El lenguaje inclusivo o no sexista ha ido permeando de a poco en ciertos círculos en Chile, sobre todo después de las movilizaciones feministas de 2018, y su uso cada vez se extiende más a pesar de las críticas y burlas que recibió en sus comienzos.
Fuente (editada): SPUTNIK | 07.01.2020
«El lenguaje inclusivo comenzó de a poco a utilizarse en ciertos círculos feministas y de disidencia sexual, pero tomó mucha más fuerza después de la movilización feminista de 2018 y hoy se expande cada vez más», dijo a Sputnik la activista feminista y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Emilia Schneider. Ellas se levantaron, junto a varias organizaciones feministas del país, para exigir la eliminación del sexismo en la educación, capacitación sobre igualdad de género en los establecimientos, cambios en las mallas curriculares y la expulsión de todos aquellos académicos acusados de abuso sexual.
En ese mismo contexto fue recurrente escuchar a las voceras utilizando términos como «todes» o «alumnes» en los medios de prensa. Debido a esto, en Chile se asocia principalmente el origen de la masificación de este lenguaje con los movimientos estudiantiles y feministas. Y, aunque en un comienzo su uso fue ridiculizado por algunos medios de comunicación y parte de la población, con el paso de los meses algunas autoridades y figuras públicas comenzaron a utilizarlo, entre ellas incluso la primera presidenta mujer del país, Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018).
El año pasado, a través de su cuenta de Twitter, Bachelet saludó a la ganadora de un programa de televisión de la siguiente manera: «Un gran abrazo para Sujey Jara, flamante ganadora de Pasapalabra. Su esfuerzo es un ejemplo de los miles de chiquilles que hoy estudian con gratuidad». La palabra chiquilles (chiquillas, chiquilles y chiquillos) fue ampliamente replicada en redes sociales, debido a que por primera vez una autoridad importante utilizaba lenguaje no sexista sin ridiculizar su uso. Además, durante su Gobierno, algunos ministerios redactaron guías de lenguaje inclusivo para eliminar estereotipos sexistas, sugiriendo palabras y términos neutros y más respetuosos con la diversidad de género, entre ellos los de Cultura, de la Mujer y de Educación.
Distinto es el caso del actual presidente, Sebastián Piñera, quien se ha manifestado en contra del uso de este tipo de lenguaje.
«El término ‘todes’ es un absurdo que hay que desterrar; cuando yo hablo de las personas, me refiero a todas las personas, hombres y mujeres», afirmó el año pasado en una entrevista televisiva.
Manuales oficiales
El Manual de Lenguaje Inclusivo de Género del Ministerio de Cultura de 2016 ofrece una cantidad de términos «para que el personal de la institución cuente con las herramientas que faciliten su uso». Por ejemplo, establece que se debe dejar de decir «la cultura nos pertenece a todos» y sugiere afirmar que «la cultura le pertenece a toda la ciudadanía»; aconseja usar la palabra «personas» en vez de «los hombres y las mujeres», recomienda no usar el signo de arroba (@) para referirse a ambos sexos, porque es impronunciable, ni tampoco la barra de a/o, entre varias otras cosas.
En tanto, el Manual de Lenguaje No Sexista del Ministerio de Educación de 2017 sugiere cambiar algunas frases al momento de explicar una materia; por ejemplo, recomienda decir «el origen de la especie humana», en vez de «el origen del hombre». También propone cambiar los términos para referirse a grupos de personas y decir «la adolescencia, la juventud y el profesorado», y no «los adolescentes, los jóvenes y los profesores».
Por su parte, el Manual del Ministerio de la Mujer de 2016 abarca el sexismo en el lenguaje de la publicidad y las comunicaciones masivas, condenando por ejemplo que en los comerciales de productos de limpieza siempre estén dirigidos a dueñas de casa, o que se utilice recurrentemente el cuerpo femenino para vender productos pensados para público masculino, como la cerveza.
El 5 de agosto de 2019, el Servicio Nacional de la Mujer, funcionarios del Registro Civil y varias instituciones públicas participaron de un taller de capacitación de enfoque de género y lenguaje inclusivo, pero al igual que las guías de los otros ministerios, este lenguaje es optativo, y no ha sido adoptado de manera oficial para los comunicados ni los textos oficiales.
Burlas
Schneider explicó que el lenguaje inclusivo aún es ridiculizado por muchas personas, debido a que «creen que es la principal reivindicación del feminismo, y que su utilización va a terminar con la desigualdad y la explotación de las mujeres».
«Eso hay que descartarlo desde ya; este lenguaje es una medida cotidiana, sencilla, para hacernos sentir más incluides, pero es una medida dentro de un montón de prácticas necesarias para terminar con la violencia y la precarización hacia las mujeres y las disidencias sexuales», señaló. Schneider, una de las principales activistas durante las manifestaciones de 2018, comentó que en su universidad este lenguaje ha tenido amplia aceptación.
«Este lenguaje ha calado bastante hondo en el estudiantado, lo que es positivo, y también en cierta parte de la Academia más progresista, quienes han comenzado a hablar de ‘todas y todos’ y también, a hablar en lenguaje neutro diciendo ‘todes», dijo.
Además, explicó que el petitorio feminista del año pasado durante las protestas fue escrito en lenguaje neutro, con la letra «e», y una de sus exigencias era que la universidad adoptara esta forma de comunicarse de manera oficial, lo que finalmente no ocurrió.
Hacer ruido
La fundación Todo Mejora es una de las principales organizaciones chilenas dedicadas a promover la inclusión y el bienestar de la infancia y adolescencia que sufre de bullying (acoso) y comportamiento suicida, y se ha enfocado en utilizar el lenguaje inclusivo.
Rocío Faúndez, directora social de Todo Mejora, explicó a Sputnik que además de emplear el «niños y niñas», o la letra «e», decidieron ir más allá y usar la letra «x» al final de las palabras, como por ejemplo se puede apreciar en su sitio web cuando invitan a hacerte «socix» de la fundación. «Ocupamos la x incluso en nuestros materiales y textos escritos porque hay personas que no se identifican ni como hombre o mujer, sino que con género no binario», dijo. Aunque es más fácil escribirlo todo con la «e», que se puede leer y también sirve para nombrar a las personas no binarias.
Además, Faúndez señaló que su uso es también «para generar ruido en la sociedad«. «Una función importante del lenguaje inclusivo es provocar, es generar que se abra la discusión a visibilizar que no solo hay dos géneros y que hablar en género masculino no es hablar neutro, y esto mismo ha instalado una problemática que se discute en las familias, en las universidades y en la calle», afirmó.
Por último, señaló que quienes más ocupan este lenguaje son las generaciones más jóvenes.
«En el mundo infantil el uso de la letra e está instalado; por ejemplo, mi hijo ha tenido discusiones en su colegio para que se use esta letra, porque le hace más sentido», contó.
El avance del lenguaje inclusivo ha ido acompañado de otros cambios en materia de género. En 2018 se promulgó en Chile la Ley de Identidad de Género, que permite a las personas trans registrar su cambio de sexo legal y su nombre, con el derecho a ser reconocida e identificada conforme a su identidad sexual, otorgándole una importancia fundamental al lenguaje utilizado para referirse a una persona.