Fuente (editada): PÚBLICO | Candela Barro | 17 MAY 2024

Elsa Ruiz (Madrid, 1987) es una cómica reconocida en el mundo de la televisión por sus colaboraciones en programas como Todo Es Mentira de Cuatro o Sobreviviré de Mitele Plus, presentado por Nagore Robles. La semana pasada, este periódico adelantó en exclusiva que el juez sentaría en el banquillo a Ylenia Padilla, otra personalidad de la televisión, por los insultos tránsfobos que dirigió a la cómica. Según la investigación judicial, Padilla atacó de manera reiterada a Ruiz y al colectivo LGTBIQA+ en las redes sociales, negó su identidad e, incluso, la amenazó con una paliza. Después de años de ataques continuados, Elsa Ruiz protagonizó varios intentos de suicidio y perdió su trabajo. Este viernes 17 de mayo se celebra el Día contra la LGTBIfobia. Ruiz atiende horas antes a Público para hablar de lo que hay detrás de las campañas de odio contra el colectivo, y en especial, contra las mujeres trans.

¿Cómo está tras conocer que el magistrado llevará a juicio a Ylenia por su comportamiento contra usted?

Tengo esperanza porque necesito que esto se cierre ya de una manera positiva y poder pasar página. Aparte de haberlo sufrido, del acoso de más personas, de tener que dejarlo todo y de los intentos de suicidio, está el hecho de volver a revivirlo. Tienes que ir a declarar, la Fiscalía pide una pena, todavía no hay fecha del juicio… Cuando se sufre acoso, declarar y tener que rememorar todo, aunque hayas hecho terapia y hayas avanzado en tu salud mental, es doloroso. Y si esto se queda en nada, lo será doblemente.

Sin embargo, estoy harta de que a cualquier persona trans la acosen. Va siendo hora de que las personas tránsfobas vean que el acoso tiene consecuencias. No podemos vivir en una sociedad en la que las acciones que fomentan el odio no tengan repercusiones.

Esta semana ha salido la noticia de que a una menor trans la han agredido gritándole «travelo». Esa es la sociedad que está cultivando el odio tránsfobo. Permitir el bullying contra una persona adulta -como es mi caso- deriva en que la juventud repita lo mismo contra las infancias y adolescencias trans.

Los comentarios de Ylenia iban desde llamar «degenerados» al colectivo, a referirse a usted en masculino o, incluso, amenazarla con enviar a sus amigos a «reventarla». ¿Tiene este caso todo el quid de odio contra la comunidad LGTBIQA+?

Lo tiene. Ylenia, hace bastantes años, no era una persona contraria al colectivo LGTBIQA+. No tenía nada en contra, creo recordar que fue invitada a fiestas LGTBIQA+.

De hecho, algunos la tenían por una aliada.

Sí, justo. Creo que la invitaron a la fiesta de Que trabaje Rita en Madrid, que es LGTBIQA+. Pero, de repente, se ha vuelto tránsfoba. Y eso ha pasado con más gente. ¿De dónde sale este odio? Me cuesta entenderlo. Ylenia se llegó a quejar del acoso que sufrió cuando dejó Mediaset y ahora es ella misma la que se ha convertido en verdugo.

¿Cómo comenzó la discusión?

Todo esto empezó porque yo hablé en Sobreviviré, el programa de Mitele —la plataforma online de Mediaset— de Ylenia y de cómo había cargado contra Nagore Robles, que presentaba el programa. Dije, entre comillas, que ella tenía la voz «tomada». Esto trasciende a Twitter y pasa a ser una lucha personal. Empieza a hacer comentarios tránsfobos hacia mí. Yo le contesté con sarcasmo y ahí lo dejé.

Hay gente que dice que la provoqué. No es así. Y aunque hubiese habido provocación, ¿eso justifica las amenazas? ¿O atacar mi identidad? Negar la identidad es lo más personal, el reducto más privado, poner en duda quien una es.

Eso acarreó graves consecuencias para su salud.

Ylenia fue la desencadenante principal pero llevo sufriendo acoso en redes sociales desde 2020. Un poco antes. En este acoso participan mujeres tránsfobas que se autodenominan feministas y personas con muchos seguidores como Lucía Etxebarría, por ejemplo.

Llevo muchos años en terapia a raíz de esto. Te ponen una diana en la espalda. Lo de Ylenia fue la gota que colmó el vaso. He tenido intentos de suicidio. Hablamos de cuatro años de no poder mirar tus redes sociales porque había una campaña de acoso contra mí. En 2020, montaron un hashtag en mi contra. Un hashtag.

Incluso tuvo que dejar su trabajo.

En Sobreviviré tenía el mejor trabajo que he tenido en mi vida. Adoraba ir a trabajar, adoraba al equipo y lo tuve que dejar porque no podía más. Cuando me dejaron despedirme y contar lo sucedido fue un momento muy emotivo. Lo conté porque quizá contándolo otra persona en mi situación se sentía menos sola.

Es muy injusto haber tenido que dejar el trabajo en el que más he disfrutado por esto. El acoso tránsfobo causa muertes. Son personas con miles de seguidores que te arrojan a los leones. Yo me he intentado matar. Y mi acoso fue en redes, no quiero imaginar a la gente que lo sufre en el colegio, en el trabajo o en la calle.

¿Cree que el juicio sentará un precedente hacia el axioma «la transfobia es delito»?

Espero que así sea. Por dos motivos: uno, porque quiero que sirva de algo para otras personas y segundo, a nivel salud mental, me ayudaría pensar que he aguantado todo esto pero por un bien mayor, por sentar un precedente.

¿Hace diez años hubiera existido un juicio así por transfobia?

Yo creo que no. Esto representa la evolución que hemos conseguido. Hay que pensar que todas estas personas no están preocupadas por si otros usan la ley trans para hacer fraude de ley. Se han quitado las caretas. Han demostrado que lo que les importa realmente es que las personas trans existamos.

Nos dicen que perpetuamos los estereotipos de género con las cirugías o las hormonas pero si tenemos barba nos dicen que no somos mujeres. Aunque si una mujer cis se opera el pecho, no replica estereotipos. Por favor, que las tránsfobas saquen un manual de la buena mujer trans. Serían capaces de no dejar entrar a Frida Kahlo en un baño de mujeres por tener vello facial.

¿Cree que la complejización del odio en forma de campañas en redes sociales es una respuesta ante los avances LGTBIQA+ y, en concreto, de los derechos trans?

Me cuesta entender de dónde viene tanta transfobia. Hay vuelcos de opinión inusitados. Por ejemplo, Carmen Calvo apoyaba que hubiera leyes trans en 2019. O Ángeles Álvarez, que ahora dirige la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres. Álvarez tiene fotos con Carla Antonelli en los días de la Memoria Trans. Decía que reformar la ley trans era, algo así, como una deuda. Me gustaría saber si siempre han pensado así o hay algún interés detrás.

Lo cierto es que la transfobia es una industria lucrativa. Hay gente que secunda estas posturas para que la llamen a las tertulias, para verter odio en artículos de opinión, etcétera. La transfobia ahora mismo también es una empresa. Libros, charlas…

La semana pasada vino Posie Parker a Madrid, una de las mayores exponentes del activismo transexcluyente. A sus eventos van simpatizantes nazis y antiabortistas. ¿Quién fue al evento en Madrid? Ángeles Álvarez, Lucía Etxebarría y otras mujeres que se denominan feministas. ¿Qué hay detrás de su apoyo? ¿Odio o rédito? No sé lo que me parece peor.

La transfobia crea monstruosidades como la conexión entre Lidia Falcón, feminista histórica torturada por el franquismo, con Hazte Oír o Vox.

En diciembre, la ministra de Igualdad nombró a Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres. Poco antes, Ayuso recortó la ley trans madrileña. ¿Ve usted una institucionalización de la transfobia en este momento?

Isabel García es la estela de Carmen Calvo en el PSOE. Es Carmen Calvo cuando rompió la disciplina de voto de su partido para ir en contra de la ley trans. Tampoco sé si García se ha convertido a la transfobia por tener ese sillón. En cualquier caso, en el PSOE la transfobia está permitida porque está Carmen Calvo.

Es irónico que la ministra de Igualdad se manifieste en contra de los recortes de la ley trans madrileña por parte de Ayuso y luego no diga nada del nombramiento de García. O peor, que diga que la transfobia digital, el «CV digital no pesa en su ánimo», como dijo al lado de Calvo. Eso termina por justificar casos de acoso como el que sufrí yo. Da igual si emites odio en redes sociales, tendrás un cargo. Asevera que no pasa nada si haces bullying.

A Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, también la atacaron con transfobia.

«Begoño no tiene coño», gritaban en Ferraz. La transfobia siempre es de derechas, aunque quien ataque sea una persona que diga que es feminista de izquierdas. Y para la transfobia uno de los peores crímenes que puede cometer un hombre heterosexual es estar con una mujer trans. Entonces, para invalidar a Pedro Sánchez dicen que su mujer no es una mujer de verdad. Es su argumento para decir que no es de fiar.

¿Y cómo se termina con las campañas de odio? ¿Las judicializaría? ¿Asentaría más derechos LGTBIQA+?

Los derechos conquistados del colectivo LGTBIQA+ se tienen que defender. La justicia tiene que defenderlos. De nada nos sirve que haya leyes contra la LGTBIfobia si luego el odio lgtifóbico, y en específico el odio tránsfobo, sale indemne siempre que se lleva a juicio.

Las personas trans no tenemos que pedir permiso a nadie para existir. Existimos desde los inicios de la Humanidad. No nos sentimos hombres, mujeres y personas no binarias. Somos hombres, mujeres y personas no binarias.

Cuando hay impunidad hacia el agresor se manda el mensaje de que las leyes contra el colectivo LGTBIQA+ se las puede saltar cualquiera, porque no habrá ninguna consecuencia real. Y esto también puede generar una carga mental para las personas LGTBIQA+ a la hora de denunciar. Si no sirve de nada, no denunciamos.