De acuerdo con un estudio de la consultora Adecco, sólo el 45% de los argentinos considera que en su lugar de trabajo hay diversidad en materia de géneros. Además, el 72% cree que en la actualidad hay desigualdad en las búsquedas laborales y casi seis de cada 10 no está de acuerdo con incorporar el lenguaje inclusivo.

Fuente (editada): La Voz | Lunes 11 de noviembre de 2019

Sólo el 45 por ciento de quienes trabajan en Argentina considera que su lugar de trabajo es inclusivo. Así se desprende de una encuesta de la filial local de la consultora internacional en recursos humanos Adecco.

La encuesta se efectuó en octubre en una muestra de 3103 personas, habitantes de todo el territorio nacional.

Además, según el relevamiento, apenas el 24 por ciento respondió afirmativamente ante la pregunta de si en su trabajo hay personas pertenecientes al colectivo LGBTIQ+ (sigla de lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer, con el signo más que incluye a otros colectivos); el 18% dijo que no, y el 31% afirmó que no lo sabía.

A los que creen que la empresa donde trabajan no es inclusiva se les consultó, en una pregunta abierta, qué políticas o prácticas sugerirían para revertirlo. Las respuestas que más se repitieron fueron: que haya igualdad, más respeto, educación, integración y empatía. También que haya consideración con los comentarios que se hacen, que se quite el género de las búsquedas y que se realicen talleres y charlas sobre diversidad de género.

El 72% cree que en la actualidad hay desigualdad en las búsquedas laborales. Además, para el 66% las búsquedas laborales no deberían especificar el sexo de la persona candidata.

Según las encuestas, la discriminación, los prejuicios, la ignorancia y la apariencia son las mayores barreras que enfrenta el colectivo LGBTIQ+ al momento de insertarse en el mercado laboral.

A la hora de arriesgar una interpretación de la inequidad, las personas encuestadas la atribuyeron al miedo por un posible reclamo de la clientela, por una cuestión de “imagen”, porque no aceptaron el cambio o porque –respondieron– “estamos atrasades como sociedad”.

Interrogades por su opinión, el 87% cree que la orientación sexual o identidad de género de una persona no afecta o determina su capacidad laboral.

Casi siete de cada 10 personas argentinas conocen el significado de la sigla LGBTIQ+, mientras un 33% expresó lo contrario.

Lenguaje inclusivo

El 59% no está de acuerdo con que se incorpore el lenguaje inclusivo, ya sea en su trabajo como a nivel general. En tanto que para el 41% sería conveniente que sí.

El 52% cree que la incorporación del lenguaje inclusivo en el ámbito laboral no ayudará a la disminución de la discriminación y la inclusión de personas con identidades no-binarias, mientras que para el 25% sí ayudaría, y hay un 23% que no lo tiene claro.

A la hora de hablar sobre educación, siete de cada 10 considera que educar a la infancia y juventud acerca de la sexualidad y el respeto por la diversidad sexual desde una temprana edad llevará a la naturalización del tema en el futuro. Sin embargo, un 26% considera que no es este el camino.

Además, el 55% considera que las empresas no deberían aplicar más políticas de inclusión, por ejemplo, baños unisex o el uso de pronombres neutros. Para el 45% sí es necesario.

Discriminación

El 44% de les argentines sintió alguna vez discriminación, ya sea por su orientación sexual, género, estado físico, pensamiento político, etc.

Al consultarles si conocían algún caso donde una persona empleada haya sido despedida por dar a conocer su orientación sexual o identidad de género, el 83% respondió de manera negativa mientras un 17% reconoció conocer algún caso.

Más de la mitad (52%) considera que Argentina está preparada para la inclusión del colectivo LGBTIQ+. Por su parte, otro alto porcentaje se expresó de forma negativa (48%).

El 57% de las personas encuestadas considera que la mayoría de quienes conocen, dentro de su entorno personal o en el trabajo, son inclusives. Para el 26%, la mayoría de las personas que lo rodean no lo son y, mientras el 10% cree que todo su entorno lo es, el 7% dice que no comparte su entorno con personas inclusivas.