Fuente (editada): POUSTA | Diosceline Camacaro | 14 de julio de 2020
En cuanto nacemos necesitan asignarnos un sexo a partir de la apariencia externa de nuestros genitales para, de inmediato, ser clasificables en un sistema social conservador donde cada quien debe estar de manera exclusiva en una sola categoría de dos, ya que el certificado de nacimiento debe describir tu cuerpo como femenino o masculino. En algunos países, si no encajas en una de estas categorías podrían visibilizar -ojalá- la opción “sexo indefinido” o “intersex”, pero este es un tema a desarrollarse en otro artículo.
De esta manera, se podría decir que la imposición del binarismo lleva a los seres humanos a cumplir roles de género, que establecen qué es propio de una mujer y de un hombre, legitimando la creación de estereotipos que se traducen en prejuicios, limitaciones y vulneraciones de derechos.
Para bien del mundo hay una generación que reivindica su derecho de no encajar en el binarismo de género y, mucho menos, en permanecer en silencio y a la sombra cisheteronormativa. Para conocer y visibilizar este tema, 6 personas no binarias en Chile cuentan sobre sus vidas: Kris Códova, Shane Cienfuegos, Michel Riquelme, David Montoya, Noah Blanco y Kamon Kamon Kamon.
Kris Códova, biólogue, educadore y activista trans no binarie
Kris, además, coordina la unidad OTEDUCA de la Asociación OTD Chile, investiga y capacita sobre historia LGTBIQA+ y ha organizado dos capítulos de la Escuela de Voluntaries y Activistas (EVA).
«Ser una persona no binaria para mí es poder tener la libertad de ser tú misme sin restricciones o estereotipos de género; es ser algo distinto a lo que culturalmente consideramos hombre o mujer. Aunque suena paradójico, para mí es como una etiqueta de la no etiqueta, un término que uso políticamente para visibilizar una realidad, más que algo que use para construir mi realidad.
La verdad es que la etiqueta persona no binaria la conocí años después de la experiencia vivencial de sentir lo que esta etiqueta describe.
Mi proceso partió con una larga exploración sexual y de género que realicé para intentar definirme, por allá por los años 2010-2012, la cual no rindió muchos frutos. Quería definirme para poder plantarme frente a mi familia y decirles con claridad qué era lo que me pasaba, pero la definición nunca llegaba. Finalmente, trabajando en el extranjero, llegué a la conclusión que no tenía por qué rendirle explicaciones a nadie, lo que me llevó a sentir que yo era yo y ya, y que lo importante era sólo ser.
Con el paso de los años y el contacto con activistas en Chile conocí el término género fluido, que se enmarca dentro de lo «no binario». Esto creó más sentido en un mundo que, pese a mi afán por no explicar mi sentir, me lo requería constantemente. En cierto modo, ha sido una especie de salvavidas sin el cual quizás habría sucumbido a seguir el camino «tradicional» de una trans femenina.
Si sientes que algo no calza, y las únicas opciones que conoces son hombre trans y mujer trans, entonces no es raro que posteriormente a una transición, al encontrarse con el término no binario, la persona pase a identificarse así. Pero ahora existe más visibilidad e información, por lo que la alternativa de lo no binario puede estar desde el principio para una persona en búsqueda de su identidad.
¿Es necesario que transicione entonces? Si pensamos que la transición es un proceso de adecuación de tu expresión de género (y/o también tu cuerpo) a tu identidad sexual, entonces podríamos decir que cada persona no binaria que hace esta adecuación estaría transicionando de alguna forma.
Pero es bien complejo en verdad, porque justamente lo no binario habla también de romper estereotipos, y quizás para una persona no sea necesario adecuar su expresión – más allá del uso del lenguaje hacia sí misma – a esta identidad no binaria, y que baste con sentirla y enunciarla. Esto puede llevar a la duda: ‘entonces, si no hay tránsito, ¿esta persona no es trans?’ Lo no binario nos desafía a muchas preguntas interesantes.
Las personas no binarias somos tan presas del sistema binario de género como el resto de la sociedad; nos criamos y vivimos bajo el alero de esta cisheteronorma, estereotipos y binarismos, y, por ende, somos igual de susceptibles a caer en su juego. El lenguaje es en especial un elemento súper difícil con el cual lidiar en nuestras culturas hispanohablantes. Este y otros elementos te van constantemente intentando empujar a encasillarte como hombre, mujer, femenino, masculino, activo, pasivo, etc. Yo, al principio, viviendo en un país angloparlante tenía una expresión mucho más andrógina, pero al volver a Chile sentí la presión por tener que elegir entre lo masculino y lo femenino, y pese a que conservo algunos elementos de androginia, terminé decantándome por lo femenino por diversos motivos.
Creo que ciertamente hay mayor visibilidad de las personas no binarias, no sólo dentro de los espacios activistas si no fuera de estos también. Me impresiona, por ejemplo, que hoy en día la necesidad de hablar sobre lo no binario venga algunas veces desde fuera del activismo trans; es decir, son los colegios u otras instituciones los que ponen sobre la mesa el tema y la inquietud de hablar sobre no binarismo y el lenguaje inclusivo. Desde OTD Chile recuerdo que se ha estado hablando de esto desde el 2015. Todo esto ha sido gracias a un proceso largo pero intenso de visibilización, en donde han surgido organizaciones de activismo no binarie exclusivo como Neutres, que han expuesto esta realidad de forma más patente.
No ando muy pendiente de la identidad sexual de las personas a la hora de pensar en mis referentes, pero me vienen a la cabeza algunos personajes de animación o personajes de fantasía que, pese a no ser no binaries, me fascinan por distintos motivos: Stevonnie y otras fusiones de gemas en la serie «Steven Universe», por definirse como «una experiencia», más que con marcadores de género o identidades, y los doppelgangers o cambiaformas de los juegos de rol o de series como «She-Ra» (la nueva) y su personaje «Double Trouble», por su fluidez de género, su habilidad para performar lo que sea y, en el caso de este últime, su personalidad deliciosa y atractiva.
Creo que la necesidad de que la documentación diga femenino o masculino tiene sus utilidades a la hora de hacer estudios poblacionales, pero (desde mi ignorancia) creo que la Sociología y la Economía bien podrían prescindir del hecho de que el documento lo muestre para poder extraer información de un segmento particular de la población, y que si lo conservamos es más bien por convención, comodidad e inercia.
Personalmente, para mí, encuentro un cacho tener que hacer esa identificación legal, porque la verdad ninguna de las posibilidades me acomoda 100%. Por eso es que no he cambiado de carnet y no sé si lo haré en el futuro; en término de sentir, sería lo mismo para mí: una descripción incompleta.
La verdad es que para mí no es tan importante el género en el que me traten, pero sí entiendo la importancia que tiene para nuestro movimiento, las diversidades/disidencias y los feminismos aliados, ya que pone en cuestión no sólo la binariedad de nuestro lenguaje, sino también la no-neutralidad de éste, como por ejemplo en los plurales. Para explicarles esta importancia les hablaría sobre cómo el lenguaje construye la realidad, de la historia de este lenguaje y de cómo el lenguaje tampoco es algo rígido sino que va mutando a partir de su uso. No creo, sin embargo, en la imposición del uso lingüístico o de las nuevas formas. Quizás incluso haya alguna alternativa mejor a la “e” más adelante. Lo que sí creo es que, si éste cambia hoy o a futuro, ha de ser porque la cultura ha cambiado. ¡Y esa es nuestra tarea y de todes!»
Shane Cienfuegos, activista trans/travesti no binarie
Trabajadore social egresade de la Universidad Andrés Bello (UNAB), se desempeña como investigadore del Área de Género y Subjetividades Trans, en el Centro de Estudios de la Realidad Social (CERES), además de miembre del colectivo performativo Cultura Errática.
Shane también es voluntarie en la Unidad de Apoyo Social de la Asociación OTD Chile, organización que trabaja por los derechos de las personas trans y no binaries.
«El término no binarie hace referencia a las personas cuyas identidades sexuales no corresponden a los arquetipos de los géneros predominantes en una determinada cultura, reconfigurando los parámetros del sistema sexo género y los tránsitos de extremo a extremo que esto conlleva, dando consigo la apertura de nuevas configuraciones de tránsito escapando del binomio sexual: hombre y mujer.
También podríamos entender el concepto o movimiento como una postura política para la abolición del género o en contra de las estructuras cisheteronormativas del capitalismo imperante.
Cuando era muy pequeñe me insultaban bajo las categorías travesti o maricón. Fue entre los años 2004-2015 que comencé a ver que las categorías iban cambiando, de lo travesti a lo transexual, de lo transexual a lo transgénero, y ahora, por último, trans y también no binarie.
Fue un proceso de higienización bastante fuerte y que, al menos para mí, era un tema muy confuso entre los 4 a 17 años. Cuando tenía 13 años me enunciaba travesti, no como postura política sino por los insultos de les progenitores de mis compañeres. Fue entonces cuando me di cuenta de que no era hombre, porque no tenía las oportunidades sociales que tiene un hombre, y también entendí que no era mujer, puesto que no me sentía de esa forma. Consideraba que la mujer sufría una violencia distinta a la mía. Entonces en esos años me sentía como una especie de híbrido que deambulaba por las comunas de la Pintana, El bosque y San Bernardo: comunas precarizadas y olvidadas por el Estado.
Desde mi perspectiva, considero que todas las personas transitamos a lo largo de nuestras vidas, no sé si de sexo o de género, pero sí de perspectivas de vida, cosmovisiones, sentires y afectos. Esto nos hacen mutar constantemente y, en lo personal, creo que es un proceso que todas las personas vivimos, llámense hombre, mujer o no binarie.
En comparación a hace 3 años, hoy las personas no binarias somos mucho más visibles. Incluso cuando comenzamos a difundir este movimiento en el año 2012, no éramos más de 3 a 4 personas, todas de diferentes países. Nos comunicábamos por chat, mediante Yahoo!, MySpace… En ese entonces girábamos en torno a los problemas de lo Gender Queer, éramos muy jóvenes todes, éramos cuerpas de México, España, Chile y Argentina.
Ahora en Chile, se habla de lo no binario, se discute sobre lo no binario, incluso conmemoramos el 14 de julio como Día internacional de la Visibilidad desde lo no binario, fecha que se celebra desde el 2014 en Argentina.
Existen diferentes grupas que abogan por las infancias no binarias, como en el caso de Fundación Selenna, también colectivas de regiones como Colectiva Transforma/concepción, que están apoyando a personas no binarias para acceder de forma más igualitaria a la salud en el sistema pública. En Santiago, por su parte, está Pies disidentes, que trabajan a nivel territorial; OTD Chile, que abogan por la creación de políticas públicas que resguarden los derechos de las personas trans y de género no conforme, y también Neutres Chile, agrupación de personas no binarias cuyo objetivo principal es visibilizar la causa no binaria. De esta última fui presidente y fundadore.
Ser trans, travesti y no binarie, te pone en primera línea siempre, siempre estás en riesgo. En mi caso me han intentado asesinar en varias ocasiones. Creo que las partes más crudas fueron dos. La primera fue cuando aparecí en el primer reportaje que se le realizó a una persona no binaria en Chile, «Reportajes 24: Género neutro, ni hombre ni mujer», en el año 2017; año muy difícil porque fui víctima de agresiones físicas en la calle. Tres intentos de homicidio por grupos fundamentalistas, algunos evangélicos, incluso en una ocasión me intentaron tirar a las líneas del metro Los Héroes, además de las múltiples amenazas a mí y mi familia por las redes sociales.
La segunda fue en el estallido social por ser activista no binarie feminista, donde fui abordade por militares quienes me agredieron dejándome con cortes en la cabeza y múltiples lesiones en mi cuerpa por estar defendiendo nuestros Derechos Humanos. Otros ataques menos graves son los que se materializan por las redes sociales por parte de personas conservadoras, y por parte de aliades que cuestionan la postura no binaria. Es bastante complejo, puesto que desde mi perspectiva deberíamos criticar las acciones más que el pronombre. Tú puedes ser hombre, mujer, no binarie o disidente, feminista, y seguir teniendo conductas opresivas. Aquí el tema no es decir, es hacer.
Cuando me toca exponer en juntas de vecines y charlas escolares, lo hago desde una pedagogía popular, de atrás hacia adelante, mediante procesos de reflexión que las mismas personas deben generar y construir. Es un proceso bastante hermoso educar en Derechos Humanos, porque te das cuenta de la necesidad de pasarle el micrófono a los diferentes movimientos de pobladores. Me acuerdo siempre del Vaso de la Villa las Margaritas, de San Bernardo, lugar donde habito como cuerpa travesti y en donde me ha tocado defender desde la visibilidad a mis otras compañeras.
Siempre les digo a mis vecines, «soy tan persona como tú; las travestis y no binaries también tenemos derecho a hacer la fila para comprar pan».
Michel Riquelme, activista transfeminista no binarie
Actualmente trabaja como coordinadore ejecutive en la Asociación OTD Chile, una de las organizaciones que impulsaron la Ley de identidad de género en Chile.
Michel inició su activismo en grupos feministas y de disidencia sexual en el año 2003, cuando llega al TEL (Trabajo y Estudios Lésbicos), uno de los primeros grupos abiertos de lesbianas en Santiago de Chile. En 2004 ingresa a estudiar Medicina en la Universidad de Valparaíso y, en 2005, comienza a transitar hacia una identidad masculina, pasando a ser Michel.
No concluye sus estudios y se dedica participar en movimientos de hombres trans y de disidencia sexual. Crea saludtrans.cl, primer sitio informativo sobre temas de salud trans en el país, así como también coordina el proyecto Trans Tócate, primer podcast realizado por jóvenes trans para visibilizar su existencia. Mientras, en 2009, publica su poemario Síntomas, donde describe su experiencia de transitar de sexo.
«Veo la no binariedad como una identidad sexual más. Así como existe ser hombre o ser mujer, también existen otras identidades sexuales que podrían definirse como identidades no binarias, que a su vez también tienen subdivisiones y variados nombres dependiendo del lugar y la época.
Comencé a identificarme como no binarie en el año 2010, cuando tenía 25 años. Antes me identificaba como un hombre trans, pero esa identidad no me era 100% satisfactoria. En el año en que yo inicié mi primer tránsito, 2005, no se hablaba de identidades no binarias aún. Si transitabas sólo podías ser hombre trans o mujer trans, no había otras posibilidades. Incluso a las travestis no se las reconocía fuera del binario de género, simplemente se las trataba como hombres cis homosexuales disfrazados de mujer.
El binarismo ha hecho mucho mal y es un impedimento para avanzar en el bienestar y la inclusión de las personas trans. El binarismo hace pensar que ser trans es operarte, hormonarte y cambiarte el sexo legal, pero eso no ser trans. Las personas cis también se operan y hormonan, y eso no les cambia la identidad sexual. El problema es que la historia de lo trans ha sido contada desde las autoridades médico-psiquiatras con un fuerte componente de binarismo.
Hasta el día de hoy nos siguen viendo y narrando como hombres o mujeres con problemas psiquiátricos que nos hacen creer que somos otra cosa. Por eso conceptos como «disforia de género» siguen tan presentes, y hasta son asumidos por la misma gente trans que se los cree y los replica. Esa es la historia que hay que recuperar y empezar a enunciarse en voz propia, no a través de paradigmas creados por personas cis blancas heterosexuales que siempre nos describirán como lo anormal y deficiente, simplemente por no ser iguales a ellas.
Mis referentes no binaries son las personas de otras culturas que vivieron o viven experiencias que, desde mi cultura, entiendo como no binarias, como podrían ser las Hijras, Muxes, Two Spirits, entre muchas otras. Siempre he querido saber qué tan cierto es que hubo una identidad no binaria en el pueblo Mapuche antes de la colonización española, por ejemplo. Creo que esas otras formas de asumir el sexo en otras culturas tienen demasiadas cosas nuevas para mí que me gustaría mucho conocer.
De la Ley de identidad de género (21.120) de Chile, las personas trans no binarias fuimos excluidas a última hora».
David Montoya, comunicadore audiovisual, publicista, maquilladore profesional y drag
Además de une conocide youtuber e instagramer que emplea sus redes sociales (RRSS) para publicar tutoriales de maquillaje, también habla sobre la importancia de quererse y aborda temas sobre la comunidad LGBTIQA+. David considera que ser una persona no binaria es vivir la vida sin complicarse por la presión social que le impone qué debe hacer una mujer y un hombre.
«No recuerdo a qué edad, pero me puse a investigar sobre ser no binarie y conocí referentes que hablaban sobre el tema y me entendí a mí misme y mi forma de ser con el entorno. Entonces, dejé de juzgarme, de reprimirme porque pensaba que era malo demostrar feminidad siendo «hombre». Pero, ¿qué es ser «hombre»? ¿Realmente hablar más grave, no llorar y tener una actitud más dura (miles de etcéteras) me hará «hombre»?, ¿quiero ser «hombre»?, ¿necesitamos todos ser «hombres»?
Afortunadamente mi mundo hoy se ha convertido en un lugar seguro. Estoy rodeade de gente que me ama y me acepta, trabajo con gente que confía y me admira por quien soy, y mis amigues que siempre están para protegerme. Y allí está la cuestión, me gustaría vivir en un mundo donde no tuvieran «que protegerme». Sería hermose poder caminar tranquile en la calle sin que la gente me mire extraño cuando ando maquillade, en tacones o inclusive con ropa «no tan normal».
Cuando iba a la academia o a la universidad con mis uñas acrílicas largas, me gustaba apoyarlas en los pasamanos para que se vieran de todos lados, y todo el mundo me miraba con asco. Nadie nunca dijo nada, menos mal, punto a favor del mundo que espero esté cambiando. Puede que me exponga a que me pase algo a veces, pero ¿por qué me debería pasar algo?
Últimamente en RRSS he visto que se habla mucho de ser no binarie, no sé si será porque sigo a la gente correcta solamente o si se está hablando más del tema, por lo menos en TV y emisoras de radio no he visto ni escuchado mucho».
Noah Blanco, músique, compositore y activista trans no binarie
Vocalista y compositore de Dinosauria, banda de sinthpop. El 16 de diciembre de 2019 fue una de las primeras personas en Chile en solicitar la hora para la audiencia de cambio de nombre y sexo en el Registro Civil, de acuerdo a la Ley de identidad de género. Fue además protagonista de una noticia viral, ya que ese mismo día, en señal de protesta, tapó uno de sus ojos frente al ministro Hernán Larraín.
«Ser no binarie para mí significa, en palabras simples, no identificarse como hombre o como mujer únicamente, significa una construcción propia de una identidad que no se acoge al binario de género y a las imposiciones sociales binarias que hoy existen.
Nunca me sentí identificade con mi sexo asignado al nacer, mas no tenía consciencia de que podía tener otro, pensé que tenía que adecuar el mío para sentirme un poco mejor. Entonces adopté una estética más andrógina. El matiz masculino que sentía que me faltaba se fue calmando con el remplazo hormonal de testosterona.
Al final no hay una forma de ser no binarie, esto no es negro ni blanco, es una mezcla de infinitas formas.
Las personas trans y no binarias necesitan, entre tantas cosas, salud gratuita y de calidad de parte de les perpetuadores de este sistema de Estado. Este sistema social no sirve, deja fuera, al margen y segregadas, a las personas no binarias sin posibilidad de identificarse legalmente, lo que dificulta todo trámite legal. Sobre todo para conseguir trabajo, y que en nuestro carnet exista la posibilidad de que aparezca y se reconozca la identidad no binarie.
Le doy las gracias a la comunidad que ha sido valiente, a las organizaciones sociales como OTD Chile y otras que han luchado por obtener resultados reales y legales que se encaminan a que el Estado reconozca a todas las personas.
En redes sociales siempre me envían mensajes de transodio de cuentas anónimas. A veces pienso que me tienen de diana (jajaja). Quizás es por el nivel de exposición que tengo por mi trabajo como músique en la escena chilena y como activista trans no binarie. Es algo de lo que me hago cargo. Asisto a terapia psicológica y, la verdad, me siento muy tranquile entendiendo que esas personas solo tienen mucho miedo. El problema es que ese miedo les hace peligrosas, y es algo que se potencia con este sistema que avala la violencia y que no nos protege. Antes he sido violentade físicamente, hace un par de años y un poco antes por «lesbiana camiona», ahora, hace poco, en el supermercado un tipo pasó por mi lado y me susurró «maricón», bueno allí une se da cuenta de lo absurdo de un sistema genitalista.
Creo que el lenguaje no lo hace nadie más que el ser humano. Entender la existencia de personas que no son hombres ni mujeres, aceptar que existen, es el primer paso para comprender que tenemos que intervenir nuestra lengua e incluir pronombres neutros.
Eso parte por la educación de la gente, el entendimiento y el respeto. Necesitamos educación inclusiva y no binaria en las escuelas para que esto empiece a ser real. Para que el estado de Chile inicie este cambio me parece lógico que parta de reconocernos en nuestras identificaciones legales. Por ahora me parece que lo único que podemos hacer es seguir educando de manera autogestionada a nuestras familias, y ellas a quienes estén cerca.
Estamos cansades de pedir que se nos deje de identificar por los genitales con los que hemos nacido. Realmente pienso que ese es el gran problema del mundo, cuando encasillan a las personas por pene o vagina, ya que somos mucho más que eso. Tienen que entender que este asunto está obsoleto, el tiempo nos dará la razón. De todas formas, creo que estos ataques son por miedo, y el miedo hay que enfrentarlo como lo que es, inseguridades propias. La identidad de mis amistades y de la gente no se transa ni está en discusión, y ya.»
Kamon Kamon Kamon, cantante y compositore trans
Proyecto musical de Rayén Díaz, artista, performer, quien además es Dj y profesore de Francés.
«Para mí ser una persona no binaria es desmarcarse de la imposición a identificarse como hombre o mujer y simplemente dedicarse a vivir libremente más allá del binomio establecido.
De alguna manera siempre supe que había algo diferente en mí porque fueron las personas apegadas a la norma quienes se encargaron de hacérmelo notar a través de la violencia física y verbal.
Fue gracias al descubrimiento de otras identidades que incomodan que fui capaz de empoderar mi existencia y descubrirme más conscientemente.
No creo que sea necesario transitar para identificarse como una persona no binaria, hay incluso quienes ni siquiera cambian su nombre social. En mi caso pongo énfasis en mi tránsito ya que fue desde ahí que pude empoderarme.
En Chile aún están muy marcados los estereotipos de lo que debería ser mujer y hombre, tanto en la forma de vestir como en el comportamiento que deberíamos tener según nuestros genitales de nacimiento. A pesar de ello tenemos a las nuevas generaciones cada vez más atrevidas y resueltas con su propia identidad, lo cual me parece que ha sido posible gracias a todo el trabajo previo que han puesto les diferentes activistas de la diversidad sexual y de género, además de la lucha que han dado las identidades más marginadas dentro de ese espectro.
Es indudable que cada vez se habla más de lo no binario, pero aún es un tema que sigue siendo difícil de visibilizar y que pareciera escucharse más dentro de las generaciones más jóvenes.
Considerando que viví mi infancia y adolescencia bajo un sistema totalmente arraigado al binarismo, no podría mencionar ningún referente abiertamente no binario dentro de mis fuentes de inspiración, pero sí me he sorprendido gratamente con algunos fenómenos más actuales donde nos encontramos con más visibilidad no binaria que antes.
Dentro de los dos ejemplos que podría mencionar está la serie animada Steven Universe -aunque no he visto mucho- que siempre está presente durante toda la serie, e incluso su creadora es una persona abiertamente no binaria, y por otro lado una serie brasileña llamada Todxs Nós que narra la historia de une joven que se descubre como no binarie.
Las identidades no binarias han existido bajo diferentes nombres en muchas culturas desde hace años, la colonización occidental se encargó de imponernos dos únicas existencias inamovibles de acuerdo a sus criterios.
Ahora bien, el ideal para mí sería que el género no fuera un factor influyente dentro del marco de lo legal, y supongo que es esto mismo lo que nos ha llevado a muches no binaries a presentarnos con pronombres femeninos y neutros o masculinos y neutros. Sobre esto mismo, finalmente será una demanda social exigir un sexo neutro dentro de los documentos legales, pero es una lucha que tomará años de visibilización.
Usualmente hablo la mayor parte del tiempo empleando un género neutro (o lenguaje inclusivo como le dicen), en ese sentido intento usarlo con mucha soltura y, si es necesario, explico que así puedo integrar no solo a hombres y mujeres sino que a quienes no se sienten identificades como tal, y es ahí donde «todos» se me queda corto y con un dejo de «solo hombres».