El actor malagueño está nominado al Goya a mejor intérprete revelación por su papel en la película ‘Te estoy amando locamente’ donde hace de activista LGTBIQA+ en la Sevilla de la Transición

Fuente (editada): EL SALTO | Isabel Vargas | 7 FEB 2024

Si algo define al artista, que se declara persona no binaria, son “los camperos, las tortas locas, la copla y Juan y Medio”. “Cuanto más años cumplo más me representa lo cotidiano”, señala orgulloso.

Daniel Fernández Pozo (Málaga, 1991), alias La Dani, nunca se ha sentido mujer y lo de ser hombre le ha incomodado siempre “muchísimo”. Cuando conoció a Alex Delacroix supo del término “persona no binaria” y ya nunca volvió a ser la misma. O el mismo. Porque ambos géneros conviven en La Dani de forma natural. Ella o él es muchas cosas además de una persona no binaria: actriz, músico (la gran esperanza queer de la música urbana española según Vice), estudiante en una academia de peluquería, más malagueño que la calle Victoria, dependienta de los 17 a los 32 años, coqueta, carismática, espontánea, chulísima, familiar. Un torbellino como Lola Flores en su día pero midiendo 1,88 y con tatuajes por todo el cuerpo.

El artista está nominado al Goya a mejor actor revelación por su papel en la película ‘Te estoy amando locamente’  donde hace de activista LGTBIQA+ en la Sevilla de la Transición. Su director, Alejandro Marín, la descubrió en el festival ‘Canela Party’ vestida de Rosalía y alucinó con ella. En ese momento, la malagueña vivía en Madrid, trabajaba como dependienta en una tienda de ropa y su carrera como cantante de música urbana había despegado. El realizador no dudó en ficharla para su ópera prima, una historia dura y emocionante sobre las personas que lucharon por los derechos del colectivo LGTBIQA+ (y los de todes) en una España donde ser gay se consideraba un delito por la Ley sobre peligrosidad. Su trabajo le ha valido también la nominación en la categoría de mejor intérprete revelación en los galardones de la Unión de Actores y Actrices.

Su discurso en los Premios Feroz al recibir el premio a mejor intérprete de reparto por la cinta de Marín hace unas semanas la define muy bien. “No era actriz y aquí me ha traído ser yo misma. Y no siempre he estado orgullosa de cómo era. En la película [‘Te estoy amando locamente’] a mi personaje le preguntan si le ha tocado un premio. Y él dice que sí, el premio de ser maricón. Siento que esto es un reconocimiento a todas las mariquitas, a todas las lesbianas, a la pluma, a las trans y a las raras”, reconoció tras arrebatarle el galardón a José Coronado y a Hugo Silva. Sus amigas de toda la vida ya intuían su potencial cuando la bautizaron Chanelito en la adolescencia. Algunas le dieron la enhorabuena por el Feroz y la nominación a los Goya con una simple frase: “Lo has conseguido”. Como si todas hubiesen visto su futuro en una bola de cristal y supieran todo lo que le esperaba. “Estoy estudiando peluquería con chavales de barrio. La nominación ya me parece una locura. En ningún momento pensaba en ganar nada”, reconoce humilde.

La Dani se reconoce como una persona disidente “que se sale de lo normativo y que simplemente existe”. Sus canciones, con la voz pasada por el autotune, lo reflejan perfectamente: “¿Ese culo cómo va a ser? Cara de hombre pero culo de mujer. Es hetero pero se olvida […] Quiere perreo, hace lo que yo le pida, tiene mente sucia, soy su consentida. […] Está confundio, le daña la mente. Nunca un hombre antes le puso caliente”. Con ocho años le preguntaron si quería ser mujer. Había algo en el malagueño que traspasaba los límites de la homosexualidad. “No se trataba de gustos sexuales, sino de algo que tiene que ver con la identidad”, señala. Y hasta llegar aquí ha sufrido violencia de muchos tipos: el rechazo de la sociedad, insultos, acoso escolar, miradas incómodas en el autobús.

Sin embargo, nunca ha dejado de ser ella misma gracias a su tremenda personalidad y el apoyo incondicional de su familia y amigos. Si algo la representa, dice, son las tortas locas y los camperos, símbolos capitales de su Málaga querida, la copla y Juan y Medio. La actriz atiende a El Salto Andalucía en un descanso de sus clases de peluquería y su apretada agenda. Lo hace en ‘El Muro’, un bar del centro donde es ya una habitual, entre saludos de sus parroquianos, claveles rojos que le regalan y unas cervezas bien fresquitas.

Lo que representa al artista son “los camperos, las tortas locas, la copla y Juan y Medio”. “Cuanto más años cumplo más me representa lo cotidiano”/@gosuafilms

Lo que representa al artista son “los camperos, las tortas locas, la copla y Juan y Medio”. “Cuanto más años cumplo más me representa lo cotidiano”/@gosuafilms

Está en boca de todes tras recibir el Premio Feroz a mejor actor de reparto. ¿Cómo se presentaría a esas personas que estos días se preguntan quién es La Dani?

Primero les recomendaría que se metieran en Movistar y vieran ‘Te estoy amando locamente’. Soy una persona de Málaga que ha hecho su primera película y se ha llevado su primer premio. También estudio peluquería. Estoy muy contenta.

“No era actriz y aquí me ha traído ser yo misma. Y no siempre he estado orgullosa de cómo era”, dijo tras recibir el Feroz. ¿Le ha costado mucho llegar a ser usted misma y aceptarse?

Sí. Imagina ser una persona “disidente” desde los cinco años. Mira que esa palabra no me gusta para mí. Soy una persona que se sale de lo normativo y que simplemente existe. Imagina confrontarse con la gente todo el rato: desde montarte en el autobús con un abrigo de pelo verde a simplemente ser un niño y querer jugar con muñecas. ¿Cómo no te va a calar sentir el rechazo de tanta gente? Tengo mucha suerte con mi familia. En casa siempre ha ido todo genial. Eso ha ayudado mucho. De hecho, creo que soy tan maricón por culpa de mi familia (sonríe ligeramente). Cuando todo el mundo te rechaza vives un conflicto interno contigo misma. Hay un momento en que odias hablar como hablas, andar como andas, moverte como te mueves. Hasta que te haces adulto, pasas de todo, te aceptas y te quieres. Y sí, ser yo misma me ha traído hasta aquí. Estoy muy contenta con lo que he hecho. Alejandro Marín [director de ‘Te estoy amando locamente’] me conoció en un ‘Canela Party’ vestida de Rosalía y flipó conmigo. Ya hacía música por entonces. Bueno, yo ni canto ni bailo.

Como Lola Flores.

(Ríe). Al final no dejo de ser yo misma.

¿Recuerda algún momento importante en el transcurso de su vida que le hiciera aceptarse por completo?

No hubo un día como tal. Es todo un proceso. La Dani no es ningún personaje. La Dani soy yo. La gente te permite otras licencias cuando eres “artista”. Hacer música y espectáculos es lo que más me ha ayudado a ser yo misma, a llevarme hasta otros límites y ponerme a prueba. Siempre he sido atrevido. Eso sí, antes de hacer música ya me había aceptado. Mucho antes.

A algunas personas les cuesta aceptar cómo es (persona de género no binario) y lo han volcado en comentarios en las redes estos días. ¿Son les españoles unes ignorantes en materia de género, identidad?

Suelo ser muy empático. Yo hasta los 20 no sabía lo que era una persona no binaria. Simplemente pensaba que era un maricón. Siempre he sabido que una mujer no era, pero desde pequeño eso siempre ha estado ahí. A los ocho años una de mis mejores amigas me preguntó si me sentía mujer por cómo me proyectaba. Algo había en mí que traspasaba los límites de la homosexualidad. No se trataba de gustos sexuales, sino de algo que tiene que ver con la identidad. Nunca me he sentido mujer y ser hombre siempre me ha incomodado muchísimo. Al menos lo que se entiende como hombre históricamente. Recuerdo películas de referencia como Desayuno en Plutón y ver una persona transicionando. Tampoco tienes que transicionar para ser trans, ojo. Cuando veía a una persona transicionar tampoco me veía ahí. Con 23 años conocí a Alex Delacroix, que se definía en ese momento como persona no binaria y me dije: “Ahí estoy yo”. En mi burbuja está todo súper normalizado. A día de hoy tengo muchísimo que aprender. Contestando a tu pregunta, entiendo la ignorancia desde el respeto. El odio no. Hay tantas que no me gustan y que no se me ocurren escribir en un comentario, a no ser que sea algo que atenta contra la integridad y los derechos básicos de una persona. Eso no me afecta en absoluto. Estos días he leído muchos comentarios bonitos y he recibido tanto cariño… Me quedo con eso. Hay mucha gente metiéndose con mi físico. Me hace gracia porque, cariño, soy un pedazo de maricón y he sufrido bullying. No me vas a decir nada que no tenga interiorizado. Tengo un espejo y soy perfecta. Durante el discurso no digo que sea una mujer, simplemente hablo en femenino y he leído cosas como: “Le estás robando espacio a las mujeres”. Amor, estoy nominado en una categoría masculina. Gracias a dios, estoy robándole espacio a los hombres. Dejé de leer comentarios cuando vi a mujeres criticándome por hablar en femenino. Me pregunto: “¿Yo soy el enemigo?”. Me da muchísima pena.

Hasta 1989 ser homosexual en España se consideraba un delito. Lo averigüé gracias a la película ‘Te estoy amando locamente’. Hemos avanzado en materia legislativa. Eso es evidente, pero ¿ha llegado a sentir miedo tras las palizas a personas del colectivo y los discursos de odio de Vox de los últimos años?

He sentido miedo muchas veces. Lo que pasa es que mido 1,88 y aparentemente soy un hombre. No me he tenido que preocupar mucho por eso. Soy consciente del privilegio. ¿Recuerdas cuando pasó lo de Samuel, el chico que asesinaron hace tres años? Esa semana vi a dos chicos besándose en Callao, lo más normal del mundo, y pensé: “¿Qué hacéis? No estáis viendo que nos están matando y que además esas agresiones están siendo respaldadas por partidos políticos”. Ahí sentí miedo. No me duró mucho.

Arrancó un concierto con una declaración de Santiago Abascal donde sostenía que los gays no deberían adoptar.

Eso es súper peligroso. Lo dijo en la televisión, en ‘prime time’. Ser homófobo, racista o machista no está socialmente aceptado. La gente no se atreve a serlo, al menos no de forma muy directa, porque sabe que está mal. Pero cuando te dan alas y te sientes respaldado por personajes públicos, ¿qué te va a frenar hacerlo?

También hablamos de respaldo en lo legislativo. Ayuso ha derogado la Ley Trans en la Comunidad de Madrid. Están haciendo que el colectivo dé pasos atrás.

Exacto. Hablamos de que están cambiando las cosas a peor. Cuando hicimos la película conocía la Ley de Peligrosidad. No sólo se aplicaba en España. También en otros países. En algunos por llevar dos prendas que no se correspondían con tu género te hacía ir a la cárcel. Con todo lo que conllevaba eso: palizas, vejaciones. No conocía el movimiento ni las primeras manifestaciones en Sevilla. Hasta 1989 ser homosexual era un delito en España. Ya lo hemos comentado antes. Yo nací en 1991. Dos años después. Es súper fuerte y da para reflexionar que no sepamos esto. En el colegio he aprendido otras cosas: Primo de Rivera, los Borbones. Claramente te enseñan lo que quieran que aprendas y lo que quieran borrar lo borran. Es tan fácil como no hablar de ello.

Mi hermana, que está transicionando, llevó a mis padres al cine a verla. ¿Cómo de necesaria es esta película para todas las generaciones?

Entiendo cuando una madre y un padre se preocupan porque lo que han vivido es que somos el mal y que todo está mal. También entiendo que se vive un proceso y que hay que educar en la diversidad. Por eso esta película es tan importante: porque educa, informa, visibiliza. Más tenemos que hacer por gente que puso su vida y su cuerpo para que nosotras podamos estar medio tranquilas.

"Yo hasta los 20 no sabía lo que era una persona no binaria."/@gosuafilms

“Yo hasta los 20 no sabía lo que era una persona no binaria.”/@gosuafilms

Debemos estar alerta. Hablamos de Vox y de Ayuso, pero tampoco se nos puede olvidar que un sector del feminismo es abiertamente tránsfobo. Basta con ver la reacción de un ala del PSOE a la Ley Trans o escuchar a Amelia Valcárcel hablar de “secta queer”. ¿Qué opinión tiene?

Me entristece tanto. Cuando un hombre me insulta me da igual. Cuando lo hace una mujer me duele el triple porque estamos en el mismo barco. Una cosa que me gusta mucho de la película es que muestra que antes la lucha era transversal. Se unían los obreros, los maricones, las feministas. Eso se ha perdido y es una pena… Somos tantas personas en el mundo y nos enfrentamos a tantos desafíos. Eso sí, vamos a responder y a luchar contra cualquiera que atente contra nuestros derechos. Igualmente pienso que estas personas no merecen que le demos cancha.

Ha trabajado casi toda su vida como dependienta. ¿Qué opina sobre la gente que deja que el trabajo la defina?

Esto pasa mucho y es una pena. El trabajo no te define. Me parece estupendo cuando estudias algo que te gusta y encuentras un trabajo donde te sientes cómoda. No sé qué energía despertaré a los demás, pero cuando conocía a gente nueva siempre me decían que tenía pinta de actor o de músico. En ese momento el proyecto musical de La Dani no existía. Observaba que la gente se entusiasmaba conmigo y cuando decía que era dependienta dejaba de interesarles. Así de golpe.

¿Qué clasista, no?

Por supuesto. He trabajado de dependienta desde los 17 hasta los 32 años. Siempre he abanderado que he sido dependienta. Tienes que trabajar a no ser que seas rico o tengas una familia que te pueda costear ser lo que quieras: artista, lo que sea. Estudiar es muy caro y hay muchas personas que no pueden permitírselo. Si te dan beca debes ser súper buen estudiante. Estudiar es de gente que se lo puede permitir. Estuve tres meses estudiando peluquería en Madrid y trabajando a la vez. Para poder llegar a fin de mes tuve que hacer malabares. Uno debe ser consciente de que es clase trabajadora. No entiendo mucho de política y he empezado a comprender cosas siendo muy adulto. Tengo claro que no voy a votar a un partido que atente directamente contra mis derechos como trabajadora. Y creo que ser panadera no es menos que ser médico. Una vez leí en una pintada algo así como: “No me dejan ser una camarera de éxito”. La idea de éxito es súper peligrosa. O todo o nada. ¿Qué es triunfar? ¿Y qué es fracasar? La gente también confunde ser actriz con ser famosa. O quieres ser una cosa o la otra. Eres igual de actriz que Penélope Cruz si actúas en un centro cívico en Palencia o si vas con tu compañía en una furgoneta de gira por toda España.

[Un conocido le regala un puñado de claveles rojos y rosas. “Son mis flores favoritas”, le dice mientras se lo agradece]

Si el trabajo no define a la Dani, ¿qué la define?

A mí me definen los camperos, las locas, la copla, y Juan y medio. Me gusta mucho lo cotidiano. Cuanto más años cumplo más me define lo cotidiano. Siempre me ha encantado vivir en el centro de cualquier ciudad. Ahora soy más de campo. Vivo en Teatinos, entre Atabal y Puerto de la Torre. Eso es bastante campo. Me he acostumbrado a salir a andar con mi madre por la zona. Recuerdo que hace años mi sueño era comprarme una casa en calle Victoria y morirme ahí. El otro día estuve allí y con tanta gente, tanto coche y tanto ruido, todo tan céntrico, me agobié. Lo que quiero es vivir en una casita cerca del campo, ir siempre en chándal y salir a dar paseos. Cada día estoy más en eso.

Se mudó hace menos de un año a Málaga y continúa con sus clases de peluquería. ¿Echa de menos algo de Madrid además de sus alquileres desorbitados y su agua?

Mis amistades. Tengo una familia. Y la tortilla. Aquí no tienen cultura de tortilla de patatas. Me encanta desayunar tortilla allí. Quizá voy a decir algo que no tenga sentido. El verano en Madrid me gustaba. Se iba todo el mundo y estabas más tranquila. Lógicamente prefiero el verano en Málaga. Madrid tiene algo muy chulo que son las fiestas de los barrios que se van empalmando: la Latina, San Isidro. Tienen una cultura muy bonita de fiestas.

¿Cómo asiste a la evolución de esta ciudad convertida, según algunos, en “un parque de atracciones”? No sé si habrá visto que el otro día el alcalde fue arrollado por un patinete…

¿Ah, sí? No lo he visto. Llevo casi medio año aquí. Tenía claro que quería regresar, pero me daba un poco de miedo volver y no estar a gusto. Ahora reconozco que estoy tan bien. Lo de les guiris es una putada. Yo me siento en casa y a la vez percibo Málaga como una ciudad nueva. Es excitante. He vuelto y me he encontrado con una generación nueva chulísima. Pienso en grupos de música como ‘Mal Viaje’ o ‘la Trinidad’. Málaga está guay quitando el turismo y todo lo que conlleva a nivel negativo.

“Me encantaría que esto se tradujera en trabajo. Que me llaméis porque tengo muchas ganas de trabajar y seguir ascendiendo”. ¿Si pudiera elegir qué hacer en el cine o la música, qué haría?

La música la tengo abandonada. Estoy centrado en el mundo actoral. Ha germinado en mí un monstruo que quiero desarrollar. Tengo una agencia de representación. Cuando nos reunimos la primera vez para saber si me representaban fui bastante honesto. Les dije que me iba a Málaga a estudiar peluquería y que me apetecía interpretar personajes LGTBIQ+. No me imaginaba haciendo de policía hetero. Ahora lo retiro. Me encantaría salir de mi zona de confort y aprender cosas. Me apetece mucho una serie de época, por ejemplo, o trabajar con los Javis. Ahora estoy metido en un proyecto que pinta muy chulo. Hago un pequeño papel de tío chungo hetero. Es un reto. Igual que la película [‘Te estoy amando locamente’].

¿Un día ideal en la Málaga de La Dani?

Ir al rastro. Mi favorito es el de la feria los domingos. Normalmente los domingos voy al rastro, como con mi familia y pido campero para cenar.