En el último año en Euforia nos hemos visto atrapadas en un bucle de expectativas, propuestas y decepciones.
Nuestras reivindicaciones de una Ley Integral Trans, independiente de una ley antidiscriminación LGTBI; el derecho a la autodeterminación sin condiciones que incluya a las personas menores, no binarias y migrantes; la despatologización de las identidades; el reconocimiento y reparación del sufrimiento causado al colectivo se han visto cuestionadas, reinterpretadas, versionadas y, finalmente, completamente desvirtuadas.
El poder nos sonríe mientras recorta con juegos trileros, eufemismos y marketing mediático nuestras exigencias. Los derechos humanos no se negocian, pero acaban sobre la mesa como mercancía.
Ha sido un año de protesta, concentraciones, memes y huelga de hambre. Un poco más lejos el manifiesto socialista tránsfobo que aún retumba en las paredes de Ferraz, y que ha impregnado el ambiente de odio. Las declaraciones de la Vicepresidenta, acusándonos de poner en peligro a sus compatriotas, negando la existencia de las personas no binarias, tapándose los ojos a dos manos hasta creerse que, como no nos ve, no existimos. Las prisas para salir en la foto del orgullo comercial a base de notas de prensa y lavado de imagen y, al final, la misma propuesta que hace un año: una ley que lo mezcle y esconda todo, una autodeterminación con condiciones y excluyente que no es autodeterminación; personas migrantes y no binarias borradas (estas sí, de verdad) y una propuesta de texto fantasma para la que no han contado con los colectivos de personas trans y de familias.
Este año también hemos vivido los peores tiempos de desabastecimiento de hormonas, alimentados por la indiferencia del Ministerio de Sanidad, sin sonrojarse y en plena pandemia.
Pero este año también hemos aprendido a transformar la rabia en fuerza, las lágrimas en gritos y a mantenernos firmes y unidas. Desde el principio sabíamos que el camino es largo y pensamos recorrerlo entero. Que nadie confíe en silenciarnos por agotamiento ni en callarnos con migajas porque no vamos a dejar a nadie atrás. Para Euforia una ley no es una meta, y menos si es una mala ley.
¡Gobierno, escucha, seguimos en la lucha.!