesse fueron en el seno de la organización Euforia Familias Trans-Aliadas, como chica trans. A partir de su implicación en el activismo, reparó en que «no quería sólo ir a la manifestación del 8M, sino formar parte».
La joven sí percibe «una oleada de machismo creciendo» entre los chicos de su generación, pero lo encaja como la reacción ante el hecho incontestable de que las feministas están haciendo bien las cosas.
«El feminismo lo que hace es deconstruir estructuras patriarcales, patrones que se llevan años repitiendo, destapar situaciones de violencia y al desmontarlas puede haber una parte de reacción negativa«… El feminismo «te hace replantearte muchas cosas» y eso a veces también desencadena una «reacción negativa».
«Esto no es una guerra, no estamos luchando contra los hombres: el patriarcado es un problema sistémico, nuestro enemigo es el sistema y todos somos víctimas», expone con entusiasmo. A pesar de su edad, tiene ya tablas: «He tenido que explicarlo muchas veces», asiente con cierta complicidad. «Cuando participas en activismo sucede una cosa: hay un cuestionamiento constante, cualquier conversación se convierte en un debate y la persona que tienes enfrente cree que su deber es desmontar tus argumentos. Todas las feministas hemos vivido eso«.
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