Autora: Raquel Ruiz Miranda
Hace un año de la muerte de Ekay. Cuando me lo han dicho me he quedado paralizada. Ekay. ¿De verdad se fue? No puede ser… Hace un año de su funeral y aun así parece mentira que se fuese, porque se quedó entre nosotres. Un funeral tan lleno de amor que aún duele recordar. Y duele mucho más por eso mismo. Porque su familia le quería, su pueblo le quería, quienes en alguna ocasión le conocieron le querían, y respetaban. Y sin embargo no pudo seguir adelante, no soportó la indiferencia de una administración que cuestionaba su identidad, que no daba importancia a sus sentimientos, un sistema sanitario que retrasaba absurdamente un tratamiento que necesitaba porque nuevamente personas que no le conocían cuestionaban su esencia, su ser, con el poder de decidir sobre su existencia.
Y no pudo más, y decidió ser él quien decidiese cuándo dejar de existir…Y se fue…
Pero nos dijo algo antes de marchar: quería ser el último, que su muerte sirviese para que la lucha siga. Y vaya que sí, los cientos de fotografías con su preciosa cara se quedaron en las conciencias de muches, y nos sirven de motor. Pero, ¿por qué Ekay?, ¿por qué un precio tan caro? No es justo….
Vuela alto Ekay…., seguimos en la lucha…