Respetar el pronombre elle o cualquier otro con el que una persona se identifique es reconocer la diversidad y todas las posibilidades del ser, existir y sentir.
Fuente (editada): MALVESTIDA | hola.amigue | AGO 25, 2021
Quienes usamos el pronombre «elle», en lugar del ya clásico y conocido binomio él-ella, nos enfrentamos a burlas e insultos cada vez más constantes.
Hay quienes consideran que nuestra identidad es una «moda» o una «etapa» ante el desconocimiento de que hay otras posibilidades de nombrarnos de formas distintas y que nos hacen sentir más cómodes, identificades y reconocides.
«No soy tu compañera, soy tu compañere!»
Un ejemplo claro ocurrió el 24 de agosto en una clase vía Zoom del Tec de Monterrey, la cual fue grabada parcialmente y después compartida en redes sociales como una clara muestra de violencia digital.
En el extracto de 15 segundos, podemos ver a una persona reclamando a otra por la forma en la que se expresó de elle, «no soy tu compañera, soy tu compañere».
Las respuestas que acompañaron el video fueron diversas: por una parte, diversas comunidades de personas LGBTIQA+ mostraron su apoyo hacia elle (cuyo nombre no mencionaremos para no vulnerar su privacidad).
También surgió la propuesta de Pride CCM, grupo estudiantil del Tec, de utilizar los hashtags #TodesSomosCompañere y #YoSoyTambiénCompañere, para que el discurso de redes se enfocara en mensajes positivos.
Sin embargo, una abrumadora cantidad de comentarios se tornaron hacia el desprecio y la intolerancia: «nos quieren imponer su lenguaje», «si se ve como mujer, así le voy a nombrar» y «esto es un drama innecesario».
Acompañados de una campaña de bullying digital.
Esto evidenció que la conversación sobre personas no binarias y nuevos pronombres está dominada por una visión conservadora y cisnormada.
El pronombre elle: el lenguaje inclusivo como forma de repensar el mundo
Pensar que las formas en la que nos hemos nombrado y cómo nos expresamos al mundo debe ser la misma, basadas en estereotipos de género y en el binarismo hombre-mujer, no hace más que encerrarnos en cajitas y no permitir que nuestras vidas sean plenas y seguras.
Quienes no nos acoplamos a este modelo que parte de que todes somos personas cis y heterosexuales, vivimos a diario en contextos y entornos que pueden ser violentos y peligrosos.
Nos vemos obligades a fingir nuestra personalidad y gustos, a dejar de expresarnos o modificar conductas para no destacar y, por ende, evitar ser agredides.
«Las personas no binarias no estamos pidiendo permiso para existir»
Hay que dejar algo claro: las personas no binarias no estamos pidiendo permiso para existir o identificarnos como lo hacemos.
No necesitamos el permiso de las personas cis, sean docentes, compañeres de escuela o trabajo, o trolls de internet enfocades en atacar nuestras identidades por el mero hecho de existir.
Pero sí demandamos respeto, el respeto a quienes somos, a nuestros nombres, a nuestras presentaciones y expresiones.
Existimos y siempre lo hemos hecho. Independientemente cómo nos hayan nombrado, patologizado o discriminado las mismas personas que hoy nos violentan.
Y no, discutir el uso de elle no es un privilegio para nosotres.
Esas ideas normalizan la violencia contra nosotres y no dan cuenta de las complejas violencias que vivimos día a día, y que comienzan desde el momento en el que se niega nuestra existencia en diversos espacios y entornos públicos: falta de acceso a la justicia, a servicios de salud públicos, a vivienda segura y digna, a empleo y educación de calidad.
Elle no es una palabra nada más, es prueba de que las personas no binarias existimos y tenemos derechos que deben ser garantizados.
Aunque no todas las personas no binarias usamos el pronombre «elle», lo ocurrido deja claro que somos una de las poblaciones más afectadas por esta intolerancia a usar nuevos pronombres y formas de denominarnos que no son mujer, hombre, ella o él, por salirnos de esas opciones dicotómicas que nada nos ofrecen.
El silencio no es opción
Queremos aprovechar este momento de enojo y tristeza para declarar que nosotres no nos vamos a ningún lado, que la incomodidad no será suficiente para callarnos a todes o por la cual cambiaremos quienes somos.
Llamamos a todas las disidencias de sexo y género, a las personas no binarias, a las personas trans, a las diversas y múltiples comunidades LGBTIQA+ a generar más espacios y acciones, más iniciativas y encuentros donde podamos construir juntes, a acuerparnos y apoyarnos, a abrazar nuestro dolor, pero también a encender nuestra rabia y movilizarnos.
Quemar entre todes el cistema claramente nos beneficiará a todas las personas que no encajamos del todo (o nada) en lo establecido, pero a la larga es una liberación colectiva.
Cuestionar cómo nos han dicho que tenemos que actuar y vestir, de cómo debemos vivir y con quiénes nos podemos relacionar, a dejar de juzgarnos por parámetros que alguien más inventó para hacernos a un lado, para convertirnos en lo «diferente» y «extraño».
Te invitamos a romper el binario junto con nosotres.