Fuente (editada): Contrainformacion.es | Juan Carlos Senent | enero 23, 2020
Estados Unidos es el paradigma de la “libertad”. Allí puedes optar por educar a tu descendencia en casa, y algunas familias así lo hacen, porque no quieren que sus hijes aprendan la evolución del ser humano o que la tierra no es plana. ¡Qué maravilla! ¿Tienen les progenitores el derecho a enseñar mentiras sobre el mundo en el que viven a su prole? Sí, lo tienen. Ustedes le pueden contar a su descendencia lo que les dé la gana, incluso mentiras sobre el mundo en el que viven. Pero la educación no está para eso. No, no lo está. La educación está para dar conocimientos técnicos (matemáticas, lenguas, música, historia, geografía, química, física, plástica…), pero también para “crear ciudadanía”. ¿Les suena esto raro? Pues crear ciudadanía es educar a les niñas, niñes y niños para que aprendan los Derechos Humanos, el respeto, la no discriminación, la dignidad de los seres humanos, la Constitución Española, valores democráticos, igualdad, los derechos fundamentales, los derechos de la infancia, conocimientos éticos, en diversidad sexual y de género, en educación sexual.
Pero no, resulta que se quejan de que a su prole les van a adoctrinar. Que una cosa a la que llaman “ideología de género” se les va a meter en la cabeza. Resulta que el “totalitarismo de izquierda”, quiere hacer que sus hijes piensen como al Gobierno de izquierdas (comunista, según algunas personas iluminadas) le da la gana. Están, obviamente, en una equivocación, porque esto no va de ideologías, ni de izquierda o derecha, de ningún tipo de totalitarismo, al revés, pues solo con la educación se puede evitar que de las futuras generaciones sigan saliendo personas totalitarias. Esto va de valores. En enseñar a las personas a respetar a las demás, independientemente de su identidad y orientación sexual, expresión de género, religión, ideología, lengua, etnia, género, lugar de origen. Esto no es una ideología, esto son derechos humanos, base de todo sistema de derechos y libertades democráticas. Como leía hace poco en un tuit de Jota, etcétera: “por supuesto que vamos a enseñar a tu descendencia a ser demócrata, respetuosa, disciplinada, empática, integradora, feminista, LGTB friendly y antirracista sin tu permiso. Hasta ahí podíamos llegar”.
Y no, no van a enseñar a tus hijes a usar un consolador. Ni se van a dar clases de masturbación grupal. Ni van a estar en la obligación de tocar cuerpos desnudos de personas adultas desconocidas. Ni pretendemos que tu prole se penetre entre elles cuando tú estás en el grupo de matrimonios del Opus o en una reunión de Hazte Oir, como pretende hacernos creer un eurodiputado. Que la educación en valores ciudadanos no va de eso. Dijo hace unos años el filósofo Fernando Savater que “uno de los más importantes objetivos de la educación es que la infancia conozca las alternativas que existen a los prejuicios de sus progenitores. Sobre todo en el campo de los valores cívicos: educamos para vivir en sociedad, no solo en familia”. De eso se trata, de educar para vivir en sociedad. ¿Qué ustedes quieren enseñar a su descendencia la castidad? Muy bien, enséñenles su concepción de la sexualidad. Pero también hay que educarle en qué son las Infecciones de Transmisión Sexual y el VIH, cómo se contraen y cómo se evitan. Porque el sexo es parte de la convivencia en sociedad, con otras personas. Ni usted, ni el profesorado, ni yo, van a saber cómo es la vida sexual de su hije (quien, por mucho que le diga usted, adre, madre o padre, va hacer lo que le venga en gana). Y yo que he sido alumno, ¿sabe con qué edad me enteré de cómo se contraía una sífilis? Con 29 años.
No soy padre, lo reconozco. Un señor muy maleducado me lo preguntaba hace poco, debatiendo sobre el veto parental. Pero soy tío. Tengo más de media docena de sobrines. Y quiero que aprendan a respetar a las personas LGTBI, por la parte que me toca. Ya estamos, con el lobby LGTBI. A ver si van a ser ustedes el lobby. Nosotros no somos un grupo de presión, somos personas que conviven con ustedes y con su prole. Somos le pediatra que atiende a su hija, la política que oye en la televisión, el panadero que le vende el pan, le profesore, el pastor de la iglesia protestante. Su descendencia va a convivir con personas LGTBI visibles. Van a convivir con personas homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersex, asexuales y de género no binario. Y no, eso no es una ideología, es solo una realidad social, aunque se quieran tapar los oídos y los ojos ante ella. Yo no soy profesor, los contenidos de esos talleres o charlas no me corresponde a mí establecerlos. Es más, considero que tendría que haber una asignatura de valores cívicos y democráticos, obligatoria. Sí, una Educación para la Ciudadanía, que explicase todos estos contenidos, y si no, talleres y charlas como ahora, no me corresponde a mí decidir la manera en que se desarrollen estos contenidos, pero sí sé que estoy muy de acuerdo a que estos contenidos formen parte de la educación que reciben les peques y no tan peques en la Educación Obligatoria. Porque sé, por ejemplo, que una charla sobre respeto LGTBI, sobre no discriminación o sobre acoso escolar, puede salvar vidas. Y sé que un taller sobre educación sexual, puede evitar problemas y confusiones.
Señores, en España la educación tiene muchos problemas. Ocúpense en solucionarlos y no en institucionalizar el veto parental. ¿Podrían ponerse a debatir sobre la idoneidad o no de la devolución de la competencia de Educación al Estado, no por centralismo, sino por asegurar la igualdad de oportunidades? No, su descendencia no necesita autorización expresa para recibir contenido educacional. Estamento político: sus hijes necesitan un pacto de Estado para tener una Ley de Educación que dure más de dos legislaturas, ¿entienden? Póngase de acuerdo, de una vez. De acuerdo, también, con el profesorado, las familias y el alumnado. Es necesaria una educación laica. Señores, en España, un país democrático que respeta y defiende la igualdad entre géneros, hay colegios mantenidos con dinero público en los que el alumnado está segregado en dos géneros. No, señores, sus prole no necesita censura. Necesitan que en el colegio concertado al que acuden, no se les enseñe contenido contrario a los derechos humanos, base del sistema democrático. Hoy, el centro del debate en materia de educación debería de ser otro, deberían ustedes de estar poniendo encima de la mesa sus propuestas y, como digo, poniéndose de acuerdo. Dejen de pelear sobre si la educación que reciba su descendencia puede o no ser la que a ustedes les dé la gana, porque el interés general de la infancia está por encima de los deseos de sus progenitores. El derecho es de sus hijes, a recibir educación. El derecho a que ustedes, familias del lobby integrista, eduquen a su prole en LGTBIfobia, machismo, racismo, en el Negacionismo climático o en el Tierraplanismo, siento decírselo, no existe. Y se lo digo, aun con el riesgo de que, de nuevo, por estar en contra del veto parental, me vayan a mandar “a tomar por culo”.