En la sección Diversidad sexual y de género, Belén de la Rosa escribe sobre la tremenda campaña de la organización ultracatólica HazteOir.org Mis hijos, mi decisión, más conocida como PIN parental.
Fuente (editada): CCOO | Belén de la Rosa | 17/12/2019
La Federación Estatal de Enseñanza de CCOO ha denunciado la campaña Mis hijos, mi decisión, de la organización ultracatólica y ultraconservadora de HazteOir.org, por un posible delito de odio ante la Fiscalía General del Estado y ante la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), por entender que viola el Memorándum de la Comisión Europea de 2015 relativo a la lucha contra el discurso de odio, la normativa educativa, el Pacto de Estado en materia de violencia de género y la Constitución Española, además de toda la legislación aprobada en materia LGTBI+ en las comunidades autónomas. Por si fuera poco, sitúa a quienes trabajan en la enseñanza en la tesitura de coacción en el libre ejercicio de sus responsabilidades, impidiendo que puedan desempeñar su función docente en libertad.
Algunas organizaciones se empeñan en ser oídas, aunque sea a costa de los derechos de las demás personas. Es lo que viene ocurriendo con HazteOir.org que, insistentemente y a pesar de no tener la ley de su mano, intenta por todos los medios amedrentar, acosar y hostigar a quienes sí cumplen con la ley y la normativa educativa.
A mediados de septiembre, HazteOir.org remitió a centros educativos de todo el Estado una carta en la que informaba de la campaña Mis hijos, mi decisión, que tiene como objetivo principal la instauración de lo que llaman PIN parental, que no es otra cosa que una solicitud de información previa y consentimiento expreso por parte de progenitores para autorizar o no la formación de contenido afectivo-sexual impartida en horario escolar, lo que ha sido percibido por la Federación de Enseñanza de CCOO como: “Una provocación a la intolerancia, al odio y a la discriminación, entendido como un posible discurso de odio”. Según esta campaña, las familias podrán solicitar a la dirección del centro educativo información sobre cualquier actividad que afecte directamente a los “valores familiares” en materia afectivo-sexual, «identidad y orientación sexual», «diversidad sexual y afectiva» o «diferentes modelos de familia».
¿Qué será lo próximo? ¿Solicitar no entrar en la asignatura de Conocimiento del Medio cuando expliquen la tierra porque son del movimiento terraplanista? o ¿no acudir a clase cuando se hable del holocausto nazi porque se alinean con quienes niegan el holocausto? o si son creacionistas, ¿impedirán a sus descendientes estudiar la evolución de las especies de Darwin? No deja de ser una pantomima increíble.
Esta situación genera inseguridad manifiesta fundamentalmente para las personas menores LGTBI+ y sus familias que están viendo cómo se pretende vulnerar sus derechos sufriendo discriminación y poniéndoles en el disparadero de burlas, exclusiones, rechazo y dificultades en su vivencia plena.
Así mismo, promueven un clima de inestabilidad en la convivencia en los centros educativos, en los que tanto el alumnado como el profesorado sienten una tensión adicional ante la intimidación continua de quienes en función de su criterio privado y católico pretenden imponer sus valores personales frente a los derechos fundamentales de las demás personas.
La ley está de nuestra parte, como se define en las consideraciones emitidas por la Recomendación general n. 15, relativa a la lucha contra el discurso de odio y memorándum explicativo de la Comisión Europea: la libertad de expresión y opinión no constituyen derechos ilimitados y deben ejercerse de forma que no atente contra los derechos de las demás personas.
El discurso de odio, lo que entendemos que hace la organización HazteOir.org con estos materiales, se entiende como: el fomento, la promoción o instigación, en cualquiera de sus formas bien sea odio, humillación o menosprecio hacia las personas, como el acoso, descrédito y/o difusión de estereotipos negativos. El propio memorándum reconoce como expresión de odio discursos orales, escritos y en medios electrónicos. De momento todo esto lo cumple a la perfección la estrategia y la campaña que está llevando a cabo HazteOir.org, que sin ningún pudor pone en la picota de la exclusión y la discriminación a las personas LGTBI+.
Se incumple también la normativa educativa vigente, tal y como expresa la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE) en su preámbulo y en principios y bases de la educación y los fines de la educación en los que se resaltan: “El pleno desarrollo de la personalidad y de las capacidades afectivas del alumnado, la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así́ como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas”. Se asume así́ en su integridad el contenido de lo expresado en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Y así un largo etcétera de legislación propia en materia LGTBI+, por ejemplo, autonómica, ya que excepto seis comunidades autónomas, el resto tienen, desde hace ya bastantes años, legislación propia y desarrollan políticas educativas concretas que responden a las necesidades de todas las realidades.
Como colofón, se incumplen todas las premisas de la propia Constitución Española en su articulado 9.2, 10, 14, 15, 27… No sé si seguir porque cuanto más se exponen todos los incumplimientos más se pone de manifiesto lo ridículo, absurdo y la malicia que esconde esta campaña. Me pregunto cómo es posible que quienes promueven las consignas católicas de “amor al prójimo” o “hacer el bien” tenga tan mal fondo personal como para ir en contra de los derechos de las demás personas.
Organizaciones de extrema derecha como HazteOir.org, Vox y los Gobiernos que se apoyan en ellas son herederas de épocas pasadas donde se legitimaba el maltrato a las mujeres y se alentaba a la represión de la diversidad. En la actualidad tratan de camuflarse en nombre de un falso argumento de libertad para reprimir y someter a la libertad de conciencia y a la libertad de enseñanza.
Es necesario respetar los consensos sociales, huyendo de éticas privadas y valores individuales y de grupos particulares que solo conducen a actitudes discriminatorias y a enfrentamientos innecesarios en la sociedad. Defendemos los derechos de todas las realidades, sobre todo de las personas menores LGTBI+ y no toleraremos que sean carne de sufrimiento y angustia continua. Tenemos la razón, tenemos la ley en la mano y no nos vamos a amedrentar, ni reprimir, ni replegar, ni asustar o acobardar porque una minoría insensata, tránsfoba, homófoba y machista quiera imponer la ley del silencio, la invisibilidad y el autoritarismo. Ninguna creencia personal está por encima de los derechos fundamentales de las personas.