Miro su contacto en mi lista de WhatsApp, confirmo que aparecen conversaciones desde enero de 2017, también en esas fechas cree un grupo, SOS Edu, con Mónica de Ibiza y Eva de Valencia, lugares en los que vivía, había que ayudar a esa chica y era urgente. La experiencia y la intuición me decían que estaba en riesgo.
Ayer era un día importante lanzábamos Euforia a las redes sociales, nuestro tránsito social. Acababa de enviar notas informativas a los medios y a algunas personas conocidas cuando leí el mensaje. Mónica me avisaba: nuestra Edu se había quitado la vida. Me quede descompuesta, helada.
El lanzamiento de Euforia, Familias Trans–Aliadas estaba iniciado, yo paralizada.
Revisé sus redes sociales. Isntagram y Facebook, donde nos habíamos comunicado y donde podía vigilar que estuviera bien. En Instagram ya no me tenía agregada. En ocasiones había denunciado a la red comentarios que le hacían. En marzo de 2018 estuvimos chateando, en algún momento posterior me saco o me salí, no consigo recordar y me culpo.
Edu era una cría afectuosa conmigo, que intentaba ser siempre agradable. Le encantaba bailar y sacarse fotos de adolescente.
Leo hoy en la prensa artículos que barajan la posibilidad de que el bullyng fuera el detonante, yo lo tengo claro a Edu se la maltrató de forma generalizada y constante. No era algo imprevisible. Recuerdo perfectamente haberme puesto en contacto con Manolo, el alcalde del momento de Lliria, para que alertara a los servicios sociales, de hablar con alguna persona de esos servicios, incluso de hablar con la orientación del instituto al que no acudía, a pesar de no tener cumplido los 16 años.
Hablé de Edu con los servicios de sexología y endocrinología de la unidad de atención a personas trans de Valencia.
Hablé con su familia, de la que solo quiero decir que no estuvo a la altura. La rabia e impotencia me superan, porque sé lo que las familias podemos significar, nuestro papel es crucial.
Pone en la prensa que estaba esperando a los 18 años para “cambiar su sexo”, ella no tenía que cambiar nada, ya era la chica que decía, era esa chica invisible a la que no se sabía respetar como tal. Eran quienes la invisibilizaban y le negaban su identidad quienes tenían que acudir a sanarse y sacarse los prejuicios biologicistas. Son esas leyes que niegan el reconocimiento de la identidad legal y la patologizan las que tienen que cambiar.
Me convenzo a mí misma de que por eso se necesita a Euforia, Familias Trans-Aliadas, que hay que ser combativas, que hay que hacer incidencia política y también social, que el mundo no se cambia desde la autocomplacencia, que las vidas no se salvan alimentando egos.
Lo siento Edu, no estuvimos a tu altura, no estuve a tu altura.
Hay que plantearse muchas cosas cuando una vida joven se corta de este modo. Es un fracaso no haber podido ayudar a que deseara vivir.
Hay que seguir trabajando para mejorar la sociedad, en la que todas las personas tengamos cabida y nos respetemos.
Cuando una sociedad permite que sus adolescentes se quiten la vida por no ser aceptades,es una sociedad asesina.
Descansa en paz, Edu, ya nadie podrá decirte que no eres quien eres, porque serás la chica que siempre fuiste, por siempre.
Quienes nos quedamos aquí, seguiremos luchando para que nunca más ninguna otra Edu se vea obligada a marcharse antes de tiempo.
Por ti.