Una muralla violeta sale a la calle al grito de «Revuelta, revuelta feminista» para reivindicar que el espacio público también es femenino
Fuente (editada): eldiario.es | Marta Maroto | 08/02/2020
Madrid viste de morado. Una cadena de miles de mujeres ha rodeado este mediodía el centro de la capital para dar el pistoletazo de salida a este mes de reivindicaciones que culminará en la manifestación del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. «Revuelta, revuelta feminista», corean las mujeres entrelazando sus manos. Niñas y pensionistas, migrantes y de todas las comunidades de España: una muralla violeta ha salido a la calle para reivindicar que el espacio público también es femenino.
Sol es territorio doméstico. «Politizar las ollas, las calles y los delantales», rugen los megáfonos. Amalia Caballero, una mujer ecuatoriana trabajadora del hogar, señala la importancia de los cuidados y de visibilizar un trabajo «tan importante como cualquier otro». Muchas veces, la falta de información y redes apaga las voces de las mujeres, en su mayoría migrantes, que desempeñan estos roles.
Subiendo a Callao se encuentra precisamente el bloque de mujeres racializadas. Sigrit Pulgar es chilena y porta la bandera mapuche. La cosmovisión de su pueblo, explica, no contempla el concepto de feminismo porque concibe los géneros de manera distinta. Sin embargo, explica, es importante reivindicar este espacio e insistir en la discriminación y vulneraciones que sufren las mujeres de los pueblos originarios.
El grito de «América Latina será toda feminista…» se extingue subiendo Preciados y hasta Callao, donde el colectivo Women Defend Rojava baila y canta en kurdo sin romper la cadena. Además de la pañoleta de las YPG, sección femenina de las fuerzas que combaten el terrorismo en el norte de Siria, todas portan una fotografía con el rostro de las mujeres asesinadas en la guerra. Dylan es kurda turca, lleva un año en España y habla de que la representación de cada comunidad se reparte siempre entre un hombre y una mujer.
Invadiendo la calle Gran Vía caminan las mujeres del eje autodefensa feminista, colectivos de mujeres que debaten y organizan actividades para combatir el machismo y dificultades a las que se enfrentan las mujeres en su día a día solo por el hecho de serlo. Tanto física como argumentativamente reivindican «el derecho a defendernos legítimamente frente a las violencias que nos atraviesan», explica Elena Molinero Garau, que insiste en dar sus dos apellidos en honor a su madre.
Los bloques se han concentrado en la Puerta del Sol
Poco a poco, los doce bloques en los que se ha dividido esta cadena feminista van llegando a la Puerta del Sol, donde finalmente se han concentrado y se ha leído un comunicado. En una de las calles aledañas, en Arenal, Raquel cuenta que es la primera vez que participa en los eventos del 8M. Tiene once años y con los labios pintados de purpurina morada señala que tener un hermano transexual le ha hecho concienciarse desde muy pequeña: «Soy feminista porque creo en la igualdad de género». Ella pertenece a la parte de la cadena que reivindica las disidencias de cuerpos.
Y más allá, frente a la Almudena y el Palacio Real están las que nunca fallan, el bloque de mujeres pensionistas. «Tenemos que estar en la calle para todo, para que no nos quiten lo que hemos conseguido. Es la manera de decir que no van a poder con nosotras», desafía una de las manifestantes de este bloque, que confiesa que le gustaría ver a más mujeres jóvenes en las calles.
Varios tramos de la cadena han estado conformados por colectivos feministas de barrios y pueblos de las afueras de Madrid: desde Embajadores hasta la calle Segovia y desde la Puerta de Alcalá a Neptuno. Mercedes, del grupo del 8M de Hortaleza, cuenta que más allá del trabajo en cada territorio «el objetivo de todas es el mismo».
Cada parte de la cadena trata de visibilizar aspectos económicos, sociales y políticos que atraviesan el feminismo y golpean con mayor dureza a las mujeres. El bloque de vivienda reivindica el papel de las mujeres en las plataformas que se ponen delante de los desahucios y el rol femenino dentro de las casas y las familias: «el derecho a la vivienda es feminista, porque es donde se desarrolla la vida, las mujeres convierten una casa en un hogar», explica Nieves Salobral, del eje que combina las temáticas de precariedad con feminismo. «Somos las más explotadas, tenemos que trabajar en casa y en el trabajo», coinciden desde el eje de precariedad laboral.
Mila García forma parte del colectivo Efam, Ecofeministas Antiespecistas Madrid, y añade un pilar más a la lucha feminista: «No concebimos un feminismo sin antiespecismo ni ecologismo, porque la misma presión que el patriarcado ejerce sobre nuestros cuerpos se ejerce también sobre la tierra y los recursos naturales, a los que percibe como un territorio de conquista».
La cadena feminista de Madrid se ha replicado en Murcia
El recorrido de siete kilómetros ha atravesado las plazas y calles principales del centro de Madrid: Callao y Gran Vía por el norte, Paseo del Prado en la zona este, glorieta de Embajadores y Ronda de Toledo en el sur y la calle Bailén en la parte oeste. Ha contado, además, con 12 bloques temáticos en función de las reivindicaciones feministas: derecho a la vivienda, educación feminista, autodefensa, antirracismo, trabajadoras domésticas, precariedad, ecofeminismo, pensiones dignas, disidencias de cuerpo, sexual y de género y barrios y pueblos, que ha estado presente en hasta tres zonas.
La cadena feminista que ha rodeado Madrid se ha replicado en Murcia, donde ha reunido a una decena de mujeres. La Asamblea Feminista, que engloba a una veintena de organizaciones, ha dado así el pistoletazo de salida «hacia la revuelta feminista» del 8 de Marzo.
Con el feminismo murciano dividido, esta plataforma ha convocado una manifestación a las 11.30 horas para el 8M en la capital de la Región. Por la tarde está prevista otra marcha, la del Movimiento Feminista, «como cierre de toda una jornada reivindicativa». Hace dos años que la Asamblea, representada por mujeres con cargos en partidos políticos y sindicatos, y el Movimiento, un feminismo que se define «de base y enraizado en el tejido social», tomaron caminos diferentes y este año esa división quedará escenificada, además, en estas dos manifestaciones alternativas. Informa Erena Calvo.
El pasado 25 de noviembre, día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fue la primera vez desde 2005 que el Ayuntamiento de Madrid no se posicionó en contra de la violencia machista al contar con el voto en contra de Vox. El año 2019 cerró con 55 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, la cifra más alta registrada desde 2015 y culminando un aumento progresivo durante los últimos tres años. De estos casos, siete fueron en la Comunidad de Madrid. En lo que va de año ya van ocho mujeres a las que ha matado la violencia machista.