El uso de bloqueadores de la pubertad disminuye de forma significativa el riesgo de suicidio en la población trans adolescente. Así lo pone de manifiesto un estudio recién publicado en la revista Pediatrics, que edita la Academia Americana de Pediatría.
Fuente (editada): dosmanzanas.com | Flick | 25/01/2020
El bloqueo de la pubertad facilita, para quien lo necesite, el no tener que pasar por la desagradable experiencia de ver cómo tu cuerpo se desarrolla en una dirección que tú no deseas. Es un tratamiento reversible, que permite detener el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (vello, barba, pechos…) durante unos pocos años hasta que la persona llega a la edad en la que la mayoría de sus pares cis ya han desarrollado, y puedan entonces decidir cómo y hasta dónde desea que continúe su desarrollo sexual secundario mediante estrategias como hormonación y/o cirugía.
Les investigadores han examinado la relación entre el uso de bloqueadores de la pubertad durante la adolescencia y una serie de parámetros relacionados con la salud mental, entre ellos diferentes medidas relacionadas con la ideación suicida, mediante el análisis de los datos de 20.619 personas trans de entre 18 y 36 años recogidos en la U.S. Transgender Survey, una gigantesca encuesta que se llevó a cabo en 2015 en Estados Unidos. De estas personas, solo el 2,5% tuvieron acceso a este tratamiento, pese a que un 16,9% lo hubiera deseado. Los resultados son indiscutibles. Incluso tras hacer los correspondientes ajustes tanto por variables demográficas como por el nivel de apoyo familiar que recibieron, aquellas que recibieron tratamiento presentaron de forma significativa mejores indicadores de salud mental y menores índices de suicidio que quienes se lo plantearon pero no lo recibieron.
«Sabemos históricamente que los bloqueadores de la pubertad son seguros y efectivos y que son totalmente reversibles, por lo que los beneficios superan con creces cualquier riesgo. Es una obviedad el que estén disponibles en estas circunstancias», ha declarado a CNN Michelle Forcier, profesora asociada de Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Brown (Rhode Island), uno de los centros universitarios más prestigiosos de Estados Unidos, al ser preguntada por este estudio. Aunque no ha participado en él, Forcier trabaja habitualmente con menores trans. Para la pediatra, negar este tratamiento a las personas menores que lo deseen es equivalente a negar a una criatura con asma su inhalador o rechazar tratarla de cáncer, ya que se trata de una intervención que «salva vidas», como este estudio demuestra una vez más. «No permitir a la infancia trans usar estos tratamientos no es una posición neutral», ha remarcado.
Un estudio sin duda importante, en un momento en el que diversos estados norteamericanos gobernados por el partido republicano están valorando aprobar leyes que impedirían a menores de edad acceder a este tipo de tratamientos, pese a que gozan de respaldo científico (aquí se puede acceder, por ejemplo, a las pautas recomendadas por la Endocrine Society). Un movimiento que se enmarca en la ola de transfobia que en estos momentos agitan en ese país tanto movimientos ultraconservadores como un sector minoritario del feminismo.
Suicidio adolescente en menores trans, una lacra evitable en buena medida
Como es bien conocido, el riesgo de suicidio en adolescentes trans es elevado. En septiembre de 2018 hacíamos referencia, por ejemplo, a un demoledor estudio, publicado también en Pediatrics, que mostraba que la tasa de intentos de suicidio entre adolescentes trans estadounidenses es considerablemente mayor que entre sus pares cis. El grupo en el que los intentos de suicidio son más numerosos era el de los chicos trans (el 50,8% reportan algún intento de suicidio), seguido de les adolescentes no binaries (41,8%) y de las chicas trans (29,9%). Pero no era ni mucho menos el primero: ya otros estudios habían puesto de manifiesto la situación de vulnerabilidad de las personas menores trans. En 2012, por ejemplo, recogíamos otro de ellos, que mostraba que las infancias y adolescencias trans sufren más síntomas psiquiátricos, tales como depresión e intentos de suicidio, que el resto de infancias y adolescencias de su misma edad. Las cifras eran mayores en aquellos casos en los que no se daba un manejo especializado de la situación, bien por carecer de medios económicos o porque la familia no les apoyaban en su proceso.
Es importante destacar que el uso de bloqueadores de la pubertad no es la única estrategia que se ha demostrado útil para reducir el suicidio adolescente en menores trans. Alguna de ellas es bien sencilla: otro estudio del que dábamos cuenta en abril de 2018 mostraba que simplemente el hecho de que jóvenes y adolescentes trans sean tratades en su entorno con el nombre correspondiente a su identidad sexual disminuía drásticamente los cuadros depresivos, los pensamientos suicidas e incluso los propios intentos de suicidio. Les investigadores sabían de lo que hablaban: fue el mismo equipo que en 2017 estableció que, debido al estigma social, el porcentaje de jóvenes trans con ideas suicidas duplicaba el de la población general y cuadriplicaba la propensión a consumir drogas.