Tan solo hace 15 años, desde el 2005, que se celebra el día contra la LGTBIQfobia. Se eligió esta fecha para conmemorar la eliminación de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que tuvo lugar el 17 de mayo de 1990. Lamentablemente, las identidades trans siguen apareciendo en los manuales diagnósticos internacionales, aunque en los últimos tiempos ha pasado de evaluarse como trastorno a incorporarse en el ámbito de la salud sexual como “incongruencia”.
Los avances que pueden darse en los Organismos Oficiales, deben tener su reflejo en la sociedad e incluso ver forzada la revisión de su concepción conservadora por la presión de la ciudadanía. El colectivo LGTBIQ+ ha sido patologizado, excluido y estigmatizado por la sociedad en nuestra historia reciente y, como consecuencia, la sociedad esta barnizada con una capa cultural de negatividad hacia este colectivo que no es capaz de percibir ni identificar. No es extraño encontrarnos con personas que se consideran aliadas y reproducen una serie de prejuicios y opresiones de las que no son conscientes, molestándose si en algún momento se les evidencia esta realidad. Para realizar un cambio social necesitamos que se reconozca esa LGTBIQfobia estructural, que cada persona haga un trabajo individual de identificación y posteriormente se lleve a cabo un proceso consciente de eliminación y de reconstrucción cultural libre de LGTBIQfobia. Este proceso es complicado que se inicie en los segmentos sociales donde hay una mayor negación y rechazo, por eso animamos a las personas que desde su sensibilidad y entender nos apoyan, a realizar ese esfuerzo.
En las conversaciones cotidianas nos encontramos la omnipresencia de la presunción de heterosexualidad, cisexualidad y endosexualidad de toda la ciudadanía, lo que supone una necesidad de exposición pública de quien no lo es o, por el contrario, una permanencia en “el armario”. No es que a las personas que componemos el colectivo queramos exponernos, es que no nos queda otro remedio para poder hablar de cosas tan cotidianas como a quien deseas, cuáles son tus aficiones, cómo son nuestras familias o, simplemente, quiénes somos.
Este año hemos diseñado una campaña con algunas de esas frases que se dicen como si fueran inocentes, pero que nos hacen daño y nos recuerdan que estamos fuera, que nuestra realidad sigue siendo vista como esa rareza sobre la que tienen todo el derecho de indagar, opinar y juzgar.
Una muestra donde podréis identificar frases que seguro habéis oído alguna vez.
- ¡Qué guapa, parece una niña de verdad!
- Eres lesbiana porque no has dado con un buen macho
- Busca ayuda, te puedes curar
- Si dejas que haga lo que quiera te va a salir marica
- Naciste hombre, vas a serlo toda la vida
- Ahora parece que hay que ponerle etiquetas a todo
- Admito que seas homosexual, pero no una «loca»
- Decía que le iban las tías y ahora tiene novio
- Eso es la edad, ya se le pasará
- ¿Ya te has operado? Te lo pregunto en confianza
- Sin pene nunca vas a ser un hombre de verdad
- No hace falta que vayas diciendo lo que eres, yo no lo hago
- Solamente existen dos sexos, lo demás es enfermedad
- Yo no soy transfóbica, pero…
- Eso es como los caracoles, ¿no?
- Y ¿cuál era tu nombre antes?
- Yo no soy cis ni zos, soy una mujer y punto
- ¿Cómo no lo voy a entender si tengo un amigo gay?
- La lucha contra la LGTBIQfobia empieza en tu interior.