El argumentario filtrado del PSOE muestra cómo su discurso avanza en la ofensiva contra los derechos de las personas trans y la diversidad sexual, y pone en peligro la tramitación de la Ley de Libertad Sexual.
Fuente (editada): IZQUIERDA DIARIO.es | Clara Mallo | 15 de junio 2020
El argumentario interno filtrado el 10 de junio muestra cómo el discurso del PSOE avanza en la ofensiva contra los derechos de las mujeres trans y la diversidad sexual, todo apoyado en la idea de que reconocer la libre autodeterminación del sexo “implica la desaparición de la idea de mujer y un ataque al movimiento feminista.”
Desde un argumentario que se pretende «feminista» el PSOE confluye así con los mismos argumentos que desde la extrema derecha lanzan contra las personas trans.
El documento interno del PSOE, firmado por la Vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo en su condición de Secretaria de Igualdad del PSOE, pone negro sobre blanco la posición política de este partido con respecto a la Ley Trans Estatal.
La filtración del documento ha indignado a los distintos colectivos y espacios de activistas trans, que a través de la Federación Plataforma Trans y de manera urgente sacaron un comunicado en el que expresaban su malestar ante la posición del PSOE y exigían, tanto la comparecencia en el congreso de Carmen Calvo, como la urgencia de tramitar la Ley Trans.
El documento ha dejado ver con todo su desarrollo las posiciones de este partido en contra del «derecho a la libre determinación de la identidad sexual». Distintos colectivos y activistas entienden estas declaraciones como una amenaza para la aprobación de la Ley de Libertad Sexual cuya tramitación se inició el pasado 8 de marzo por el Consejo de Ministros, pero que en estos momentos se encuentra paralizada debido a la situación bajo la Pandemia.
«Estamos en contra de los posicionamientos que defienden que los sentimientos, expresiones y manifestaciones de la voluntad de la persona tienen automáticamente efectos jurídicos plenos», sostiene el documento del PSOE. El denominado «derecho a la libre determinación de la identidad sexual» o «derecho a la autodeterminación sexual» carece de racionalidad jurídica.», agrega.
Es claro que las posiciones del PSOE desarrolladas en este documento no avanzan en dirección de esta ley. Así de categórico expresa el PSOE su posición ante un debate que excede el aspecto jurídico de esta ley, cuya posición contraria queda clara, y que muestra hasta el final las posiciones transfóbicas del PSOE respecto a un debate más amplio abierto en el movimiento de mujeres.
El movimiento de mujeres ha tenido un importante desarrollo en los últimos años, y en sus asambleas o en sus manifestaciones se han sumado cada vez más mujeres, personas trans y no binaries para pelear contra el conjunto de opresiones. La participación de las mujeres trans fue una pelea y una conquista política de este colectivo, que fortaleció la lucha contra la opresión y el machismo.
Los discursos reaccionarios como el del PSOE aparecen en reacción a este desarrollo del propio movimiento de mujeres, donde han surgido corrientes conservadoras como el llamado feminismo TERF (por sus siglas en inglés, Feminismo Radical Trans Excluyente) al cual ahora suscribe explícitamente el PSOE.
El feminismo TERF se apoya en una posición esencialista que es la base de la transfobia, apoyada en la idea de que las mujeres están marcadas de forma esencial por su sexo biológico y por su socialización desde niñas, y que aquellas personas que no hayan pasado por toda esta experiencia o hayan nacido con pene no pueden identificarse ni reconocerse como mujeres. Son posiciones conservadores que no solo buscan excluir de los espacios del movimiento feminista a las mujeres trans, sino incluso negar el reconocimiento de su propia identidad.
El documento es un claro manifiesto de estas posiciones y lleva el debate al extremo poniendo en cuestión la posibilidad de continuar avanzando en materia de igualdad si «se cambia la definición de mujer y se niega su realidad». Para sostener este argumento el documento se apoya en la idea de que el género «es una categoría de análisis que lleva implícita la opresión, la desigualdad y la subordinación de las mujeres respecto de los hombres. Por ello, (…) pretendemos su abolición para conseguir la emancipación de las mujeres».
Esta definición de género entendida como “categoría de análisis que lleva implícita la opresión” plantea como salida una posición abolicionista del género resaltando el sexo (femenino) como protagonista solitario de liberación, y en los marcos del mismo sistema capitalista que refuerza todas las opresiones. Esta compresión del concepto de género confunde el fin con la realidad. ¿Una perspectiva abolicionista es realizable de forma inmediata y dentro del capitalismo? Esta pregunta sólo puede responderse avanzando a esclarecer el origen de la opresión de género y cuestionando a su vez la posibilidad de transformar la sociedad en un sentido revolucionario, algo que no es una tarea exclusiva del sexo femenino.
El argumento supuestamente «fuerte» contra el reconocimiento de las personas trans es que las mujeres trans son una «amenaza» para las mujeres, con todo tipo de bulos acerca de que las mujeres trans pueden ser potenciales violadores de mujeres en los baños, o que van a agredir a las mujeres. Algo que no solo está basado en especulaciones (mal) intencionadas. Como ha dicho la primera mujer trans catedrática de derecho, Marina Saenz:
«Es un despropósito que un montón de gente se esté centrando en atacar a las mujeres trans, en perseguirlas por redes pensando que eso es el movimiento feminista y que eso es activismo. Es extraño que estén centradas en atacar al 1% de la población mientras, que yo sepa, la sociedad patriarcal está ahí enfrente.»
Por otro lado, es inadmisible que la supuesta «defensa de las mujeres» se base en la exclusión y la opresión de otro colectivo oprimido, como las personas trans. Si no hay pueblo que pueda ser libre mientras oprima a otro pueblo (recordemos aquello que dijo en su momento Marx), tampoco las mujeres podrán ser libres si su movimiento se basa en la exclusión de las mujeres trans, si no se toman como propias las reivindicaciones de un colectivo que tiene que enfrentar todo tipo de dificultades adicionales en su vida diaria o laboral, con mayores dificultades para conseguir un trabajo o una vivienda, por ejemplo. Sin tomar en cuenta, nada menos, que en muchos países del mundo se puede ir a la cárcel o morir por ser trans.
¿Pero qué tipo de mujeres defiende el ’feminismo’ del PSOE?
El PSOE avanza con esta ofensiva contra las mujeres trans y la diversidad sexual y lo hace, supuestamente, en defensa de las mujeres. Pero ¿a qué mujeres defiende el PSOE?
El hecho es que el discurso tránsfobo del PSOE encierra más cuestiones que la indiscutible defensa de los derechos de las personas trans. Trata de evitar con su determinismo el debate profundo acerca de dónde viene la opresión y por ende, cómo y quiénes peleamos contra ella.
Desde que el PSOE llegó al gobierno ha potenciado un discurso, escenificaciones simbólicas y gestos hacia el movimiento de mujeres y no por casualidad. Desde hace varios años vemos cómo dentro del movimiento feminista existen diferentes tendencias y corrientes políticas. Por un lado, sectores que avanzaron en una dinámica con críticas más profundas hacia el sistema de opresión y explotación. Por otro lado, aquellas corrientes del feminismo radical que tendieron hacia posiciones separatistas, y también quienes se posicionan desde un feminismo socialdemócrata moderado, que se toca con el feminismo liberal de los «techos de cristal» y con los discursos de las empresarias como Ana Botín.
Ante este escenario, el PSOE asume estas posiciones transfóbicas, pero no para dar una respuesta profunda a las reivindicaciones de la mayoría de las mujeres trabajadoras, inmigrantes o pobres, sino para intentar ilusionar a un sector del feminsimo abolicionista y transfóbico.
El feminismo del PSOE siempre ha sido un feminismo social-liberal, meritocrático, alejado la mayoría de las mujeres, aquellas trabajadoras, precarias, pensionistas que hoy están cargando sobre sus espaldas las consecuencias de la pandemia y la crisis social.
La foto que nos mostró tanto el primer gobierno del PSOE como la constitución del gobierno de coalición mostraban una claro ejemplo de lo que Nancy Fraser definió en su momento como un “neoliberalismo progresista”. Un mix de valores afines a la “diversidad, el multiculturalismo y los derechos de las mujeres” junto a políticas neoliberales que beneficiaron al capital financiero y las multinacionales globalizadas en el que tienen cabida desde Nadia Calviño a les nueves socies de Unidas Podemos. Es lo que hemos visto en la gestión de esta crisis, políticas poco o nada favorable a la mayoría de las mujeres.
En el próximo periodo, en el que se asentarán cada vez más las bases para posibles escenarios de cierta respuesta social ante la crisis, se abre la posibilidad de que el movimiento de mujeres pueda volver a jugar un papel importante. Pensando en este escenario, atacar a una parte importante del movimiento de mujeres no puede tener otra intención más que debilitarlo: divide y reinarás.
Pero, ¿por qué la conquista de derechos para un colectivo oprimido podría ser una «amenaza» para otros sectores oprimidos? Por el contrario, la lucha común contra todas las opresiones es lo único que nos puede dar la fuerza para enfrentar este sistema capitalista y sus opresiones de género, sexualidad, el racismo o la explotación de clase.
Este fin de semana hemos visto en las calles de Nueva York a manifestantes del movimiento Black Lives Matter en una enorme marcha con la consigna «Trans Black Lives Matter» [las vidas negras y trans también importan], mostrando la confluencia entre estos colectivos oprimidos. Ese es el camino.
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— Left Voice (@left_voice) June 14, 2020